domingo, 19 de mayo de 2013

La cara fea de cualquier moneda.


Por Boris L. García Cuartero
Parece que en nuestras unidades estatales de servicio seleccionan al personal. De que los buscan, los buscan: los más pesaos, avinagraos, pedantes y mal educados…claro que no son todos, pero los más clasifican en este apartado; hoy choqué con una, quien por poco me quita los deseos de comprar un juego de sábanas.
¿Me dejas ver un juego?, le dije. Se viró sin ganas, tomó el primero que encontró y lo tiró encima del mostrador…¿tienes otro que no tenga tantas flores?, insistí, y con cara de pocos amigos ripostó: ¿tienes algo en contra de las flores…? Estuve a punto de decirle ¡y a ti qué te importa…! pero no quise ser grosero… Mi niña –volví a la carga y con la mejor de mis sonrisas-, con esa cara no vas a vender nada, lástima porque eres tan bonita…me siento mal, fue su respuesta… y el juego de sábana ahí, ni lo cambió ni se inmutó en demostrarme que las flores eran preciosas…
La historia es real, ocurrió en uno de nuestros mercados en moneda nacional, pero lo narrado pudo también suceder en una tienda recaudadora de pesos cubanos convertibles, dicen que es falta de estímulo para trabajar, sobre todo si no tienen cómo “multarte”, “sacarte los quilos” a como sea… es la cara fea de cualquier moneda por estos días, en contraposición con la sonrisa, la atención esmerada e incluso la calidad de algunos particulares o cuentapropistas, como les llamamos…
Y no creo que la solución esté en dejarlo todo en manos de los “nuevos dueños” de pequeños negocios que pululan en la Isla, quienes también se las ingenian para exprimirte a costa de un ausente mercado minorista que nos alivie el bolsillo, sino de motivar a la gente, con un diplomita o una palmadita en el hombro, pero además con un salario –pienso yo- de acuerdo con su rendimiento y en este caso es por lo que sean capaces de vender, y para lograrlo tienen que empezar por atender bien a los clientes.
Ya ni me asombra lo uno o lo otro –es decir el bueno y mal trato- y no soy de los más apabullados, pues casi siempre recibo una atención diferenciada, la que a veces hasta me apena, pero para otros mortales la situación es diferente. Parece que la discusión pública de instrucción y educación cubanas tendrá que mantenerse por un buen tiempo, hasta desterrar la ostensible pérdida o transformación de valores que nos golpea en la cotidianidad.
Me llevé a casa el juego de sábanas, me hacía falta en definitiva… pero si esta muchacha cobrara por su gestión, estoy seguro regresaría al hogar con bastante poco en la cartera… aunque quizás ella diga: si total, me maltratan en la bodega, en el mercado agropecuario, en otra tienda, en el hospital y hasta en la casa… nada, que donde hay desquite, no hay agravio…Así si que no ganamos la batalla…