La solemnidad de una escultura

Para algunos la celebración está emparentada con la ausencia de trabajo. Si hay algún caso donde es evidente el incumplimiento de esta condición sin dudas está relacionado con la labor artística. La fiesta que significa crear se extiende al disfrute de percibir en esta escultura lo que otros han hecho en pleno uso del placer.

Bajo implacables condiciones del tiempo y a bajísimas temperaturas donde el diodo apenas podía soldar el metal congelado, construyeron estos artistas, Arcadio Tomás Capote y Rubén Peña del Grupo Katey, la escultura “Huellas”, conformada solamente con herraduras fabricadas especialmente para un tipo de caballo de Islandia. A pesar del esmerilado encaje de los tejidos de hierro, el caballo es una figura monumental ubicada en la Escuela Vester Skerninge, en la isla Fionia en Dinamarca.

Anclado a tierra es lo suficientemente estable para un hombre adulto, está calculado más como una experiencia artística que como instrumento de juego para el alumnado a quienes les gusta emplear su tiempo de asueto en el patio de la escuela, la cual prioriza la estética en los espacios al aire libre.

En este viaje a Dinamarca la cooperación cienfueguera no sólo construyó esta escultura ecuestre, sino también el grill con materiales reciclados, se priorizó el cuidado del medio ambiente entre los alumnos. Su director Jens Fabricio Hansen expresó: “Ha sido reflexivo, responsable y agradable tratar  con ellos –tanto para nosotros como  para los niños. Por lo tanto, no es la última vez que los veremos aquí en la escuela. En lo concreto nos ha fascinado su versatilidad y su capacidad técnica. Rápidamente se ganaron nuestra confianza, es el trabajo de la Vester Skerninge Friskole exigir un mayor énfasis por el hecho de que poseen algunas habilidades y atributos”.

Hay una forma de discurso que corresponde a todos los frentes humanos, incluyendo al arte, y a la celebración que la acompaña, es el discurso solemne, pero, aún más que esto, lo propio de la solemnidad del arte: el silencio.

Hagamos silencio y meditemos frente a esta celebración de artistas dedicados por entero al oficio de la escultura, sin olvidar que el arte ha sido siempre un asunto público y mediático, pero principalmente, subjetivo, universal y privado.