Por: El Cojito Bibijagua
A mi amigo Roger Ocampo.
Juro que lo que les voy a contar es verdad. Pura verdad personal y compartida. No forma el relato de hoy parte de la imaginación y la fantasía ensayada.
Nunca sabe uno lo que quiere ser, profesionalmente, la vida se te escapa de las manos, haciéndote entender, que si tratas de hacer segundas tomas, llegas a un fracaso anunciado. La vida es así, una primera Toma y nada más.
Antes de que me decidiera a estudiar una ingeniería que desconocía por completo, quise ser actor, y lo intenté. Ingresé en un taller de Teatro que impartían en el Terry y en verdad aprendí un poco más que aprovecharme de los labios de una chica súper bella que compartía el espacio y el anhelo con nosotros.
Pero la intención de comunicarles esta historia escapa de aquella época de galán de teatro provincial.
Mi gran amigo Roger, me había comentado que quería ir a la Habana, y le dije que aparte de visitar a mi novia que estudiaba Bibliotecología en la Capital, también quería llegarme por el ISA, para hacer las pruebas de aptitud en la Facultad de Artes Escénicas. Así que planificamos el viaje junto y se nos unió Etienne, que por aquella época tenía una novia que estaba albergada en 12 y Malecón.
Salimos temprano, y después de cuatro horas de camino, nos encontramos en el Vedado, buscando como llegar hasta 3ra y F, que se iba a convertir en nuestro hostal capitalino.
A Etienne, a nuestro Eti, como le llamamos cariñosamente, lo perdimos de vista, con una rapidez increíble y nos quedamos Roger y yo buscando las diversiones que nos apuraban para aprovechar la más grande de las ciudades cubanas.
Las noches las ocupábamos con autenticas borracheras adornadas de un ron barato que comprábamos en una cuartería que se encontraba por la calle F, justo al lado de la Beca Universitaria. Cargábamos un pepino y desde la subida por toda G hasta 23, y descendiendo por la Rampa, tratábamos de entrar a cuantos escondrijos de mala muerte encontrábamos.
Fue un viaje histórico, porque hasta ese entonces, yo había intentado, ser pelotero, esgrimista, músico, ajedrecista, ciclista y de todo lo que apareciera y nos apuntáramos los colegas del barrio, pero nunca imaginé que fuera involutariamente y nada más que provocado por los deseos de evacuar mis intestinos, un terrorista.
Sí, sí, eso mismo, terrorista, de esos que ponen bombas y matan personas, de esos que no creen ni en la madre que los parió.
Regresábamos del ISA y en la guagua aprovechaba para contarle a mi amigo que la prueba de aptitud no la pude hacer porque la chica que atendía al público no se encontraba, y decepcionado, él más que yo y con una resaca noctambula, me decía que podríamos repetir el viaje e intentarlo, muchas más veces.
-Que va Roger, vete pal carajo, aquí no vengo más- le dije aún en la guagua, poco antes de que mi esfínter tocara a la carga o descarga, no sé cómo llamarle muy bien.
Llegamos, sudando yo y Roger solidarizándose con mi malestar inoportuno, cuando la señora que cuidaba la portería del Lázaro Cuevas, no me dejó entrar por motivos de seguridad y por la ley que siempre nos jode cuando menos lo esperamos.
Salimos inmediatamente a buscar el espacio ideal, para mi urgente descarga y no encontramos ni la sombra de un baño, ni cafetería, abierta o cerrada.
-Rauli, llégate a Relaciones Exteriores y pide permiso asere, a lo mejor te dejan pasar y te ayudan,- dijo mi gran amigo que ya iba pasado en preocupación.
- Roger, asere, y qué les digo, que me den permiso pa cagarme en las Relaciones Internacional de este país. Tú estás loco asere, ni muerto entro yo ahí.
-No sé, no se me ocurre otra cosa, -dijo mi amigo.
-Deja, vamos a subir por la Avenida de los Presidentes que algo aparece.
Subíamos por la avenida, y no encontré refugio en la Casa de las Américas; siquiera el Hotel Presidente que estaba en remodelación me brindó una grieta, o un escondrijo pa desahogarme como Dios manda. El hotel, estaba lleno de constructores del oriente del país que se metían con cuanta mujer pasaba por la calle, y la poca reflexión que me quedaba en aquel apuro me aconsejó que no me metiera donde no me llamaban.
Cinco calles más adelante, encontré para mi salvación una escuela primaria, linda, única amada, deseada, no por las letras, sino por el pequeñito espacio íntimo que seguramente albergaba en su interior.
-Roger, ahí está, espérame aquí, enseguida regreso,- dije mientras cruzaba la avenida llena de carros, rumbo a mi paraíso deseado.
Entré, y sin buscar mucho en la geometría de aquella escuelita, ahí estaba el más querido de los baños escolares.
-Oye, qué tú haces ahí,-escuché mientras golpeaban repetidamente la puerta.
