martes, 5 de febrero de 2013

DEL DIARIO DE KINGA. Capítulo Uno.


El día en que nació no tuvo ni idea de que había llegado al mundo, ni de que había nacido en una isla, en un archipiélago le dijeron luego. Tampoco tuvo ni idea de que en la isla más grande del archipiélago había una Revolución, ni de que su padre había sido picado por un alacrán el mismo día de su nacimiento; justo cuando regresaba de cumplir un día más participando en la Zafra de los Diez Millones, que nunca fueron Diez, ni nueve, apenas ocho.

Ese día llegó Kinga al mundo, y fue bautizado con el nombre de Ángel Antonio, Ángel le vino de la madre, católica fiel y apegada a esos rituales africanos existentes en la isla, y lo de Antonio, por su padre, patriota de mil batallas, todas libradas en el llano, en el barrio, en la cuadra, donde había sido uno de los fundadores de los CDR y donde se enfrentaba a esos miserables que se oponían a las ideas revolucionarias.

La abuela materna, nunca estuvo de acuerdo con el nombre de Ángel, entre otras cosas porque no creía ni en su madre, y ya cuando llegó la Revolución, en un arrebato de esos que le daban de pronto, terminó tirando todos los santos de su tía Josefa por la ventana. A ella le hubiese gustado que le hubiesen puesto Fidel Raúl, pero el esposo, Arturo, abuelo materno de Kinga, se opuso rotundamente, decía que esos muchachos eran muy jóvenes para andarlos llamando héroes, a él le gustaba más que le pusieran José, por José Martí, claro.

Y con eso no estuvieron de acuerdo los padres del padre de Kinga, es decir sus abuelos paternos. Al viejo Ruperto, abuelo paterno de Kinga, casi le da un infarto con aquello de ponerle nombre de patriota alguno, “Estos héroes nuestros lo que nos han es llevado a la miseria”, decía, y continuaba desde la puerta de la calle, “tú sabes lo que es que al Máximo Gómez ese, se le ocurriese la idea de quemar los cañaverales. Ahora yo fuera español”.

Su señora esposa y abuela paterna de Kinga, Ángela Concepción, devota consagrada de la Virgen María, dijo en reiteradas ocasiones, que el nombre perfecto para su nieto era Ángel de la Caridad, sí, Ángel de la Caridad Blanco Socarrás, pero en aquella vorágine familiar, era su reclamo el que menos se escuchaba y su voz terminó por extinguirse como el canto de una cigarra con paludismo.

El padre, ya un poco molesto, entre otras cosas por aquella picada del alacrán que le había entumecido la lengua, pronunció aquel que sería el segundo nombre de su hijo, “Antonio coño, se va a llamar Antonio como Maceo, que quién ha visto un negro con nombre de blanco. Antonio como el Titán. Mi cielo”, le dijo a la esposa que observaba detenidamente a la criatura, “¿y a ti qué nombre es el que te gusta?”. “Angelito”, dijo ella, no pensando en el nombre escogido por su madre, sino que fue una exclamación que le salió del alma al ver la pronunciación enorme del rabo prieto de su primogénito.

Entonces se llamará Ángel Antonio Blanco Socarrás”, dijo Eulalio, padre del recién nacido, esta vez, contemplando el falo enorme de su hijo, que ya de nacimiento, se avizoraba que lo tendría más grande que el suyo. Y fue por eso que nunca le dijeron Ángel, ni Antonio, ni siquiera le chiquearon los nombres. 

Aquellos primeros amiguitos que tuvo el infeliz, en la primera ocasión en que lo vieron sin el culero puesto, comenzarían a llamarle kinga, que claro, ellos, niños que aún no pronunciaban bien las consonantes, querían decir otra cosa. Y así se le quedó el kinga,  y sería Kinga en el círculo infantil, Kinga en la escuela primaria, Kinga en la secundaria, y ya en el pre, pues había dejado de firmar con sus nombres reales, por los que nadie le conocía, y escribía en cada trozo de papel donde debía estar su nombre: Kinga Blanco, Kinga Blanco Socarrás.

Y este es el inicio del diario perdido de quien es y quien fuera un cubano más de esos que nacieron en un país en Revolución.

FIN DEL CAPÍTULO UNO LA HISTORIA CONTINUA.
Escrito por Cabeza Dura, el amigo de Kinga.  

2 comentarios:

  1. Primo esto esta buenisimoooo besotes aqui haciendo reir a los viejos con tus cuentos muaaaaaaaa

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  2. Gracias primi, por el comentario. cabeza Dura los quiere mucho a todos. Un beso grande que llegue desde la menor hasta el más viejo de los que tienes por allá, y le dices al tío que prepare una botellita para dentro unos meses jajajajaja

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