Venticuatro horas después se celebró en Cienfuegos la Sesión cienfueguera del Noveno Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba en la cual se abordaron "entre otros temas candentes y del momento" la necesidad de hacer un nuevo periodismo acorde con la realidad del país. Entre otras cosas. Otra ecuación. Un logaritmo tan complejo como el de Risch.
Seguro Boris me criticará un poco si hablo sobre una reunión a la cual no asistí, pero como "ellos" a veces hablan catibia sobre algo "del lado de acá" que desconocen por completo, es que voy yo a meter la mano en el fogón "pike" Claro que lo haré con delicadeza, con vaselina si él lo prefiere. Incluso le traía una propuesta. No a él como tal, sino a los que presidieron el tinglado, con el grandísimo respeto y perdón de la autora original del artículo. Aquí lo tengo impreso. No pude darme el placer de intentar escribir la misma noticia de otro modo. Darle otro enfoque, más melódico y literario. Más digerible. Algo para que "resbalara"en la garganta de la mayoría.
EL RESCATE MAS DULCE DE CUBA
Descubro que es difícil. Descubro - o sospecho - que los entrevistados le dijeron lo que pudieron, del modo que encontraron para no buscarse problemas. Descubro que entonces yo, contrapunteando, pudiera hablar de varias decenas de sacos de fertilizante extraviados, litros de combustible robados; incluso pudiera intentar explicar o justificar porqué lo hacen - el que lo hace - pero eso no puede decirse.
Si fuera radical y extremista - o hp - preferiría dejar a Toñico devanándose los sesos para encontrar la respuesta del porqué un campo previsto para "dar tanto" dio menos de la mitad. Dejar a Juana, ingenua, que no crea como mojan la cañapara que pese más en la báscula.
Boris, ofendido, me halará las orejas. Yo nunca lograré convencerle que de este lado los periódicos o medios digitales venden más y mejor que la producción de acero en el mejor de los complejos industriales, aunque un gran porciento de los "periodistas" sean exageradamente mediocres. Que allá, los caballos de acero, le darán una palmadita en el hombro a su colega, le dirán que el trabajo quedó de perilla, aunque nadie lea la noticia, aunque nadie la comente. Pasarás - noticia - sin saber que pasaste...
VOLVIENDO A LA REUNION
No estuve en ella, pero imagino que haya sido como esas del G-20 o cualquiera de las del FMI en que se resuelve poco o no se resuelve nada, donde unos alzarán su mano con propuestas muy inteligentes, otros los apoyarán en silencio, incluso un Judas disfrazará el pajarito con colores cálidos y alegres. Otros, sentados, sin opinar... otros pensando en como hacer una alquimia en la cocina cuando lleguen a sus casas. Yo también fuí a muchas reuniones y si las miro ahora, desde el tiempo, no puedo menos que recordarme de Julio Iglesias y su famosa película.
Porque en temas de indolencia, miedos a lo nuevo y pensamientos fronterizos respaldados desde y por, no hay nada peor que una presidencia, que un banquillo o una tribuna. A fin de cuentas ¿la orden de tonsura de donde viene sino "de arriba"?
Seguirán mandando a alguien a cubrir una noticia en la montaña. El periodista regresará con una insolación de tres pares, con un zapato medio roto y un pantalón enfangado hasta las rodillas - satisfecho, realizado y contento - y un jefecillo de medio palo o un editor sin fronteras le dirá no puedes decir esto. Aquí también pasa, dejémonos de cuentos... el Jefe es jefe aunque sea en calzoncillos. Y queman horas, sueños y aspiraciones. En ambas orillas sucede.
Creo firmemente que la vida no tiene tantos límites y que hay que darle un poco de crédito al ser humano, al periodista y al lector. De nada valen tantos miedos y recelos de alcoba partidista y de guerra fría. No hay Partido en la verdad. El compromiso y el respeto, la fidelidad y el amor por una profesión muchas veces se transmuta cuando un camaleón nos llama lagartija mientras se hincha como sapo. Entonces cabizabajos damos la espalda temerosos que explote su cerebro y que su mierda nos embarre. Perdón, su materia gris.
Ojalá que yo, parlanchín y pecatorum, me haya equivocado esta ocasión. Confieso que me gustaría. Por el Boris y por otros como él. Por todos, para que no nos metan ni vendan más esa caña, que de tanto exprimirla se ha quedado sin guarapo.
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