miércoles, 10 de julio de 2013

Sobrepoblación misteriosa en los cielos cienfuegueros. Entrevista con Marcos Rodríguez Matamoros

Por: Antonio Enrique González Rojas
Entre los íconos culturales de mayor pregnancia entre los terrícolas y mayor consenso popular en el siglo XX, más lo que transcurre del XXI, están ineluctablemente ubicados los Objetos Voladores No Identificados (OVNIs), igualmente conocidos entre los angloparlantes como UFOs (Unidentified Flying Objects), y mucho más popularizados como Platillos Voladores, los Flying Saucers avistados por el piloto civil estadounidense Kenneth Arnold el 24 de junio de 1947 alrededor de Mount Reinier, estado de Washington.
El ingente sensasionalismo de la prensa del momento subrayó como nunca un suceso que venía acaeciendo desde tiempos inmemoriales, acreditando falsamente el inicio de la Era OVNI como un fenómeno de la última centuria. Para no adentrarme en las penumbras de los eones y los continentes, sólo mencionar que el propio territorio de Cienfuegos, cuenta con experiencias registradas años antes de la aventura de Arnold. Según comenta Marcos Rodríguez Matamoros, arqueólogo, investigador, historiador, pintor y escultor, además de ufólogo u ovnílogo desde hace buen tiempo, el más antiguo de su archivo personal “data de 1939, en la localidad de Guajimico. El testimoniante se nombraba Héctor González y contaba con más de 70 años cuando dio su testimonio. El incidente involucró a un objeto en forma de melón, de aspecto metálico muy resplandeciente, el cual fue visto por un grupo de personas cuando despegaba verticalmente desde un pequeño valle, sin escucharse sonido alguno y en plena mañana.”
A partir de este, Marcos, paralelo a su intensa labor científica e intelectual que acredita como uno de los más prestigiosos creadores de la provincia, ha investigado casi medio centenar de casos de avistamiento de luces, objetos y formas en diferentes áreas cienfuegueras y aledañas. Pero Marcos cuenta con el privilegio de haber trascendido el mero rol de recolector de datos, pues él mismo ha sido testigo de eventos alucinantes desde hace muchos años hasta recientes momentos en que protagoniza una de las más sorprendentes experiencias en curso registrada en los anales de la ovnilogía cubana.
“Mi primera experiencia con lo que yo he clasificado como un OVNI fue una observación a través de un binocular”, comenta quien integrara por más de tres décadas el grupo arqueológico Jagua. “Sucedió en octubre de 1967 durante mi Servicio Militar en Santiago de Cuba. Yo fungía como explorador aéreo y eso me facilitó ser testigo único del paso sobre mi cabeza, pero a una enorme altura, de un objeto en forma de triángulo isósceles, de color plomizo, sin detalles en su superficie. Simplemente un triángulo plano y liso. Sobrevoló sobre la unidad en absoluto silencio y sin dejar rastros de humo o vapores. Ninguno de los compañeros que se encontraban conmigo aquella mañana se percató del incidente.
“Ahora bien, mi primera experiencia con un OVNI a través de mi cámara fotográfica digital sucedió fortuitamente en la tarde del 21 de febrero de 2011 al pretender fotografiar un viejo avión bimotor DC-3, pues desde niño soy aficionado a la aviación. Al revisar las fotos una vez descargadas en la computadora, en dos de las instantáneas, además de la imagen del avión, aparece un segundo objeto, primero más alejado y luego más cercano, definido en la segunda como alargado, con el diseño cilíndrico descrito desde hace mucho tiempo por los estudiosos del fenómeno OVNI a escala global, como perteneciente a “naves nodrizas”. Estas son equivalentes a nuestros portaviones, pues desde ellas han sido vistos salir objetos más pequeños, interpretadas por los ovnílogos como vehículos livianos de exploración, que son los avistados en los encuentros cercanos experimentados por los testigos.
“No obstante saber de qué se trataba, como soy un científico, no suelo adscribirme a la primera posibilidad y sometí las imágenes al criterio de expertos en el arte fotográfico. Todos coincidieron en que se trataba de un objeto real y no una mancha, una basurita o la traza de un objeto conocido en movimiento. Esto es lo que en ovnilogía se conoce como “intruso”, porque aparece imprevistamente en fotografías cuyo objetivo era captar cualquier evento común.
“Luego de esa primera experiencia, sistematicé mis sesiones fotográficas, aunque debo reconocer que con muy pocas esperanzas de éxito. Sin embargo, pronto se puso en evidencia que se trataba de un fenómeno sostenido en el tiempo que alcanza hasta hoy, no de una simple oleada temporal, como la ocurrida en Cuba en los meses de octubre y noviembre de 1995.”
Según comenta el gandor del Premio Jagua por sus aportes a la cultura en Cienfuegos, en los primeros meses de 2011, acudía a su patio para tomar las fotos “alrededor de tres veces al día, incluyendo el horario nocturno. Los resultados fueron abrumadores, pues pienso que era el momento pico del fenómeno. Fue tan intenso el trabajo que mi cámara colapsó dos veces. Fue necesario repararla. Ya a partir de 2012 reduje la intensidad del trabajo con el fin de proteger el equipo, aunque experimenté con el modo de video, haciendo grabaciones cortas de entre tres y cinco minutos. Esta modalidad me permitió comprobar el desplazamiento de los OVNIs a asombrosa velocidad y capacidad de maniobra, todo lo cual se puede apreciar a pesar de que aparecen y desaparecen del campo captado en mucho menos de 1/15 de segundo, si tenemos en cuenta que mi cámara graba a quince fotogramas por segundo.
  “Debo aclarar que las visualizaciones suceden exclusivamente a través de mi cámara digital, nunca por mis propios ojos. Esto pudiera deberse no solamente a la gran altura a la que tienen lugar esos acontecimientos, la altísima velocidad con se desplazan, las complicadas maniobras que realizan, además de la coloración gris azulosa claro, la cual les permite camuflarse con el fondo azul del cielo, además de que emiten luz polarizada. Por esto son más fáciles de captar con las cámaras y teléfonos digitales que por la visión humana.”

