La escultura
representa al Rey David bíblico en el momento previo a enfrentarse con Goliat,
y fue acogida como un símbolo de la República de Florencia frente a la
hegemonía de sus derrocados dirigentes, los Médici, y la amenaza de los estados
adyacentes, especialmente los Estados Pontificios. Es una de las obras maestras
del Renacimiento según la mayoría de los historiadores, y una de las esculturas
más famosas del mundo. Actualmente se encuentra expuesta en la Galería de la
Academia de Florencia, aunque hasta 1910 estuvo ubicada en la Plaza de la Señoría
de la capital toscana; desde entonces en su lugar se erige una copia de la obra
a tamaño real realizada también en mármol.
El trabajo de
preparación de la escultura definitiva incluyó bocetos, dibujos y modelos a
pequeña escala de cera o terracota. Miguel Ángel pasó directamente de estos
estudios preliminares al trabajo sobre el mármol, sin hacer un modelo de yeso a
escala real, como hacían otros artistas de la época como Giambologna. El David
fue esculpido mediante cincel desde distintos puntos de vista, puesto que
Miguel Ángel lo diseñó para que fuese admirado desde cualquier punto de su
perímetro, de forma diametralmente opuesta a la manera medieval que diseñaba
las esculturas para ser vistas exclusivamente desde el frente.
El David
contrasta con las representaciones previas de Donatello y Verrocchio en las que
David aparece con el cuerpo de Goliat asesinado. El genio italiano no se ajustó
a la visión tradicional del David, que siempre se había representado como un
adolescente con rasgos delicados. Miguel Ángel nos muestra un joven poderoso
lleno de energía y concentración. En la versión de Miguel Ángel, Goliat no
aparece, por lo que se interpreta que aún no ha sido vencido. El cuerpo de
David es el de un hombre musculoso, no el del muchacho de las obras de
Donatello y Verrocchio. En lugar de aparecer victorioso como en las dos
versiones antes mencionadas, David aparece en tensión y preparado para el
combate. Su cuerpo se encuentra girado con un ligero contrapposto: la pierna
izquierda se adelanta a la derecha, el brazo izquierdo se eleva y se curva
hasta que la mano casi toca el hombro, mientras que el brazo derecho se deja
caer hasta que la mano toca el muslo, el torso se curva sutilmente, la cabeza
mira hacia su izquierda, manteniendo los ojos fijos en su objetivo, con el ceño
fruncido. El rostro evidencia esta tensión contenida, además, con una mueca de
odio y las aletas de la nariz bastante abiertas. El movimiento es contenido,
centrípeto con líneas de fuerza que vuelven al bloque. La mirada ha sido
interpretada en el sentido de que la escultura muestra el momento en el que
David ha tomado la decisión de atacar pero aún no ha comenzado el combate.
Otros expertos, como Giuseppe Andreani (director de la Academia de Bellas Artes
de Florencia), opinan sin embargo que la escena muestra el momento
inmediatamente posterior al final de la batalla, y que David contempla
tranquilamente su victoria.
Miguel Ángel
creía que en cada bloque de mármol en el que trabajaba existía un alma, una
obra latente que él trataba de recuperar. En el caso del David, las múltiples
fracturas y fallas que tenía el bloque fueron encaminando a Miguel Ángel hacia
la forma final de la escultura. El gran hueco que tenía el bloque en su flanco
izquierdo origina que la escultura se apoye completamente en el pie derecho,
generando un contrapposto en la figura y haciendo que la parte izquierda de la
figura se balancee hacia la parte derecha del cuerpo. La cabeza de David se
gira hacia su izquierda, mientras que sus hombros se escoran hacia la derecha,
en sentido opuesto a sus caderas. En el Alto Renacimiento, el contrapposto era
considerado un símbolo de la escultura antigua, muy apreciada en la época. El
David llegó a convertirse en el paradigma de la escultura renacentista gracias
a su inteligente uso del contrapposto.
Las proporciones
del David no corresponden exactamente a las de la figura humana: su cabeza,
manos y torso son más grandes de lo estipulado según las proporciones clásicas.
Algunos críticos han visto en esta aparente desproporción una muestra de
manierismo por remarcar los elementos fundamentales de la composición, aunque
otra explicación se debería a la ubicación original de la estatua: sobre uno de
los contrafuertes de la Catedral de Florencia, por lo que las proporciones de
la escultura deberían aparecer de forma correcta a cierta distancia.
Existe una
incoherencia: el David aparentemente no está circuncidado a pesar de ser judío,
lo que contradiría la ley judaica. Esta aparente incoherencia ha sido
justificada por algunos críticos e historiadores por la visión que tenía el
arte renacentista del ser humano, menos ligado a la religión y más a los
valores de la belleza.
El David es
considerada la obra maestra de Michelangelo y fue realizada para la ciudad de Florencia como
un símbolo político más que nada. Su desnudez provoco problemas, siendo incluso
apedreada durante su traslado desde el estudio del maestro hasta su
emplazamiento. Destaca la grandiosa cabeza de mirada altiva que irradia en su
gesto una poderosa energía concentrada.
Miguel Ángel
representa al rey David como atleta, pero no como joven atleta, sino como un
hombre en la plenitud de su vida. El artista eligió, como motivo para la obra,
el momento previo al enfrentamiento de David con el gigante Goliat (cuya cabeza
no aparece derrotada a sus pies, como era usual en otras representaciones). Por
ello, el aspecto contenido y expectante que nos muestra la figura, con los
rasgos típicos de un luchador que se apresta al combate. Esa expectación se
traduce en la mirada, enormemente penetrante, y se expresa también mediante la
tensión corporal: la musculatura (e incluso los tendones y las venas) son
claramente perceptibles. En definitiva, podemos hablar de un movimiento
claramente contenido, que se convierte en pura tensión corporal.
