Nos mean y la prensa dice que llueve: rezaba en el cartel.

por Liber Yamil Barrueta Martínez

Nina, la tía de mi esposa, me dijo que le estaba robando demasiado espacio en su muro de Facebook. "Resulta que yo no puedo escribir, ni publicar tantas cosas como Cienfuegos Hoy, y en mi muro más de la mitad de lo que tengo es tuyo", fueron sus palabras. Después agregó que ella trabajaba y que el tiempo no le alcanzaba para eso, lo que al parecer no sabía era que para nosotros, esto que hacemos también constituye un esfuerzo enorme y un trabajo sin salario.

Reconozco que en otros tiempos me hubiese molestado, pero ahora no, ahora he aprendido a negociar. Entonces le dije: "Si tienes algo y quieres que se vea, envíamelo a Cienfuegos Hoy y lo subo" Y fue así como me llegó esta primera foto de Nina y esperamos por otras.

Nos mean y la prensa dice que llueve.

La imagen fue tomada por ella este mismo año, en un viaje que hiciera a la República Dominicana. En una calle, en medio de las campañas electorales de la isla, encontró este escrito y se le ocurrió hacerle una foto.

La imagen tiene un valor universal, y lo que aparece en la misma, se corresponde con la realidad de lo que refleja la prensa en un número considerado de países.

Cuando iniciamos, hace menos de un año el trabajo en Cienfuegos Hoy, lo hicimos pensando precisamente en que nos estaban meando justo en la cabeza y la prensa, en algunos casos decía que llovía, en otros, ni siquiera se tomaba el trabajo de saber que estaba ocurriendo. Conocimiento periodístico, ninguno, pero sí una motivación decidida por decir y expresar lo que pensábamos. La idea siempre fue estar cerca de aquellos que: por razones conocidas por todos, habían dejado de interesarse por esos problemas que a todos nos golpean de una forma u otra. Había que romper los esquemas, había que tirar la bola por el centro, justo por el centro y criticar todo lo que pudiera ser criticado, así como no reflejar sólo problemas y noticias sensacionalistas, sino también, el humor, la cultura, el deporte y todo lo positivo que nos alegra la vida. Y lo más importante, había que propiciar un espacio abierto para el diálogo, sin ofensas ni extremismos.

Por qué muchos, tanto en países de izquierda como de derecha, incluyo a Cuba, por supuesto, no se sienten identificados con la prensa?

Por qué rechazan inmiscuirse en cuestiones que consideran politiquería, cuando son un análisis de la realidad en que viven?

También conversando con Nina y ante una pregunta de mi hija de 9 años, comprendí algo, aún cuando las gotas de lluvia de la prensa salpicaban mi cerebro.

Papá qué es la izquierda y que es la derecha?

Nina se anticipó con la respuesta: La terminología fue tomada de los franceses, antes se sentaban a la derecha en el Parlamento, los que por lo general siempre estaban de acuerdo con el orden establecido y con las decisiones tomadas por el gobierno. Y en el lado izquierdo se sentaban los que siempre protestaban por todo, es decir, aquellos que criticaban el orden establecido, la oposición, también escuchada.

Fue entonces cuando borré esas últimas gotas de orina (y no orine) que habían bloqueado mis pensamientos por tanto tiempo y pensé en voz alta.

Estamos jodidos tan jodidos que por eso preferimos callar y no meternos en nada. La derecha nuestra, durante un largo período de la historia se ha mostrado entreguista, servil a los intereses foráneos y renuente a distribuir las riquezas de nuestros países entre los habitantes que conforman las naciones donde han gobernado y gobiernan. Las izquierdas, para completar nuestro desamparo, cuando se hacen con el poder se vuelven hacía la crítica y reacias a aceptar opiniones contrarias sólo admiten la voluntad de unos pocos, por lo general sus líderes y niegan de su propia razón de ser: la crítica.

Por tanto y resumiendo, no es nada extraño que se haga tan difícil para la prensa valorar desde el punto de vista del pueblo y con objetividad los problemas que ocurren en determinados países. El modo único para evitar que nos meen y que otros digan que está lloviendo, es escribir y plasmar por nuestros propios medios, siempre que sea posible, nuestra visión del asunto, y criticar sin tapujos sin permitir que peros ideológicos o políticos, nos obliguen a mentir sobre ese líquido amarillento que nos salpica el cráneo todos los días y que sabemos: no es agua.

la foto propiedad de Nina Bohigas