En la investigación cientifica, las estadísticas determinan muchas veces la consistencia de una observación, cuyos resultados se regularizan y canonizan. En el caso de Marcos, el porciento de registro exitoso por obturación “es aproximadamente del 98% tanto en las instantáneas como en los videos. Por ejemplo, en numerosas filmaciones de tres minutos de duración, se manifiestan hasta seis y siete objetos diferentes, lo cual nos da un objeto cada treinta segundos aproximadamente.”

La confrontación, el contraste, la triangulación es otro de los métodos imprescindibles de la ciencia para comprobar las hipótesis o caracterizar fenomenologías, so pena se reducirlas a dudosas experiencias subjetivas. “A los pocos meses de iniciar mis experiencias fotográficas y luego de habérselo comunicado a mis colegas de Matanzas”, comenta Marcos, desde la ética y la seriedad científica, “ellos comenzaron a obtener resultados similares a los míos, captando con cámaras digitales instantáneas y videos, que muestran imágenes de objetos similares en forma, coloración y capacidad de desplazamiento. Solamente en una foto ellos captaron las imágenes de ¡veintisiete objetos en forma de salchicha!, en el cielo de un atardecer yumurino.

“Además, tengo información fidedigna de que en la barriada habanera de Alamar, al menos un ciudadano residente allí obtuvo fotos digitales en las que aparecen los llamados objetos intrusos. Poseo dos fotos de mi autoría en las que aparecen grupos de OVNIs pequeños de entre nueve y doce objetos. También obtuve algunas instantáneas en las que aparecen objetos con forma de salchichón, con pequeños OVNIs a su alrededor, pero como son imágenes fijas es imposible determinar si salieron o maniobraban para entrar en aquellos.

“Otras personas en nuestra propia ciudad, entre ellas un fotógrafo profesional (no cito inconsultamente sus señas personales) y otro aficionado de mucha experiencia, se sintieron estimulados por mis resultados. Ahora existen al menos dos fotos digitales de altísima calidad obtenidas con una cámara profesional dotada de teleobjetivo de largo alcance y gran poder resolutivo. Los resultados son impresionantes y confirman la presencia de objetos desconocidos pululando en nuestra atmósfera. Una foto obtenida con cámara mecánica tradicional y película de 100 ASA en blanco y negro, registró la imagen de un objeto en forma de cápsula, que es la más común entre estos OVNIs.

