miércoles, 29 de mayo de 2013

Play off Cienfuegos vs Villa Clara: todos los cuidados son pocos.

por Darilys Reyes Sánchez
Tan manifiestos como las probabilidades, son los accidentes en el béisbol. Y no siempre responden a novatadas, exposición directa o falta de atención: el mínimo descuido, un pestañazo y la Mizuno concluye su recorrido en el lugar menos pensado, casi siempre doloroso, sobra mencionar.
Bien lo sabe Mercedes Alonso Lozano, una de las constantes sobre el banco de tercera base del estadio 5 de Septiembre, de Cienfuegos. Miembro de la peña deportiva femenina Celia Sánchez Manduley; Mercy, como todos la conocen, adorna de iniciativas cada partido de los Elefantes en su pradera. Pero esta vez fue muy diferente la historia de su jugada.
“Estaba en mi palco, como siempre, recuerda. Unos minutos antes, Luisito, el de la escoba, alertaba: ‘caballero, viene un bateador zurdo, cuidado con los niños’. En ese momento me viré hacia atrás y cuando vuelvo la vista al terreno, ya tenía la pelota encima.
“Fue una línea fuerte, no tuve forma de esquivarla. Apenas pude levantar un poco la mano derecha y gracias a eso no resultó peor el impacto. Sentí que tenía el ojo en la mano. Los agentes de la policía me ayudaron a bajar y en las escaleras me esperaba el médico del equipo. Cuando lo escuché decir: ‘esto es ambulancia y hospital‘, me vino a la mente el caso de (Adir) Ferrán.
“Él me contó que nunca perdió el conocimiento y tenía una fractura de cráneo; podía sucederme igual. Entonces me hacía pruebas en lo interno: ‘estoy en el sexto inning, fue Andy Zamora el del foul, perdemos una carrera por cero…‘. Me vinieron a la cabeza cosas terribles: hasta no ver la placa y la confirmación de que no había nada grave no estuve tranquila.
“Las consecuencias fueron un ojo en malísimas condiciones, con una herida en la cornea; cuatro puntos debajo de la ceja y fractura en un dedo de la mano derecha. Sin embargo, de eso, a lo que pudo haber sucedido, salí muy bien.
“En nuestro placo nunca antes cayó una pelota y esa noche fueron dos: el segundo, de Edilse Silva, golpeó a una niña en el hombro (afortunadamente, nada grave). Por eso digo que no hay lugar seguro. Todavía de fly tienes más oportunidades; con una línea, no hay tiempo para reaccionar.  De todas formas le doy gracias a Dios que fuera yo y no ninguno de los niños cercanos.
“Todos los cuidados son pocos, insiste. Los más pequeños no tienen la capacidad de defensa como la mía de levantar el brazo para protegerme: si un pelotazo como aquel los alcanza, los puede hasta matar.
“Me mandaron a mantener el ojo tapado por 72 horas; el yeso 15 días… Pero yo voy para Santa Clara; soy el número uno en la lista de las guaguas, así tenga que pedirle a Iday Abreu una máscara de catcher para salir”.