por Roberto Ariel Lamelo PIñón
Le llamaban Magda Caja 5ta. La peligrosa. La sin rival. "No fear, Robert, no fear... me da lo mismo uno que dos" confesó un día en un grupo, sentados todos en el malecón y yo, golpeado en mi orgullo varonil maldecía que fuera mi vecina, que se hubiese criado a unas escasos metros de mi casa, que no hubiese nacido en los 70' y no haberle robado un beso nocturno en una de las esquinas de cualquier edificio en la época que me dió por darle un beso a todas las chicas bellas que vivian por "los edificios." Nunca investigué porqué nació tan puta. Más bien aprendí a lidiar con los comentarios. Habitué a mi oido a escuchar aquella frase de "que puta es la vecina tuya esa brother, y que rica está", del mismo modo que condicioné mi boca a responder automáticamente que "cada cual hace con su culo un tambor..." Nunca pude mentir a quien me preguntó si no me gustaba, si no elucubraba en mi mente fantasias de vecinos jugando a las casitas después de adultos. Imposible hacerlo. Imposible mentir. Magda provocaba hasta a Julio, mi vecino del 1er piso. Le arrancaba a mi padrastro aquel "AY DIOS MIO QUIEN TUVIERA VEINTE AÑITOS" y con aquel meneo hipernalga inyectaba en cada una de las fieles esposas del barrio celos de mil kilates.
No falto a la historia: la Magda se bailaba a cualquiera, cualquiera que ella quisiera bailarse y yo bailarín de cualquier escenario, nunca pude subirme a su tablao como hubiese sido mi deseo.
Hay algo que no he contado, es cierto. Ahora lo recuerdo. Salí con su hermana un día. Era más bella que Magda Caja 5ta setecientas veces y quizás eso la haya cohibido un poco, pero la historia de su hermana conmigo fue como aquella canción de Silvio que dice "los amores cobardes no llegan ni a amores ni a historias, se quedan allí" y eso al parecer ella nunca lo supo.
Mi amor por su hermana, lo confieso, fue más admiración y verguenza que otra cosa. Admiración porque es cierto que era bella, muy bella; y verguenza, porque el único día que la tuve cerca, por culpa del maldito alcohol - vamos, claro que hay que echarle la culpa a alguien.. no me la voy a echar yo encima! - en vez de decirle algo bonito, conquistarla, me dió por tocarle una nalga y ella, respetuosa del slogan "la paz entre vecinos..." optó por no decir nada en ese instante pero se alejó de mí para siempre. Un día, al cabo de muchos años me lo recordó. Me dijo que yo le gustaba, le caía bien y que hubiese ido conmigo hasta el fin del mundo, pero que aquel gesto atrevidísimo mío la había desencantado por completo. Yo, por supuesto le expliqué. Traté de convencerla que la culpa no había sido mía. Ella no aceptó mis excusas aunque dijo que seguiría saludándome como si nada hubiese sucedido entre nosotros. Cuando nos despedimos, maldecí el Ron Havana Club quinientas veces y otras cuatrocientas la cerveza - no recuerdo que tomé la noche que se me aligeró la mano - y para intentar recordar a quien echarle la culpa fui a darme unos toques de Bucanero en el bar de la esquina.
Estoy convencido que Magda Caja 5ta nunca supo que sucedió entre su hermana y yo. De haberlo sabido, me lo hubiese expresado en uno de sus arrebatos juveniles las muchas veces que coincidimos en la calle. Desconfiaba por naturaleza, o porque le interesaban los jóvenes como ella, y como tal bailó las mil rumbasen la Universidad de Cienfuegos aunque antier supe que hubo una pieza con la cual no movió sus caderas: con la de mi socio El Cojo. El me lo confesó casi entre lágrimas. Entre ahogos, tras un sorbo de su vinito portugués preferido, el Poliphonia Signature 2008 y cuando le narré aquella historia mía con la hermana de su adoradísima Magda Caja 5ta el efecto fue peor.
"Coño man, no me jodas que tú.... pingaaaaaaaaaaaa" y se bebió un vaso entero del tinto.
Anoche a las once El Cojo me llamó. "¿Sabes quien ya tiene novio? Magda. Cojones, que rápida es. Llegó hace una semana al Yuma y ya tiene jevo. Y pensar que yo... y pensar que tú..." y nuestra conversación volvió a girar sobre los vericuetos de las mujeres y el comportamiento humano y lo culpable y fatal que resulta siempre la bebida. ¿Qué puedo hacer? Así la inventaron. Con más grados o menos grados, pero siempre refrescante, ya sea espumosa o no, siempre es bendecida. La puta bebida.
Magda Caja 5ta,... Magda algún día olvidará que tuvo ese nombre. Se acojerá al buen vivir. Por ahora, supongo, es feliz con sus food stamp y su medicaid. Pronto le llegará su permiso de trabajo y si algún día, en una fiesta, escudado tras cuatro tragos, me atrevo a preguntarle porque no bailó con El Cojo si ellabailaba con todos, quizás diga que son mentiras, que estoy delirando. Es sabido, es ley casi que natural,... con la Coca Cola, se olvidan las memorias.
Sigo riéndome, y al mismo tiempo lamentándome.... maravillosa historia real....y yo sigo con mi vino.
ResponderEliminarLas mujeres son bellas todas...divinas y humanas....amarlas es la única venganza que tenemos para profesarles...Magda, es una de esas mujeres que siempre forman parte de tu vida, te haya besado o no, son de esas que entran y no salen jamás de tus sueños, porque de quererlas se trata, y protegerlas de quienes las juzgan...un beso Magda.
ResponderEliminarCojo, q dolor tengo brother.... vamos a tomar hoy tambien!!!! jajajaja
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