COMUNISTAS, PERDEDORES Y... TAMBIÉN MARICONES

                                            para los que me denunciaron y me dejaron sin Facebook por 72 hrs.

POR ROBERTO ARIEL LAMELO PIÑÓN

Al parecer pisar tierra ajena se ha convertido en el salvoconducto al neo-pensamiento; en el irrespeto y en la afiliación incondicional al Partido de los Tapabocas. Allá decían bajito lo que no se podía. Aquí se expresan abiertamente, a gritos, por lo que no quieren que tú digas. Censuras de doble filo, de modo diferentes, pero censuras al fin. Chalequitos reversibles y desde la fuga entonces, austeros y pseudomediocres se expresan como avispas. Atacan, insultan. De nada sirve tener ideas, poder pensar; expresarse,... intentar fomentar lo positivo es delito.

En postura firme y afónicos, desarmados e irreverentes, efusivos y hasta risibles. Reclamando primaveras violentas donde corra la sangre de los suyos. Weylerizándose como Valerianos y Valerianas... poco importas tú - como diría Franco de Vita. No me interesa leerte ni lo que opines, ni como lo digas. No pierdo mi tiempo en eso. Venga, cierro la puerta. No escucho, no quiero. Repito. Mimetizo. Arriba, hálame el hilo... bueno sí claro, primero sube el telón. Sí, vamos, apláudanme ahora. Aunque soy de trapo y madera soy un duro. Yo mismo me asombro. La gente no me reconoce. Que no carajo, lo digo yo... aquí no puede haber medias tintas! O se es, o no se es. Se está o no se está, pero mejor, te lo advierto, sitúate de mi lado. Te conviene.

Característica común que los identifica y une: perder la paciencia, la tabla - dicho a lo cubano. No pueden. No saben. No los enseñaron. ¿Aprendieron? ¿Leyeron? ¿Visitaron? ¿ESCUCHARON?

Arma de lucha: La ofensa, en plural y mayúscula; y mientras más calmado te quedas, mientras tratas de encontrar algún punto de acercamiento, más te ofenden. Mientras tratas de unir, nos separan. Mientras tratas de construir, destruyen. Es lo aprendido. Lo heredado. Lo que nunca nos ha conducido a nada. Arreciar el odio. Vivir del cuento, chupar de la teta radicalista y extremista. Rencarnar en dinosaurios. En lobas y en cocodrilos. En camajanes. En pendejos. Son de los que no van ni los que toman, pero si mandan y prometen. Y no cumplen, pero siguen viviendo.

Y ahora resulta que, para ponerle la tapa al pomo, tenemos un negro comunista, un flaco con verborrea y un cojito maricón - aunque muy bien pudiéramos, como buenos cubanos, permutarnos el adjetivo. Con tantos golpes que nos dio la vida - parafrasería yo a Jamís.

No puedo menos que reírme, claro, mientras recuerdo las numerosas vaginas exploradas, incluso degustadas y manoseadas por mi amigo El Cojo. Incluso recuerdo las que yo conocí, que son muchas menos. No puedo menos que recordarme las veces que no vieron ni contaron mi mano alzada en voto contrario o de abstención... o simplemente pidiendo la palabra. ¡Cuantas reuniones no se terminaron delante de mis narices por culpa de los chivos locos de la presidencia! No puedo menos que imaginarme a los mismos radicales y comunistoides militantes de carné, reprimir mi verborrea en las esquinas o reuniones. No puedo menos que preguntarme... pero cuando fue que fulano pensaba así? O... dónde fue que lo dijo? 

Y ahora, vaya, tremenda puntería! Ahora después que el avión ha aterrizado de este lado de la orilla, ahí los tienes, incluso negando de su delantal indio. Bueno, vamos, es tu opción, pero no me digas y mucho menos intentes convencerme que naciste con levita. Como dice el refrán: Engáñame chaleco... 

Nosotros, por nuestra parte, mayormente reprimidos, no tomados en cuenta, obligados a callar, a usar otras vías, a irnos con nuestra cantaleta hacía otra parte; censurados,... ahora en libertad, tenemos que vivir de este otro lado también, con el "reloaded", el remix. Sí, hay que aprender a convivir en santa paz y armonía. No se pueden decir muchas cosas. Aunque sean verdad. Otros si pueden decirlas. Nosotros no. 

Te advierto, bobo no soy, claro está, y en este infinito abanico de ofensas que tengo para ti y que por decencia me callo, no ando, en franco despotismo a cacarearte lo de siempre y mucho menos a convertirme en cangrejo. O en gallina.

De manos negras, sudorosas y ensangrentadas, está llena la historia de este país en el cual vivo y agradezco me haya permitido vivir. Esos que hasta no hace mucho le decían a "tu gente" SI SEÑOR, son a los que - porqué no - pudieras agradecerles tú, que también de este lado vives. Comunista era Cristo - dicen - porque repartía los pocos panes y peces de modo desconocido, mágico pero eficaz - no con una Libreta de Productos Alimenticios - y todos comían y se saciaban. Comunista seré, y no me ofendo, si ayudo al que tras Sandy se quedó sin casa, si ayudo al que viene a la puerta de mi Iglesia y me dice NO TENGO QUE COMER, NO TENGO DONDE DORMIR ESTA NOCHE. 

Maricones han existido, algunos con mucha más valentía que otros que se hacían llamar MACHOS, y existirán a tu despecho y tu desprecio. Bienvenidos sean, todos esos que tú hoy ofendes, si vienen a sumar y no a restar, A sanar y no a herir. A amar y no a matar. Sean los que sean. Sean como sean. Vengan de donde vengan.

Tu idea no está mala: Apagarnos la luz. Amedrentarnos, dividirnos, marginarnos, exterminarnos. Vamos, te lo aplaudo y celebro. Eres valiente detrás de ese ordenador. Se te nota. Lo presiento, casi que lo veo. Lo que si no veo ni percibo - y esto tiene que ser fundamental si quieres callarme la boca - es un par de bolas que deberían colgarte entre las piernas, o una larguísima perilla de veinte centímetros. El día que cualquiera de las dos cosas tengas, el día que te pesen más que esos depauperados argumentos y esas escuálidas palabritas, entonces, te daré una cita con el miedo que no tengo.