por Roberto A. Lamelo
Ha muerto Helen Thomas. Para muchos que no la conocieron, la noticia pasará inadvertida. Para mi, aunque tampoco la conocí personalmente, me provoca cierta tristeza porque murió quien representaba un símbolo de la "prensa valiente". Yo, que provengo de un país donde ser periodista valiente es considerado un sacrilegio o un autosuicidio, tengo el honor de poder decir que al menos pude conocer a uno de los periodistas cubanos más atrevidos: Guillermo Morales Catá.
Ha muerto Helen Thomas. Para muchos que no la conocieron, la noticia pasará inadvertida. Para mi, aunque tampoco la conocí personalmente, me provoca cierta tristeza porque murió quien representaba un símbolo de la "prensa valiente". Yo, que provengo de un país donde ser periodista valiente es considerado un sacrilegio o un autosuicidio, tengo el honor de poder decir que al menos pude conocer a uno de los periodistas cubanos más atrevidos: Guillermo Morales Catá.
El Guille, ayer escribió en su muro de Facebook: Hoy he recibido una triste noticia: ha muerto en su casa de Washington, a los 92 años, Helen Thomas, una de las mejores periodistas que he conocido. Señora de verbo ácido que me enseñó lo que significa rebelarse ante aquellos que intentan lobotomizarnos. Fue ella, hace algunos años, en una cena en París, quien como nadie me ilustró sobre la expresión "a otro con esa lobotomía". Sra. Thomas, amiga de siempre, Descanse en Paz.
Esto me regocija: saber que un amigo mio haya conocido a esta dama de hierro del periodismo norteamericano.
Helen no tenía pelos en la lengua. El día que Nixon renunció, su pregunta fue tan ácida que Richard apenas supo que decir. Los demás periodistas presentes en aquella rueda de prensa fueron del parecer que Helen había hecho leña de un árbol caído, pero ella solo fue fiel a su estilo y a su modo de entender el periodismo. Curiosamente, otra de sus "bravuconadas" fue lo que provocó su dimisión como periodista de la Casa Blanca, cuando hace cuestión de dos años, valientemente expresó una opinión un tanto contradictoria, pues dijo que los judíos deberían irse de Palestina, porque ellos eran de otros países, no habían nacido precisamente allí. Esté o no de acuerdo con ella, hay que reconocerle que tenía los ovarios bien puestos para preguntar lo que nadie osaba preguntar, o para decir lo que nadie se atrevía a decir.
En Marzo del 2005, sostuvo un enfrentamiento verbal con George Bush Jr., entonces Presidente de los E.U.A. Sin el más mínimo miedo le dijo a Bush: "su decisión de invadir Iraq ha causado la muerte de miles de americanos y de iraquies y la justificaciones para el ataque fueron todas falsas. Por qué usted realmente quiso ir a la guerra?" Cuando Bush comenzó a explicar sus razones, Helen lo interrumpió.
- "Ellos no le hicieron nada a usted ni a nuestro país."
- "Discúlpeme un segundo", respondió Bush. "Sí lo hicieron. El Talibán es un refugio para Al-Qaeda. Es allí donde Al-Qaeda se entrenó."
- "Estoy hablando de Iraq," le dijo ella.
- "Ellos no le hicieron nada a usted ni a nuestro país."
- "Discúlpeme un segundo", respondió Bush. "Sí lo hicieron. El Talibán es un refugio para Al-Qaeda. Es allí donde Al-Qaeda se entrenó."
- "Estoy hablando de Iraq," le dijo ella.
Por cosas del destino, ahora, he recordado a Gladys Rubio... eterna cazadora de huracanes que un día tuvo la desdicha de expresar una opinión personal, en vivo, en la TV Nacional - a lo Helen Thomas - y cayó en desgracia.
Gladys se encontraba en el Instituto de Metereología, junto a José Rubiera, actualizando al pueblo acerca del paso del huracán - Dennis, creo - y Fidel Castro se apareció por allí para conocer de primera mano lo que estaba sucediendo. Gladys lo entrevistó y... todo transcurría normal, hasta que el líder le expresó que nadie debería sentirse abandonado, que la Revolución no le daría la espaldas a los afectados, y que por el momento se estaban trasladando hacia las bodegas no se cuantas toneladas de arroz, azúcar, chícharos...
- ¿Chícharos? , expresó Gladys en una mezcla de incredulidad y repugnancia por el amarillo grano.
- ¿No te gustan? le preguntó Fidel, quien captó la idea con astucia.
- ¡NO!, respondió Gladys con soltura e ingenuidad
- ¡Pues tienes que comértelos! , le dijo Fidel.
Después de ese día Gladys Rubio más nunca fue la periodista designada a caerle atrás a los huracanes, ni se le brindó posibilidad alguna inmediata de estar en la primera fila, micrófono en mano por donde pasara Fidel. Su imagen "heleniana" se difuminó para siempre. Eso sí, por suerte, siguió en su labor periodística.
Ha muerto Helen Thomas, y quizás a muchos no le interese, pero ha muerto alguien que sin dudas puso bien en alto el nombre de los periodistas en este hermoso país.
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