Escrito por: José Jasán Nieves Cárdenas
tomado de internet |
En cambio, si los apreciamos como dos expresiones de la realidad cubana, dos terrenos donde el entramado de relaciones sociales, económicas y políticas tienen una expresión concreta; podremos notar que tanto el volley como el mercadeo de audiovisuales ofrecen oportunidades para transformar el llamado “cambio de mentalidad” de advocación en hecho.
Acaba de terminar un fin de semana terrible para el equipo cubano masculino del deporte de la net y la pelota.- El tope ante el seleccionado nacional de Serbia confirmó las sospechas de los aficionados antes del inicio de la Liga: un conjunto de mozalbetes de estreno no pueden más que resistir el embiste de una maquinaria profesional como la de los europeos.
Uno de los atletas cubanos lo reconocía así: “ellos juegan en clubes y tienen más preparación que nosotros”; una idea que regresa año tras año, con cada Liga Mundial, acompañando casi siempre al estreno de un nuevo conjunto caribeño, revestido de constantes renovaciones por la ausencia de lo estelares.
Pero, ¿qué sucede con los estelares? ¿Por qué las constantes renovaciones? Sencillamente porque los jugadores cubanos escogen irse a jugar a los clubes, al primer nivel mundial, y con ese paso dejan de ser elegibles para las autoridades como representantes de la camiseta de Cuba.
Los jugadores de volleyball, aunque se van, siempre declaran que si los llaman para defender nuestros colores, lo harán con gusto. El mutismo y la inamovilidad es la respuesta.
Otra pincelada de realidad: En una intervención televisiva este domingo el director de cine cubano, Fernando Pérez, lanzó una atrevida y renovadora proposición: las instituciones cinematográficas del país deberían crear alianzas y acuerdos con las redes informales de bancos de películas y novelas que pululan por todo el archipiélago.
Para el director de Suite Habana es un hecho que los bancos y vendedores de discos consiguen las copias de películas cubanas, antes incluso de su realización total, y distribuyen con gran celeridad sus productos hasta en las más intrincadas comunidades, sin papeles ni burocracia.
Por tanto, dice Fernando, más que permanecer pasivos ante esa distribución, lo sensato es llegar a acuerdos, negociar con ellos, para que respeten por un tiempo los estrenos cinematográficos y a cambio se les provea de copias originales de alta factura visual y sonora.
Novedosa propuesta lanza el artista, tal vez demasiado audaz para las mentes estáticas y estatizadas.
Es un terreno el cine, como el del volleyball, donde se precisan miradas sin prejuicios, decisiones renovadoras que transformen el modo de hacer sostenido en las últimas décadas por prácticas más realistas, dotadas de pragmatismo, que superen el aferramiento a conceptos muy hermosos desde la pureza ideológica, pero que han sido sobrepasados por la dinámica de la vida.
El “cambio de mentalidad” allí, más que una sugerencia puede tornarse en hechos; para el bien de todos.
tomado de RCM Radio Ciudad del Mar
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