“Los resultados son similares con diferentes cámaras de distinta tecnología, ubicadas en diferentes puntos de la ciudad; hasta lugares tan distantes como Matanzas y Alamar. Por si fuera poco, recientemente participé en un trabajo de campo en la comunidad La Ciruela, al norte del poblado cabecera de Rodas, junto con un grupo de colegas en indagaciones sobre el supuesto bólido que se vio transitar y explotar sobre ese territorio el pasado 5 de febrero. Como siempre, llevé mi cámara digital y en el interín, la coloqué apuntando al cielo, en función de video, para tres minutos. Al transcurrir un minuto y cuarenta y ocho segundos, fue capturada la imagen de un objeto pardo, cuya forma es la clásica de los discos o platillos cuando son percibidos de perfil.  Su velocidad era enorme, pero la imagen quedó plasmada en tres fotogramas sucesivos que permiten observar sus características aerodinámicas y el rumbo del desplazamiento. Nadie de los presentes nos percatamos de su paso, sucedido en el más absoluto silencio.

“Todavía más recientemente, regresé desde la provincia de Sancti Spiritus en la cual permanecí por cinco días participando en excavaciones arqueológicas. En la mañana del 1º de abril del actual año, dirigí mi cámara al firmamento con resultados similares: aparecieron cuatro objetos diferentes transitando silenciosamente a enorme velocidad por el cielo espirituano.

“Si consideramos que las cámaras, digitales o no, como objetos inanimados que son, carecen de personalidad, psiquis o raciocinio, podemos descartar la histeria colectiva, alucinaciones o trastornos de la personalidad. Entonces saquemos nuestras propias conclusiones, con licencia del colega Reinaldo Taladrid.”

La consulta con fuentes autorizadas en la materia y en zonas del conocimiento afines, fue otra de las estrategias priorizadas por Marcos, desde la propia primera experiencia de febrero de 2011. “Lo primero que hice fue comunicarlo al amigo y colega el profesor Enrique Pérez Gutiérrez, uno de los ovnílogos de más experiencia en nuestro país”, explica el investigador más acusioso de los aborígenes de Jagua. “Solamente con mi descripción vía telefónica él sabía de lo que se trataba. También contacté con el investigador y meteorólogo Orestes Girbau Collado, presidente del Comité Gestor para la creación de una proyectada y necesaria Asociación Cubana de Ovnílogos. Además, lo consulté con los colegas del Centro Meteorológico Provincial, recibiendo la atención y el seguimiento del asunto muy especialmente por parte del amigo y colega Gonzalo Alfonso Calzadilla, Jefe del Departamento de Pronósticos de esa institución científica. Sin embargo, no tuve la misma suerte con algunos otros amigos fotógrafos profesionales cuya ayuda solicité sin lograr interesarlos en el asunto.
Lo cierto es que hemos tratado de seguir éste con el mayor rigor científico posible y de la manera más discreta para no crear falsas expectativas, temores infundados o reacciones equivocadas. Pronto las imágenes serán analizadas por un grupo de expertos informáticos en La Habana, para descartar con más seguridad aún toda posible manipulación de estas u origen a partir de desperfectos técnicos.

