martes, 27 de agosto de 2013

La Estatua más bella del Mundo. El David de Michelangelo. Parte II

La escultura representa al Rey David bíblico en el momento previo a enfrentarse con Goliat, y fue acogida como un símbolo de la República de Florencia frente a la hegemonía de sus derrocados dirigentes, los Médici, y la amenaza de los estados adyacentes, especialmente los Estados Pontificios. Es una de las obras maestras del Renacimiento según la mayoría de los historiadores, y una de las esculturas más famosas del mundo. Actualmente se encuentra expuesta en la Galería de la Academia de Florencia, aunque hasta 1910 estuvo ubicada en la Plaza de la Señoría de la capital toscana; desde entonces en su lugar se erige una copia de la obra a tamaño real realizada también en mármol.

El trabajo de preparación de la escultura definitiva incluyó bocetos, dibujos y modelos a pequeña escala de cera o terracota. Miguel Ángel pasó directamente de estos estudios preliminares al trabajo sobre el mármol, sin hacer un modelo de yeso a escala real, como hacían otros artistas de la época como Giambologna. El David fue esculpido mediante cincel desde distintos puntos de vista, puesto que Miguel Ángel lo diseñó para que fuese admirado desde cualquier punto de su perímetro, de forma diametralmente opuesta a la manera medieval que diseñaba las esculturas para ser vistas exclusivamente desde el frente.

El David contrasta con las representaciones previas de Donatello y Verrocchio en las que David aparece con el cuerpo de Goliat asesinado. El genio italiano no se ajustó a la visión tradicional del David, que siempre se había representado como un adolescente con rasgos delicados. Miguel Ángel nos muestra un joven poderoso lleno de energía y concentración. En la versión de Miguel Ángel, Goliat no aparece, por lo que se interpreta que aún no ha sido vencido. El cuerpo de David es el de un hombre musculoso, no el del muchacho de las obras de Donatello y Verrocchio. En lugar de aparecer victorioso como en las dos versiones antes mencionadas, David aparece en tensión y preparado para el combate. Su cuerpo se encuentra girado con un ligero contrapposto: la pierna izquierda se adelanta a la derecha, el brazo izquierdo se eleva y se curva hasta que la mano casi toca el hombro, mientras que el brazo derecho se deja caer hasta que la mano toca el muslo, el torso se curva sutilmente, la cabeza mira hacia su izquierda, manteniendo los ojos fijos en su objetivo, con el ceño fruncido. El rostro evidencia esta tensión contenida, además, con una mueca de odio y las aletas de la nariz bastante abiertas. El movimiento es contenido, centrípeto con líneas de fuerza que vuelven al bloque. La mirada ha sido interpretada en el sentido de que la escultura muestra el momento en el que David ha tomado la decisión de atacar pero aún no ha comenzado el combate. Otros expertos, como Giuseppe Andreani (director de la Academia de Bellas Artes de Florencia), opinan sin embargo que la escena muestra el momento inmediatamente posterior al final de la batalla, y que David contempla tranquilamente su victoria.

Miguel Ángel creía que en cada bloque de mármol en el que trabajaba existía un alma, una obra latente que él trataba de recuperar. En el caso del David, las múltiples fracturas y fallas que tenía el bloque fueron encaminando a Miguel Ángel hacia la forma final de la escultura. El gran hueco que tenía el bloque en su flanco izquierdo origina que la escultura se apoye completamente en el pie derecho, generando un contrapposto en la figura y haciendo que la parte izquierda de la figura se balancee hacia la parte derecha del cuerpo. La cabeza de David se gira hacia su izquierda, mientras que sus hombros se escoran hacia la derecha, en sentido opuesto a sus caderas. En el Alto Renacimiento, el contrapposto era considerado un símbolo de la escultura antigua, muy apreciada en la época. El David llegó a convertirse en el paradigma de la escultura renacentista gracias a su inteligente uso del contrapposto.

Las proporciones del David no corresponden exactamente a las de la figura humana: su cabeza, manos y torso son más grandes de lo estipulado según las proporciones clásicas. Algunos críticos han visto en esta aparente desproporción una muestra de manierismo por remarcar los elementos fundamentales de la composición, aunque otra explicación se debería a la ubicación original de la estatua: sobre uno de los contrafuertes de la Catedral de Florencia, por lo que las proporciones de la escultura deberían aparecer de forma correcta a cierta distancia.

Existe una incoherencia: el David aparentemente no está circuncidado a pesar de ser judío, lo que contradiría la ley judaica. Esta aparente incoherencia ha sido justificada por algunos críticos e historiadores por la visión que tenía el arte renacentista del ser humano, menos ligado a la religión y más a los valores de la belleza.

El David es considerada la obra maestra de Michelangelo y  fue realizada para la ciudad de Florencia como un símbolo político más que nada. Su desnudez provoco problemas, siendo incluso apedreada durante su traslado desde el estudio del maestro hasta su emplazamiento. Destaca la grandiosa cabeza de mirada altiva que irradia en su gesto una poderosa energía concentrada.


Miguel Ángel representa al rey David como atleta, pero no como joven atleta, sino como un hombre en la plenitud de su vida. El artista eligió, como motivo para la obra, el momento previo al enfrentamiento de David con el gigante Goliat (cuya cabeza no aparece derrotada a sus pies, como era usual en otras representaciones). Por ello, el aspecto contenido y expectante que nos muestra la figura, con los rasgos típicos de un luchador que se apresta al combate. Esa expectación se traduce en la mirada, enormemente penetrante, y se expresa también mediante la tensión corporal: la musculatura (e incluso los tendones y las venas) son claramente perceptibles. En definitiva, podemos hablar de un movimiento claramente contenido, que se convierte en pura tensión corporal.