- Voy, un momento por favor,- grité desde mi trono conquistado.
- Sales o entró ya, acabamos de llamar a la policía,-me gritó la voz femenina y autoritaria.
-Voyyyyyy yaaaaa, -dije no sé ni cómo.
Salí, y allí estaba ella, mulata, grande y autoritaria.
-Qué tú estás haciendo ahí dentro,- me preguntó mientras se internaba en el recinto y lo inspeccionaba.
- Compañera, yo...-traté de justificar.
-Chico, ¿tú estás loco?
-Es que no soy de aquí, vengo desde Cienfueee......
-¿Tú no sabes que La Habana está en candela?- me preguntó sin esperar a que terminara mi justificación.
-Hace dos días mataron a un turista en el Copacabana, con una bomba que pusieron, esto está malo, están poniendo bombas en los hoteles de la ciudad, y La Habana está cagá de miedo compadre.
-Disculpe, yo no quería, ya sabe usted compañera,- se me ocurrió decir.
-Pero tienes que pedir permiso mijito, o qué crees tú qué es esto.
Me dejó ir, compadeciéndose un poco también a mi entender, del susto que tenía yo. Mientras me incitaba a que escapara antes que llegara la policía.
En aquel kilómetro que se convirtió el pasillo escolar, recordaba las ultimas noticias en la televisión, donde anunciaban que se estaban perpetrando actos de terrorismo en el país, financiados por la extrema derecha anti-cubana que vive en el exterior, y efectivamente recordaba el incidente donde había perdido la vida un turista italiano, Favio di Celmo.
Las autoridades buscaban sospechosos, y los aparatos de la Seguridad del Estado, andaban investigando en todos lados, para garantizar la seguridad ciudadana.
Tremendo lío en el que me he metido, pensaba cuando llegué al portal de la escuela, y me sorprendí cuando constaté que habían evacuado el recinto y los estudiantes, todos en la calle, me miraban interrogantes y asustados. El terror se les dibujaba en la cara, y sin entender mucho de la situación que apremiaba, tradujeron que era uno de los malos, un terrorista que había ido hacerles daño.
Roger daba la espalda a la situación. Cuando llegue hasta él le comenté lo ocurrido, y aunque se encontraba a menos de 50 metros de la escuela, sentado en un banco del paseo, no se enteró de nada.
-Roger, estas de pinga asere,- le dije.
-¿Cómo?,- preguntó.
- Me llevan preso compadre y tu ni te enteras, está de madre, le espeté.
Corría el año 97 y La Habana era un caos, yo pretendía hacerme actor y galán y terminé siendo un connotado terrorista financiado por un Carriles, al cual solo conocía por la historia y las fotos que me enseñaron en la escuela.
Caminamos hasta el Malecón y nos sentamos a reinos un poco del susto que pasé y le hice pasar a todos, por el antojo indeseado de mis tripas.
Liber: Muy bueno primo, jajajajaja. Muy bueno.
ResponderEliminarLIBER T VOY A DAR UNA LIENZA!!!
EliminarLiber: Roberto, no hace falta, yo nací con una, por suerte la mia jajajajja. Ni más ni menos, propia y única. La unidad de medida siempre es tan relativa que he aprendido a vivir sin ella, ni siquiera de los mejores letrados y eruditos la tomaría. LA MIA ES ÚNICA. Y va más a la historia vivida que al concepto, uso, y manejo de la lengua,YO VIVO, Y LAS LIENZAS SON TAN RELATIVAS QUE...POCO VALEN.
ResponderEliminarno hacen falta tantas malas palabras para hacer este relato...conozco a todos los de la historia y no sabia q raul habia querido ser tantas cosas...pero bueno menos mal q decidio por ingeniero, pues escitor tampoco va a ser......
ResponderEliminarLiber: Pudiera, pudiera ser que ciertamente no se deba abusar de las malas palabras, pero lo que debo aclarar, es que este no es un blog, creado para escritores. Es un blog para compartir vivencias, noticias, debates, puntos de vistas y más sobre nuestra nación, y sobre nuestro Cienfuegos y sus habitantes. Así que no pierdan su tiempo evaluando a quienes comparten un pedacito de su vida, de si son o no escritores, esa no es la cuestión.
ResponderEliminarCuando aparecen buenos escritos, bienvenido sea, pero pensamos, luchamos, y vivimos, para que se suba vida al blog.
Desde mi primer escrito en Facebook, hasta el último, he dejado bien claro que busco humanos, que eso, es más que ser escritor. En lo personal, me gustó el relato, si está bien o mal escrito, ya eso que lo valoren los letrados,yo tengo otras cosas que hacer.
El Cojito, siempre serás bienvenido, no por tu técnica literaria, sino por quien eres. Para ti mis respetos.
Un abrazo Liber..y gracias por tan reconfortantes palabras.....
ResponderEliminarGracias a Anónimo..por las recomendaciones y la critica ....que siempre es oportuna...y formadora...un saludo y bendiciones.
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