  Dada la naturaleza “casual” del primer avistamiento de febrero de 2011, resulta complicado especular acerca del verdadero inicio de esta intensa presencia OVNI en el firmamento cienfueguero, pero Rodríguez Matamoros se aventura a “asegurar que esta anormal actividad viene sucediendo desde hace algún tiempo. En este caso fue mi ocasional fotografía la que me alertó sobre el fenómeno. El grueso de la población no se percata porque como ya dije, las manifestaciones suceden a gran altura, son por lo general objetos de pequeñas dimensiones que viajan a una velocidad increíble, invisibles al ojo humano desnudo, absolutamente silenciosos. No dejan escapar humo o gases ni se produce el típico estampido por la ruptura de la barrera del sonido como los aviones a reacción. Además, la gente está muy ocupada en resolver los problemas vitales y cotidianos, por lo que apenas tiene tiempo para ni siquiera pensar en mirar al cielo y mucho menos sacar fotos del mismo.
También al prolífico terreno de la especulación pertenecen los motivos y motivaciones reales de tales entes, provengan de donde provengan, sea cual ea su naturaleza. “Si no son artilugios terrestres”, acota Marcos, “no creo que estén aquí por simple deporte o turismo. Supongo que estarán haciendo una labor profiláctica, saneando nuestra enfermiza atmósfera, ayudando al planeta y a la Humanidad a paliar los nocivos efectos de las radiaciones letales que están bombardeando a la Tierra como producto del paso del Sistema Solar a través del cinturón fotónico de nuestra galaxia, así como de la exacerbada actividad solar actual, la cual se encuentra ahora en el máximo del ciclo de once años, también denominado Saro.
 “Además, creo que esa labor callada pero constante, está también encaminada a minimizar los daños que la Humanidad le está ocasionando al planeta, que tal vez compartimos con ellos sin darnos cuenta, pues diferentes hipótesis explicativas defienden su origen no interplanetario o interestelar, sino que conviven con nosotros desde tiempos inmemoriales, sólo que en otro ámbito como bajo la corteza terrestre o en las grandes profundidades marinas: se han visto OVNIs salir desde el fondo de los mares para elevarse luego al espacio. Hay quienes ponderan la posibilidad de que provengan de un universo paralelo e incluso, sean viajeros temporales venidos del futuro. Lo cierto es que hasta ahora nadie conoce el verdadero origen son los OVNIs, quiénes los tripulan, qué objetivos persiguen con sus visitas, de dónde vienen y hacia dónde van cuando desaparecen. Es por eso que siguen siendo eso, objetos volantes no identificados.
“Al respecto quiero puntualizar que a principios del año 2012 se cernía una seria amenaza sobre las redes de comunicaciones y de generación de energía eléctrica en nuestro planeta, como consecuencia de las inusuales explosiones solares que arrojaban gigantescas bocanadas de plasma y radiaciones hacia nuestro planeta. Tan grave e inminente era, que algunas líneas aéreas cuyos corredores se encontraban en latitudes altas, decidieron trasladarlas hacia las más bajas, con anuencia de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional). Esta información salió publicada en el periódico Granma del 18 de febrero de 2012. Sin embargo, casi un mes después (viernes 9 de marzo del 2012), el mismo órgano acogió una noticia bajo el título “La Tierra a salvo de tormenta solar”, en la cual se dio a conocer que el orbe había eludido “por ahora”, la amenaza de esta supertormenta estelar. Lo que no se publicó es la opinión de los científicos que dieron la alarma inicial, acerca de cuál fue el “escudo” que nos protegió, cuando todos sabemos cuán maltrecha está la capa de ozono. Precisamente en esos meses fue cuando más avistamientos fotográficos fueron registrados sobre Cienfuegos y Matanzas. Al parecer, sean elllos quienes sean, estuvieron muy ocupados en ese período.
“Otro fenómeno natural que se ha estado produciendo entre 2011 y 2012 es la llamada Resonancia Schumann: emisiones de muy baja frecuencia emitidas por oscilaciones del núcleo de nuestro planeta. Estas ondas salen fuera de la corteza terrestre, pero no pueden escapar al espacio exterior, ya que la ionosfera de nuestro planeta las hace rebotar hacia la superficie, cosa que se produce repetidas veces hasta que la energía se disipa. Pero resulta que se ha comprobado que este fenómeno es perjudicial para las personas epilépticas. Me pregunto si “ellos” no estarán también esforzándose con una súper avanzada tecnología a absorber tales ondas y minimizar así las consecuencias para la salud humana.”  
Además de los mencionados fenómenos de Matanzas y Alamar, otras áreas cubanas cuentan con recientes avistamientos. Marcos comenta que “gracias a la gentileza Girbau Collado, poseo un video próximo al minuto de duración, realizado en 2011 con una cámara digital por aficionados en Viñales, Pinar del Río. Ya al final de la grabación de un paisaje, se ve discurrir un OVNI en forma de peonza a no mucha velocidad y a escasa altura, sobre las montañas. Sobre otras experiencias semejantes en Cuba ya me referí. Pero lo cierto es que con el impetuoso desarrollo de la fotografía digital a escala mundial, el número de imágenes de OVNIs captadas a lo largo y ancho del globo, ha crecido exponencialmente de manera asombrosa. No hay más que entrar a la página www.mufon.com para comprobar lo que estoy diciendo. Lo cierto es que los OVNIs se pasean a su antojo por nuestros cielos. Mientras que alguien con mayor información que nosotros, no me explique qué son esos objetos que se están moviendo en nuestro cielo, para mí seguirán siendo OVNIs, por serme sus objetivos, origen y destino absolutamente desconocidos.”




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