Había oído hablar de Pedro Sarmiento Pereira en diferentes géneros periodísticos abordados por colegas cienfuegueros pero nunca hasta hace apenas unos días tuve la oportunidad de conocerlo personalmente y establecer una conversación que me permitió admirarlo, no sólo por los excelentes aportes de miel que realiza al país, sino por el eminente científico que descubrí en una entrevista apresurada pero consistente de conocimientos y sabiduría sobre la apicultura, un renglón productivo que hizo cambiar la vida de este hombre y que lo inspira día a día a descubrir secretos teóricos y científicos de una especie animal, según él, imprescindible para la sostenibilidad humana.
¿Cómo llegó a la apicultura?
Yo soy licenciado en Historia, pero mi origen es campesino. Nací y me crié enCumanayagua, el municipio montañoso de Cienfuegos. Ejerciendo mi profesión en la escuela secundaria de mi localidad descubrí en las áreas de deportes una pequeña colmena y la trasladé a mi casa. Comencé a leer bibliografías sobre el mundo de las abejas y descubrí que era bonito e interesante y conjuntamente con mis 2 hijos me decidí a incursionar sobre él. De profesor me convertí en apicultor, esa decisión fue hace ya 30 años, seguramente, muchos me tildaron de loco pero hoy me siento feliz porque lo aprendido en academia me ayudó a convertirme en el apicultor dormido que habitaba en mi ser.
¿Qué ha logrado en estas 3 décadas de trabajo?
Más de lo que imaginé. Puedo decirte que ya tengo 620 colmenas, algunas en el llano, otras en lo más intrincado del macizo Guamuaya cienfueguero. Creo que es el fruto de muchas horas de estudio y trabajo. También del asesoramiento de la Institución científica cubana que dirige el profesor Adolfo Pérez Piñeiro y de la capacitación que hemos recibido por parte de especialistas de la agricultura en el territorio. El binomio teoría-práctica ha sido milagroso porque aprendí a conocer el mundo de las abejas y hoy logro manejarlas con eficiencia.
¿En qué consiste el manejo de las abejas?
El manejo apícola es esforzado pero necesario para luego ver los resultados productivos. Se trata, por ejemplo, de saber colocar las colmenas en un ambiente climático ideal, donde exista semi sombra. Si es en la montaña los apiarios deben colocarse en zonas melíferas ubicadas en valles semitrompolín para que las abejas tengan más área de vuelo en su búsqueda del néctar. Cambiar la reina a tiempo es imprescindible, así mismo los panales viejos por jóvenes. También se debe lograr un crecimiento vertical y un tratamiento adecuado de la melaza. Son muchos secretos. El mundo de las abejas es infinito, tenemos que formar parte ellas para lograr realmente lo que queremos.
¿Y siente usted satisfacción con los resultados de sus colmenas?
Creo que todavía puedo producir más pero sería ingrato conmigo mismo si te dijera que he logrado poco. Yo he tenido años de aportar más de 70 toneladas de miel. En el 2012 logré casi 60 y hubiera podido obtener mucho más si todas las colmenas que tengo en las montañas estuvieran en el llano, pues el cambio climático, las nuevas formas del cultivo del café y el uso indiscriminado del Guamo, una planta oriunda en las lomas, afectan hoy la apicultura en su ecosistema más propicio. Quienes estamos insertados en esta rama, dependemos de un 50 por ciento del clima porque sin floración no hay polinización y por ende no hay miel.
¿Cree que su labor es referencia en el país?
Yo creo que hay en Cuba muy buenos apicultores. Somos una gran familia que intercambiamos experiencias para realizar mejor nuestro oficio, que al final redunda en beneficios para la economía nacional. Pero al parecer quienes nos chequean piensan que estoy trabajando bien y yo me enorgullezco de haber recibido del 2000 para acá muchos reconocimientos, por ejemplo, mejor y mayor productor del país, apicultor integral, destacado en producciones de cera y propolio. En fin son avales que me complacen pero a la vez me retan a un mayor compromiso porque lo importante no es lograr una meta, al menos es necesario mantenerla.
¿Si volviera a nacer que oficio escogería: maestro o apicultor?
Yo creo que escogería a las dos, tal y como lo hice… porque al final las 2 las ejerzo. Creo que el magisterio me dio las herramientas para enseñar y aprender al mismo tiempo y créeme es lo que hago día a día, claro, con la diferencia de que mi aula es a cielo abierto, ambientada por el zumbido de las abejas, una especie animal que me robó el corazón para siempre.
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tomado de Perla Visión
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