Además, para que
la tensión no pueda confundirse con un absoluto equilibrio, Miguel Ángel emplea
el contrapposto y aumenta los volúmenes de ciertas partes del cuerpo, que
vienen a simbolizar la fortaleza (no sólo ni mayormente física) del rey David.
Tales rasgos son claramente perceptibles en el tamaño de la cabeza (cuyo canon
corresponde a 1/8 del total del cuerpo) y en la potencia y tamaño de la mano
derecha, que sujeta la piedra, arma que el rey empleará para derrotar a Goliat.
Todo ello conduce al concepto de terribilitá que caracteriza otras obras del
autor.
Todos estos
rasgos convierten a la figura escultórica del rey David en un símbolo de la
libertad, y representan a la perfección los ideales renacentistas de belleza
masculina. Para los florentinos el David simboliza un ejemplo de fuerza y
coraje ilimitados ante la adversidad , fue el orgullo de la ciudad de
Florencia.
El David de
Miguel Ángel, que personifica los principales rasgos del humanismo renacentista
italiano, se convirtió en el ideal del arte renacentista. Símbolo del poder y
la sociedad de la Florencia del Siglo XVI, pasó a ser modelo estético del arte
posterior para convertirse en la escultura más famosa del mundo por excelencia.
Esta figura simboliza, además de las
virtudes físicas masculinas, las virtudes morales, y no sólo del hombre, sino
de la sociedad republicana de Florencia. Su fortaleza, la cólera limitada y
valentía encarnan las virtudes cívicas florentinas y el poder de las familias
más influyentes de esta ciudad-estado. La
autoridad de su presencia, además de su perfección formal y todo lo que
representaba dentro de la Florencia renacentista, hizo que mereciera ser
situada en un lugar visible y de categoría en la ciudad. Finalmente, aunque fue
encargada para la fachada de la catedral de Florencia, se instaló frente a la
casa del Gobierno, en la Plaza de la Signoria. De este modo, se convertía en
símbolo de la República. El David es una de las obras maestras del
Renacimiento según la mayoría de los historiadores, y una de las esculturas más
famosas del mundo. Actualmente se encuentra expuesta en la Galería de la
Academia de Florencia,6 aunque hasta 1910 estuvo ubicada en la Plaza de la
Señoría de la capital toscana; desde entonces en su lugar se erige una copia de
la obra a tamaño real realizada también en mármol.
El David ha
sufrido numerosos percances a lo largo de su historia, tanto en su
emplazamiento original en la Piazza della Signoria como en el interior de la
Galería de la Academia, a partir de 1873.
En 1504, mientras
se producía el traslado a la Piazza della Signoria, fue apedreado por jóvenes
partidarios de los Médici. En 1512, un rayo cayó sobre la base de la escultura.
En 1527, durante una revuelta popular contra los Médici, le fue amputado el
brazo izquierdo, tras caerle un banco lanzado desde una ventana. El brazo fue
repuesto dieciséis años después. En 1843, fue llevada a cabo una limpieza con
ácido clorhídrico en la superficie completa de la escultura, eliminándose la
pátina protectora que Miguel Ángel había aplicado al David y dejando el mármol
expuesto a las inclemencias meteorológicas. Finalmente, en 1873, el David fue
trasladado de su lugar en la Piazza della Signoria a la Galería de la Academia,
para evitar que fuera dañado. En 1910, se colocó una réplica de la escultura a
escala 1:1 en el lugar que ocupaba previamente en la Piazza della Signoria, que
se mantiene en la actualidad.
En 1991, un
hombre llamado Piero Cannata destruyó un dedo del pie izquierdo del David tras
golpearlo con un martillo.8 El dedo fue reconstruido posteriormente, y para
evitar futuros daños a la escultura, se colocó una estructura acristalada
blindada rodeando por todos sus flancos la base del David. Las investigaciones
hechas a partir de los fragmentos de mármol recuperadas tras el ataque de
Cannata permitieron conocer que el tipo de mármol con el que estaba construido
el David contenía hoyos microscópicos que producían una degradación mayor que
la de otros tipos de mármol.
En 2003 comenzó
la primera restauración del David desde 1843, en medio de una fuerte polémica
sobre el método a utilizar y la profundidad de la restauración. La responsable
de las labores de restauración, Agnese Parronchi, se vio obligada a dimitir por
sus discrepancias con el superintendente de Bienes Artísticos de la región de
Toscana, Antonio Paolucci. Parronchi era partidaria de llevar a cabo una
intervención seca y no invasiva, mediante pinceles, bastoncillos y gomas de
borrar. Paolucci y la directora de la Galería de la Academia, Franca Falleti, eran
partidarios de una intervención húmeda, mediante compresas de agua destilada
aplicadas sobre el mármol durante quince o veinte minutos. James Beck, director
de ArtWatch International, inició una campaña solicitando la cancelación de los
trabajos de restauración. Finalmente, la
restauración se llevó a cabo siguiendo el método húmedo, y se terminó el 22 de
abril de 2004 bajo la dirección de Cinzia Parnigoni. El David fue restaurado a
la vista de los visitantes de la Galería de la Academia, aunque se mostró de
nuevo al público definitivamente el 24 de mayo de 2004.
Del David se ha
dicho millones de cosas. Quizás la más trascendental de todas es una frase cuyo autor
desconozco, que dijo sobre la obra: “Es impresionante. Sólo le falta moverse.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario