RIGONDEAUX

Mañana la prensa en Cuba hará mutis del asunto. Fue como cuando el hombre quiso brincar, probarse más allá, era su sueño, su deseo y nadie dijo nada, hasta que EL CABALLO habló. Entonces la gente supo, creyó, ... sí, era cierto, Rigondeaux quiso brincar, escapar, traicionar... ya ese boxeo le quedaba chiquito y el negro tenía su sueño, tenía su estrella y su certeza que Él era (es) el número 1 en el mundo.

Mañana, ni en primera plana, ni en las deportivas, ni en una esquinita siquiera, se hablará de Rigondeaux. Esa historia de Cuba-Boxeo-Profesionalismo está vedada y reservada solo para el Kid Chocolate, Chocolatico Perez y algún otro que antes del 59 fue pa´llá afuera a fajarse a los trompones .Bueno, también podemos hablar y con orgullo, de Stevenson y de su nunca efectuada pelea vs Alí. Fuera de eso, CALLA BOCA.

Mañana no, hoy, el nombre de Rigondeaux estará en la lengua de cada cubano que ame el deporte, que ame a los suyos, fuera de toda politiquería y verborrea, de todo dame que yo te di o devuelveme lo que me debes. El negro es negro, pero no es chocolate. No es mercancía. 

El se encargó de demostrarlo al final cuando habló. Lenguaje amateur, caribe 100%, sin pizca de inglé, con traductor al lado. No es Vito Manué, pero arriba del cuadrilátero dió un baile tan magistral y diferente como cualquiera de los que antaño dio Alicia o actualmente da Viengsay. Dio un concierto tan bueno como cualquiera de los que da Buena Fe o los Van Van. 

Rigondeaux la puso buena, y sus palabras fueron la culminación perfecta a la paliza - con ojo ponchado incluido - que le dió al filipino parlanchín que hasta hacía pocas horas, denostaba con arrojo al boxeo amateur y a sus practicantes. Pobre. Que vuelva a su isla y se siente a la orilla del mar, con un libro de boxeo delante, un papel y un lápiz y anote una por una, las veces que lea la palabra CUBA en cada hoja del libro.

Mientras nosotros, allá o aquí, abierta o solapadamente, volveremos a sentir el espíritu de Eligio Sardiñas (Kid Chocolate), rondando nuestro cosmos. Alegres, orgullosos. Y aunque omitan, no digan, no quieran o no les convenga, siempre habrá gentes como El Rigo, que se encargará de poner, el nombre del país de las cuatro letras, y la bandera de la estrella solitaria bien en alto.

Yo, yo soy solo un simple mortal y aprendiz de escritor que quise darles la noticia.

Roberto Lamelo
abril 2013

nota: imagen tomada de http://www.nj.com/boxing-news/index.ssf/2013/04/nonito_donaire_stunned_by_guil.html