sábado, 1 de junio de 2013

¿ESCRIBEN REALMENTE TODOS LOS PERIODISTAS POR ENCARGO? VÍCTOR MESA NO FUE EL PRIMERO QUE OFENDIÓ...

por Roberto Ariel Lamelo Piñón 

Confieso que mi mente se atascó un poco al intentar comenzar este trabajo, a pesar que ya tenía las ideas claras - bien claras - sobre lo que escribiría. Quise comenzar recordando cierta vez que me encomendaron escribir "algo"  y hablar del premio que ganó lo que escribí y denunciar que el mérito en esa oportunidad se lo llevó otro. Pero... ¿venía al caso recordar lo sucedido? No lo creo, y después de analizar con detenimiento, deseché la idea de comenzar este trabajo recordando ese "algo" que no tiene mucho que ver con esto. ¿O sí?

Debo confesar también que tengo la duda sobre cierto aspecto... ¿escriben realmente todos los periodistas por encargo? Tampoco lo creo, sería bien idiota pensarlo, y más que idiota me provocaría náuseas creer que fuera así.

Existe en Cuba una religión de la que se habla poco. Es una religión que es como una enfermedad. No hay cubano que no la profese. No hay cubano que no la padezca. Todo gira alrededor de una pelota pequeña de cuero, cosida en su circunferencia y que se golpea con un bate. También le llaman deporte y le dicen béisbol. 

Pero el béisbol en Cuba, es más que un deporte. Es pasión, vida, cultura. Es pueblo y sangre.  Y enferma. Enferma tanto que hablar sobre ello tiene implicaciones supraterrenales. 

El más fiel exponente de este deporte en Cuba durante muchos años fue Víctor Mesa. Todos los periodistas hablaban de Víctor. Víctor era la ostia!. Era la hoz y el martillo. Víctor era como Fidel, era tabaco y ron. Víctor era el hijo de Cuba - pese a los capitalinos que casi todos le odiaban - y donde quiera que Víctor jugaba "hacía de las suyas" y la prensa, jocosa, le dedicaba un son. Los periodistas se morían por entrevistarlo y cuando se robó el home frente a los americanos en el Latino y el árbitro cubano cantó quieto fue como si los yankees hubieran entrado por Girón nuevamente, pero esta vez nos hubieran pateado el trasero gracias a un Caballo de Troya vestido de umpire. Víctor era el símbolo del pelotero completo, audaz, que daba la vida y la arriesgaba en el terreno.Era el revolucionario de la pelota.

Pero ya Víctor no es pelotero.  Ahora es manager. Es buen manager. Sabe jugar el juego chiquito. No la piensa dos veces para quitar al pitcher. Habla - lo ha hecho sin tapujos - de la necesidad de introducir cambios necesarios en la pelota. Cambios que van contra la política "oficial" Cambios que provocan ronchas en alguna de las altas esferas del país  y la gente, alguna menos, lo admira por eso. Yo estoy entre ellos.  Entre los que lo admiran por ser valiente y HABLAR.

Lo que si no le admito, y esto se lo digo como cubano y como hombre, es que, amparado en su "brujo" se crea Dios y arremeta impune contra quienes del otro lado de la trinchera no nacieron para dirigir sino para "criticar" a los que dirigen, los que nacieron para "informar" al pueblo que "quiere saber".  Me refiero a los periodistas.

Lo que no le admito es que ofenda, que se sienta Dios cuando le preguntan, que se crea culto, que se sienta Aristóteles, Platón y  Newton, todo en uno, vestido de pelotero. Y si le preguntan sobre ciertos porqué se haga el bárbaro, se tire un pedo y le diga al que le preguntó: "Ven aquí, huele, te mereces olfatear lo que de mi cuerpo emana"

Pero... ¿es de él toda la culpa?

El es responsable de su indolencia, de su desfachatez y desparpajo. Es su culpa creerse "van-van" es su meta saberse protegido por las otras "altas esferas" y creer que puede hacer y deshacer, pero hay otras variables culpables en este asunto. Es mi opinión sincera.

Es mi opinión y me da mi gana americana decirlo, que no existe respeto alguno por los periodistas en Cuba, en parte, en grandísima parte, porque durante años se ha publicado en Cuba, lo que a la gente "de arriba" le ha dado la gana publicar y/o que se publique. En parte porque, educados en la palabra y no en el músculo, los periodistas han sentido miedo de ofender a un grandulón. En parte, porque ofendidos ellos, y con razón, su editor o su jefe de redacción, no le permitirán ni por asomo, expresar una ira personal en la cuartilla. En parte, porque muchos viven de la ilusión de seguir la rima para ganarse el estímulo, y en el caso de los periodistas deportivos aún más porque de vez en cuando hay un viajecito al extranjero, y es el único escape que tienen para paliar el mísero salario que me pagan por tratar de quedar bien con Dios y con el Diablo. En parte porque si "se les escapa una palabra en vivo"de arriba llaman al Director de la Emisora y éste, cagándose en los pantalones, pitea pa´abajo y todos sabemos como reza el viejo refrán de "el peje grande se come al chiquito" En parte porque muchos pejes grandes están conectados entre sí... y yo sé bien lo que significa que un "jefecillo" se queje con "mi jefe" y el jefe me llame para arañarme la pintura. En parte porque son muchos pero no son un grupo y no tienen identidad como tal que los agrupe ni en gremio ni en postalita. Si así fuese, TODOS se hubieran levantado en masa unánime y se hubiesen revirado contra el forajido... o contra los forajidos cada vez que sucediese algo parecido. U otro se hubiese parado detrás y le hubiese respondido al maleducado. U otro más valiente, a la salida le hubiese dicho, <me c.... en la.... ¿y qué te pasa?> O cada vez que le toque sentarse en las ruedas de prensa, hacerle la misma pregunta una y otra vez hasta que el globo estalle o hasta que salga el Sol por donde salga. En parte porque el papel del Sindicato es una mierda y si "de arriba" se quejan que fulano y mengano están haciendo campañita  y salta alguien pidiendo cabeza, nadie o muy pocos de los colegas del apabullado periodista levantará la mano para defender al infeliz reportero cuya gloria, jamás, será comparable con la de VM32.

De los que trabajan en la TV no hablo... dan pena.

Han sido muchos años de miedo, de censura, de cortes y mordazas, y ya hay quien se cree inmune... ya de esto se habló en el Congreso de y en la Reunión de, y El Chino dijo que, y no hay mejorías. O hay muy poca. Sencillamente, los camajanes se limpian el c... con lo que otros dicen y se pasan la mano entre ellos y se tiran el salve.

No tengo nada en contra de Víctor Mesa, repito, excepto que profese respeto para que pueda ser respetado.

Liber, mi colega-jefe, me pidió que hablara sobre Leinier Domínguez, el ajedrecista cubano cuya labor en el Torneo de Salónica, Grecia, está siendo comparada - algo exagerada la comparación claro, pero si no ¿de qué viven los periodistas? - con la de nuestro genial José Raúl Capablanca.

Hubiese querido escribir sobre eso, pero preferí expresarme en apoyo a "mis colegas" que a 90 millas, aún luchan por quitarse la venda de la boca.