Ciro Godoy Santos, trabajador de Comunales en el municipio de Abreus, provincia de Cienfuegos Foto: Dorado
Para Ciro Godoy Santos, trabajador de Comunales en el municipio de Abreus,Cienfuegos, ese día parecía ser igual a otros tantos en su diaria labor como barrendero. Con la responsabilidad que lo caracteriza, haciéndose acompañar por el escobillón, la pala y el carrito donde echa la basura, cumplía esa mañana la tarea de limpiar las calles.
En eso estaba cuando vio, confundida entre los desperdicios, una cartera. Sin inmutarse la tomó entre sus manos, le retiró el polvo que la enmascaraba y, una vez concluida su jornada laboral, regresó a casa, como de costumbre. Procedió allí a revisar su contenido: un pasaporte, pasaje de avión y… ¡900 dólares americanos! que alguien había perdido.
Con la cartera aún en su poder reveló el hallazgo a su madre y a la esposa. Estas imaginaron el desespero del dueño y, sin titubear, apoyaron la decisión de Ciro: devolverla.
Necesidades resueltas en su humilde hogar -de haberse apropiado del dinero- quedaron subordinadas a la satisfacción moral de entregar dichos valores a su propietario.
Los familiares de quien recuperó sus pertenencias gracias a la honradez de Ciro, confiesan estar profundamente agradecidos por tan encomiable gesto, algo que nunca olvidarán. En tanto compensación, le regalaron 100 dólares.
Cuando actitudes decorosas similares a la descrita suscitan críticas de quienes no son capaces de imitarlas, cuando los valores más enaltecedores parecieran cosas del pasado y el egoísmo amenaza con suplantar la solidaridad, personas como este hombre nos recuerdan la letra de esa canción hermosa de Fito Páez: “¿Quién dijo que todo está perdido? / yo vengo a ofrecer mi corazón…”.
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