El segundo descubridor de Cuba.

Por: Geysi Rosell

Las corrientes oceánicas que fluyen en dirección norte, a lo largo de la costa occidental de Sudamérica llevan el nombre de: Humboldt. La denominación atribuye honores al eminente científico y político que las descubrió, al medir por vez primera,  la temperatura de la zona oriental del océano Pacífico.

Aquel suceso parecería imposible para la época, pero el hecho fue minimizado, pues bajo su firma quedó la primera investigación de  los volcanes americanos y sus erupciones; midió el descenso en la intensidad magnética y registró 60 000 plantas, incluidas miles de especies nunca antes descritas en la botánica, pues pintaba con todo detalle. Además dejó estudios importantes sobre el cosmos.

Aquel hombre, de carne y hueso, natural de Berlín, llegó a la Habana el 19 de diciembre de 1800.  La “pintoresca” ciudad, como testificó fue igualmente motivo de repulsión para él, por los crueles paisajes que mostraba la esclavitud.

Sin temor a equivocarme, el explorador, sintió fuerte atracción por Cuba, dentro de su recorrido por toda la América, a la que le dedicó poco más de cuatro meses de estudió y visitó en una segunda oportunidad.  La confirmación es su Ensayo Político sobre la Isla de Cuba, publicado en 1827 en su ciudad natal.

El prestigioso naturalista y profesor, considerado fundador de la geografía moderna, mostró este País, al viejo mundo y a los propios
cubanos, las bondades de la Isla. José de la Luz y Caballero, filósofo y pedagogo, lo reconoció como fuente de estudios para su obra y fue quien lo denominó: El segundo descubridor de Cuba.

El título lo amerita. El sabio alemán  analizó  datos sobre la población, el clima, el suelo, los accidentes costeros y las elevaciones, sobre la agricultura, con reprecisión en la caña de azúcar,  el café y el tabaco.

Rectificó  datos sobre la posición geográfica de la ciudad habanera y su puerto, a partir de la fortaleza de los Tres Reyes del Morro. Expuso una tesis sobre la formación de las Antillas y la constitución de la geología cubana.

Alejandro de Humboldt es de esos seres humanos geniales que vivió para bien del futuro.

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