a todos los médicos que cumplen misión
Puso el cuchillo en la garganta de la muchacha. Amenazador. Usó sus brazos y el miedo para inmovilizarla, mientras ella, pensaba en que no volvería a ver a su hijita y apenas podía hurgar en la cartera para complacerlo. “El dinero perra, dame el dinero” – decía y en ese instante sintió una voz que en tono familiar le exigía que dejara tranquila a la mujer: “Déja esa vaina mano, es una doctora,.. déjala pues” Y él no parecía entender esas razones y se puso a discutir con su compinche. Luego un grito. Una ofensa. Una amenaza. Un disparo y cayó al piso herido. Lo último que recuerda fue su mano que se abría y dejaba escapar el cuchillo.
Despertó tres días después en el Hospital y apenas abrió los ojos vio a su madre sentada a su lado.
- Ma… ¿Qué pasó?
- Te dispararon hijo. Sabes… vos estás vivo gracias a una doctora cubana que estaba ahí, a tu lado, de pura casualidad. Mírala, aquí está.
Cuando volteó su rostro a la derecha, reconoció el pelo, la bata… recordó aquel perfume que había respirado tan de cerca. Dejó caer una lágrima y le dio gracias infinitas a Dios por haber obrado un milagro de bondad en el corazón de aquella que había sido su última víctima.
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