Además, para que la tensión no pueda confundirse con un absoluto equilibrio, Miguel Ángel emplea el contrapposto y aumenta los volúmenes de ciertas partes del cuerpo, que vienen a simbolizar la fortaleza (no sólo ni mayormente física) del rey David. Tales rasgos son claramente perceptibles en el tamaño de la cabeza (cuyo canon corresponde a 1/8 del total del cuerpo) y en la potencia y tamaño de la mano derecha, que sujeta la piedra, arma que el rey empleará para derrotar a Goliat. Todo ello conduce al concepto de terribilitá que caracteriza otras obras del autor.

Todos estos rasgos convierten a la figura escultórica del rey David en un símbolo de la libertad, y representan a la perfección los ideales renacentistas de belleza masculina. Para los florentinos el David simboliza un ejemplo de fuerza y coraje ilimitados ante la adversidad , fue el orgullo de la ciudad de Florencia.

El David de Miguel Ángel, que personifica los principales rasgos del humanismo renacentista italiano, se convirtió en el ideal del arte renacentista. Símbolo del poder y la sociedad de la Florencia del Siglo XVI, pasó a ser modelo estético del arte posterior para convertirse en la escultura más famosa del mundo por excelencia.  Esta figura simboliza, además de las virtudes físicas masculinas, las virtudes morales, y no sólo del hombre, sino de la sociedad republicana de Florencia. Su fortaleza, la cólera limitada y valentía encarnan las virtudes cívicas florentinas y el poder de las familias más influyentes de esta ciudad-estado.  La autoridad de su presencia, además de su perfección formal y todo lo que representaba dentro de la Florencia renacentista, hizo que mereciera ser situada en un lugar visible y de categoría en la ciudad. Finalmente, aunque fue encargada para la fachada de la catedral de Florencia, se instaló frente a la casa del Gobierno, en la Plaza de la Signoria. De este modo, se convertía en símbolo de la República.   El David es una de las obras maestras del Renacimiento según la mayoría de los historiadores, y una de las esculturas más famosas del mundo. Actualmente se encuentra expuesta en la Galería de la Academia de Florencia,6 aunque hasta 1910 estuvo ubicada en la Plaza de la Señoría de la capital toscana; desde entonces en su lugar se erige una copia de la obra a tamaño real realizada también en mármol.

El David ha sufrido numerosos percances a lo largo de su historia, tanto en su emplazamiento original en la Piazza della Signoria como en el interior de la Galería de la Academia, a partir de 1873.

En 1504, mientras se producía el traslado a la Piazza della Signoria, fue apedreado por jóvenes partidarios de los Médici. En 1512, un rayo cayó sobre la base de la escultura. En 1527, durante una revuelta popular contra los Médici, le fue amputado el brazo izquierdo, tras caerle un banco lanzado desde una ventana. El brazo fue repuesto dieciséis años después. En 1843, fue llevada a cabo una limpieza con ácido clorhídrico en la superficie completa de la escultura, eliminándose la pátina protectora que Miguel Ángel había aplicado al David y dejando el mármol expuesto a las inclemencias meteorológicas. Finalmente, en 1873, el David fue trasladado de su lugar en la Piazza della Signoria a la Galería de la Academia, para evitar que fuera dañado. En 1910, se colocó una réplica de la escultura a escala 1:1 en el lugar que ocupaba previamente en la Piazza della Signoria, que se mantiene en la actualidad.

En 1991, un hombre llamado Piero Cannata destruyó un dedo del pie izquierdo del David tras golpearlo con un martillo.8 El dedo fue reconstruido posteriormente, y para evitar futuros daños a la escultura, se colocó una estructura acristalada blindada rodeando por todos sus flancos la base del David. Las investigaciones hechas a partir de los fragmentos de mármol recuperadas tras el ataque de Cannata permitieron conocer que el tipo de mármol con el que estaba construido el David contenía hoyos microscópicos que producían una degradación mayor que la de otros tipos de mármol.

En 2003 comenzó la primera restauración del David desde 1843, en medio de una fuerte polémica sobre el método a utilizar y la profundidad de la restauración. La responsable de las labores de restauración, Agnese Parronchi, se vio obligada a dimitir por sus discrepancias con el superintendente de Bienes Artísticos de la región de Toscana, Antonio Paolucci. Parronchi era partidaria de llevar a cabo una intervención seca y no invasiva, mediante pinceles, bastoncillos y gomas de borrar. Paolucci y la directora de la Galería de la Academia, Franca Falleti, eran partidarios de una intervención húmeda, mediante compresas de agua destilada aplicadas sobre el mármol durante quince o veinte minutos. James Beck, director de ArtWatch International, inició una campaña solicitando la cancelación de los trabajos de restauración.  Finalmente, la restauración se llevó a cabo siguiendo el método húmedo, y se terminó el 22 de abril de 2004 bajo la dirección de Cinzia Parnigoni. El David fue restaurado a la vista de los visitantes de la Galería de la Academia, aunque se mostró de nuevo al público definitivamente el 24 de mayo de 2004.

Del David se ha dicho millones de cosas. Quizás la más trascendental de todas es una frase cuyo autor desconozco, que dijo sobre la obra: “Es impresionante. Sólo le falta moverse.”



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