Es que así somos, ni repetidos, ni repetidores. Más que una mezcla, somos un molde único, nada perfecto, pero con muchas máculas de grandeza.
Una fusión universal de culturas, idiosincrasias, una expresión matemática integradora de actitudes.
Conocemos la magia de auto-mentirnos, porque lo necesitamos, queremos reconocernos en una altitud de valores que no necesitan presentaciones, nos sabemos grandes, en una pequeñez mortal y efímera.
Sabemos de todo y de nada, pero más de nosotros, porque desde hace décadas, la identidad se gestionó, cuando nos revolcábamos en una fusión nacional, con un machete en la mano, cortando cañas y cabezas, al mismo tiempo que le hacíamos el amor a la vida, a las negras, a las rusas, a las españolas, cubiertos de guarapo, oliendo a humo de leña y de tabaco.
Isleños continentales, bañados por aguas truculentas y sandungueras con un ritmo que heredamos confeccionado en casa, con esa alegría que no es caribeña, ni de excusa, sino cubana.
No hablamos inglés porque no lo necesitamos, hablamos Yoruba, cubano, barrio-medular lenguaje de la guapería intelectual, hablamos el idioma de las emociones, siquiera ese castellano enseñado en las aburridas clases de Lenguas Españolas.
Creemos en Dios, en los Orishas, en un Olofi caribeño, que baila salsa mientras intenta jamarse a esa mulatona suculenta de nuestras fiestas. Somos católicos, Abakuá, Brujeros, Santeros, Palo Mayombe, cristianos, creemos en todo y en nada, en todos y en nadie.
Además de ser caribeños porque vivimos en esta región, somos europeos, norteamericanos, suramericanos, somos Universal, como sentenciara Martí, como dijera Ortiz, como dice Valero el viejo más querido de mi barrio, ¨somos la Pinga misma Raulito, la Pinga misma¨, si eso mismo, la mala palabra, eso lo somos también, porque hablamos malo, dominamos esas expresiones lindas que se dicen en la intimidad sexual y señorial, en la bodega donde se compra el pan malo de cada día, en los juegos de Pelota, en las broncas autóctonas de la barriada, en las borracheras continuas de las celebraciones que nos inventamos para olvidar que somos un pueblo contento.
Nos servimos de la realidad y vivimos en un mundo ilusorio y utópico, esperando tener un carro, un caballo, una bicicleta, una botella de ron, unos chicharrones acompañados de una musiquita rica y un dominó listo pa sonar la mesa, y darle chucho al contrario, y cagarse en la madre del que haga falta pa ponerle un poco de toque melódico a nuestras palabras que ya tienen armonía poética, semántica, gramática, sandunga, tienen de todo.
Somos comunistas, derechistas, republicanos, demócratas, liberales, apolíticos, izquierdistas, fidelistas, anticastristas, guevaristas, martianos, y salseros, de bailes y cocinas, porque la política nos importa como el baile y la jama, mezclando ritmos y sabores, somos de todo cuando deberíamos ser de nada al mismo tiempo que somos de nada cuando por obligación auto proclamada somos de todo.
Navegamos en la contradicción, en la sapiencia, levitamos en la vida ganada con un peso único de mañas e identidades irrepetidas.
¡Qué clase gente somos caballero!
No somos ni blancos, ni negros, ni mulatos, no somos jabaos, solo somos cubanos, orientales o de La Poma.
Trotamos, como potros salvajes siguiendo quimeras que nos hacen llegar lejos, cabeceando, luchando, trapicheando innovando, reciclando, convirtiendo y reconvirtiéndonos.
Azúcar negra, borrachos consagrados, enamorados de la pubertad, enanos constructores, intelectuales de la marginalidad, hijos de putas titulados, científicos culinarios por la necesidad, amantes prematuros y diametralmente opuestos a lo común adquirido, prisioneros del decoro, intransigentes sin maquillar.
¿Qué es ser cubano? En verdad ni yo lo sé. Somos demasiado populares para tener una clasificación menudamente exacta.
Solo sé que deambulamos por la vida siendo más que sexo, salsa, tabaco y ron, como perfectos contenedores de emociones poco reprimidas, porque lloramos cuando tenemos que reír y viceversa, con resueltos remiendos en nuestras almas.
socio apretaste, un retrato hablado de cubanía... y al final ¿qué somos? ¿cómo somos? pues cubanos, qué carajo...
ResponderEliminarGracias Boris..un abrazo.
EliminarLiber: Primo, mis felicitaciones, te quedó bueno. Siento un inmenso placer al tenerlos a ustedes por acá. MMMM buena viene resultando la cosecha jajajajajaja.
ResponderEliminarGracias primo
EliminarRamón Castro: Y El Cojito se cree Vargas Llosa,me da hasta risa.
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