miércoles, 30 de enero de 2013

El abanico en Cienfuegos


El abanico es una pieza utilizada desde la antigüedad por los seres humanos para agitar el aire próximo y aplacar la sensación de calor. A lo largo de la historia humana las más diversas civilizaciones en las diversas regiones tropicales y subtropicales del planeta lo han empleado desde los más diversos tipos tamaño, forma y materiales de producción constituyéndose como estilos que tipifican la cultura de sus pueblos y las funciones de estas civilizaciones.

Los primeros de los que se tiene referencia histórica son los abanicos de plumas de los antiguos egipcios, grandes fragmentos manejados por esclavos que servían para abanicar al faraón y espantar los insectos y consistían dentro de los expresiones culturales y sociales de la época un símbolo del poder y de la jerarquía cultural de la época. 

La referencia en el continente asiático es diferente. En la China milenaria, sin embargo, era un pequeño objeto personal, más atractivo que útil, elaborado en todo tipo de materiales ostentosos: seda, papel pintado, plumas, marfil o caña de bambú. No fue hasta el siglo VII d.C. cuando un artesano nipón concibió el abanico plegable que se conoce en la actualidad, fundamentado en el mecanismo de las alas de un murciélago y se fue convirtiendo en un elemento ritual, especializado para cada circunstancia, que logró su máximo esplendor en las piezas realizadas durante el siglo XVI para el teatro.

En el siglo XVI el abanico plegadizo llegó a Europa, a lo largo del siglo XVII se fue fortaleciendo una industria especializada y en el siglo XVIII se había glorificado completamente, en especial en la zona mediterránea. Donde más se popularizó su uso y elaboración fue en España, y desde allí se propagó por las colonias americanas de climas cálidos.

Utilizado fundamentalmente por las mujeres (aunque los hombres también usaban uno de menor tamaño que podían guardar en los bolsillos del gabán), las varillas solían ser de marfil, nácar o madera, y el país* (la superficie desplegable que tensa las varillas) de vitela, encaje, tela o papel. También podía elaborarse sin país, en cuyo caso se conocía con el nombre de abanico de baraja. Una de las curiosidades que aportó la cultura hispana fue el lenguaje secreto del abanico, empleado para concertar citas amorosas en contextos tan inapropiados como la misa o los paseos familiares. Así, gracias a los escritores costumbristas del siglo XIX, la imagen tópica de la mujer española o latinoamericana quedó vinculada sin remisión a su expresivo abanico.

Los Museos de Cienfuegos coleccionaron desde sus inicios estos tipos de piezas por estar muy vinculados desde el siglo XIX a la actividad de la cotidianidad local, así como constituir una pieza reliquia en la mayoría de las familias cienfuegueras, así podemos encontrar abanicos vinculados a la actividad social y cultural de las comunidades cienfuegueras como de bodas, de bautizo, entre otras, los cuales asumen en su país y estructuras los más diversos estilos que lo incorporan a la forma de decoración personal y de las habitaciones cienfuegueras, principalmente las construcciones domésticas de la burguesía del siglo XIX y principios del XX.

Constituyó un objeto decorativo utilitario de gran demanda y abundante en los comercios cienfuegueros de la época, existiendo en la ciudad comercios dedicados a esta venta lo que motivó la creación de colecciones particulares principalmente en amas de casas que llegan hasta nuestros días. Es de las piezas que distinguían social y sicológicamente a sus dueños.

Es frecuente encontrar en fotografías de la época de instituciones culturales, artísticas, sociales, en paseos, muelles, quitrines o autos, a mujeres con altos atuendos con abanicos en sus manos, preferentemente los elaborados con sándalo y de país neoclásico, e incluso muchos de nuestros artistas locales decoraron el país de estos abanicos constituyéndose entonces en una expresión de socialización de la obra de arte. 

Abanicos neoclásicos, art noveau, art deco, pericones, abanicos barajas, orientales son abundantes en colecciones de museos, destacándose los de Abreus, Cumanayagua y el Museo Provincial.

Así este instrumento se convierte en uno de esos objetos que nos identifican y simbolizan otorgándole una gran cantidad de significados que llega incluso a la elaboración de un mensaje que facilita la comunicación y desarrolla el accionar de quien lo manipula, fue utilizado por algunos de nuestros abuelos para enamorarse o comunicar el cariño en tiempos donde el amor es incuestionable.

 Tejido del abanico.

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