Por Boris L. García Cuartero
Me sumo a las voces que hoy la arremeterán contra los fumadores. Lo hago con conocimiento de causa, pues desde hace muchos años tengo el maldito vicio, desde que allá por 7mo grado, en la Vocacional de La Puntilla, la china Acelys Chong me hizo sentir las primeras cachaditas, porque me darían más independencia, me harían más hombre, un tipo bárbaro, que desafiaba el orden interno impuesto por la escuela.
Lo cierto es que desde entonces si me falta el cigarrillo me pongo malo y tiene que ser rompepecho, no le acabo de encontrar el gusto a los de marca que venden en la shoping, solo reservados para momentos especiales… vaya pa especular, pa demostrar que uno tiene dinero y porque es el del carajo sacar una cajetilla de Criollos en una mesa del “Jagua” o en el Club Cienfuegos…¡qué comemierda, verdad…!
Ya lo mismo fumo Populares que Criollos o Titanes, el caso es tener uno a mano al levantarme e ir directo para el baño –también lo hago antes de bañarme-, después de almorzar o comer, e incluso posterior a ingerir cualquier alimento, por aquello del saborcito rico a cigarro en la boca. Fumo cuando escribo -¡y cómo fumo!- antes de entrar al máster a dirigir un programa, antes, no entraba al estudio ni amarrao si no me fumaba mi cigarro de la suerte…fumo en cualquier lugar, a cualquier hora… es decir fumo como carajo…
Y lo más bonito, que conozco los daños que ocasiona. Ya no corro como antes –para consuelo interior le echo la culpa a la edad-, ni nado como entonces –tampoco voy mucho a la playa por aquello de conservar el colorcito y no ponerme como un totí-, en cuanto hablo más de la cuenta me falla un tanto la voz… y con catarro, que me pique la garganta, pero no puedo dejar de fumar…
El asunto está ahí, que yo mismo digo que no puedo dejar de fumar… pero si otros lo han hecho, porque yo no, que ni soy bobo, ni verraco, aunque tampoco mono, por aquello de imitar a los demás… mucho menos he pasado un buen susto con la salud como para que el médico me diga: Si sigues fumando te jodes… en fin, que fumo porque me da la gana y punto.
Una caja diaria son casi 300 pesos al mes –como si el salario estuviera para eso, diría cualquiera, mas prefiero no hablar de mi salario- y créame que no pico o pico bastante poco, más bien me quitan bastante cigarros a mi en el trabajo, que hay cada pasmao que llegan en un suspiro a fin de mes o son unos caraeguante que no compran, qué más da…lo cierto es que la cifra es como para pensarlo… me da para la tarjeta del móvil y me quedan unos kilos, por ejemplo…
Pero no dejo de fumar…me lo he propuesto, pero nada. He bajado tardísimo del palomar a buscar cigarros, porque no hay quien se siente en la máquina hasta tarde sin un cigarrito al que echarle mano…y hasta enciendo mis cabitos por no bajar los cuatro pisos…camino todo el barrio del Telecentro buscando la cajetilla cuando en la casa de al lado no hay… en fin que tengo un vicio del coño e su madre…
Hoy es un buen día para pensar en dejar a un lado el jodío vicio… y confieso que llevo una pila de 31 de mayo en las mismas, he tenido hasta el desparpajo de hacer trabajos periodísticos en contra del dañino hábito…que por vergüenza debería dejar de fumar y cuando lo haga, lo diré públicamente, es a lo más que puedo comprometerme por ahora…