¿Qué usted haría si estuviese contratado por una entidad turística para animar con canciones a los extranjeros que viniesen a la terraza del bar en el Hotel que Usted trabaja y Usted, amante de la cultura nacional, revolucionario, militante del PCC, incorrupto, cubano de este siglo XXI, de este año 2009, casado, con mujer que no trabaja y tres hijos pequeños, endeudado con el Estado tras haber adquirido un Refrigerador Haier, un Aire Acondicionado LG de media tonelada y un modulo de cocción, artículos que aún debe pagar y hacerlo pronto, y llega un grupo de turistas americanos, americanos, de esos prepotentes, bloqueadores, bien alimentados y sudorosos, se sientan en una mesa, sacan sus tabacos Cohíba, llaman al Barman y le dicen que prepare 20 mojitos y Usted, revolucionario, amante del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EE.UU, tomando como punto de partida el respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos, simpatizante de Obama y su plan de Salud, se le acerca al que parece ser el jefe del grupo, alto, fornido, colorado, con una guayabera y un sombrero de yarey, risueño, de gestos expresivos al hablar, de voz atronadora y usted se le acerca con su guitarrita, humilde, solícito, porque aunque revolucionario no es bobo y sabe que hay billete por medio y está deseoso de hacerle llegar lo más autóctono de nuestras raíces, ya sean españolas, aborígenes o afrocubanas, y esperando que él termine de hablar, decidir o mandar – que los líderes o cabecillas son todos iguales – y este tipo, sentado a su derecha, que parece ser de esa raza de personajes autoritarios, que se imponen solo con la mirada, se percata que Usted está a su lado, esperando, educadamente a que él termine de tomar todas las medidas organizativas, y él se para y con una sonrisa en los labios, le pone el brazo derecho por encima de su hombro, le echa dentro del cajón de la guitarra un billete de 100 usd y le dice:
- Amigo, no Guantanamera, no Chan-Chan, no Ché Guevara.
Usted no sabe…tiembla enmudece… busca ayuda… me pide un consejo y yo le digo:
“No sé, no sé que yo haría… Habría que preguntarle a aquel guitarrista del Hotel Casagranda en Santiago de Cuba, que fue lo que él hizo.”
Por Roberto A. Lamelo Piñón
Por Roberto A. Lamelo Piñón
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