Por Boris L. García Cuartero
La inmensa mayoría de las conversaciones versaron hoy sobre pelota. El quinto juego entre Villa Clara y Cienfuegos fue electrizante, en todos los sentidos y dejó lo mismo satisfacciones, que una afición revuelta, con las esperanzas en los dos últimos partidos –para los Elefantes cienfuegueros- y en cómo serán estos encuentros en el “Cinco” de Bonneval.
De lo que si estoy seguro es que no ocurrirá lo mismo que en el “Sandino”, esos hechos que no son captados por las cámaras de televisión –no son objetivo de la prensa cubana, además-, pero si deberían denunciarse, ser motivo de comentarios y no de los parcializados que acostumbramos a escuchar en voz de nuestros ya parcializados narradores deportivos, sino que toquen la fibra sensible de una afición, en ocasiones irrespetuosa, como ocurrió este domingo en Santa Clara.
Muchos seguidores de los Elefantes se van hasta la cercana ciudad del centro para apoyar a nuestro equipo, conga, carteles, bulla, cubanía, se respira en cada juego, lo inadmisible es maltratar al visitante, de palabra y de hecho, eso nunca ha ocurrido aquí, y consta. En una pasada serie play off los aficionados habaneros se adueñaron de las principales calles de Cienfuegos a golpe de conga, imagine usted que la hubiésemos emprendido a golpes con los parciales que nos visitaban.
En el estadio es igual el comportamiento. Nada justifica la violencia, ni por malas decisiones arbitrales ni por ganar la competencia en el terreno, es incivilizado y empeña los resultados de un deporte que es pasión en este archipiélago del Caribe.
De los aficionados que se fueron hasta Santa Clara son las historias que no salen en la televisión. Una cienfueguera narró a nuestro equipo de trabajo hoy cómo fueron maltratados al salir del estadio Sandino, pues la emprendieron con lo que tenían a mano para no solo insultarlos, sino también para tirarles cuanto había cerca, mientras la policía miraba el espectáculo… y eso que perdimos la batalla, por las razones que fueran; imagine usted si el choque terminara favorable a los Elefantes.
Primero la controvertida disposición de hospedaje y lugar de entrenamientos para los atletas cienfuegueros –que luego se solucionó como por arte de magia, pero antes crearon la insatisfacción-, evidente favoritismo en contra por parte de los narradores para la televisión nacional y para colmo decisiones arbitrales que han puesto contra la pared a los nuestros…
División en la opinión pública cienfueguera: Unos piensan que la reacción de Iday fue excesiva, pero no era para menos; otros a favor o en contra de su no comparecencia ante la prensa, pero en lo que todos concordamos es en repudiar la actitud de algunos aficionados villaclareños, por su irrespeto, falta de hospitalidad… algo que ha sido una constante –insisto- y esa situación desluce el mayor entretenimiento; deberían tomarse cartas en el asunto por la PNR, el INDER y la Comisión Nacional de Beisbol.
En lo personal ya no reconozco victoria alguna para los Naranjas y créanme que lo lamento, por orgullo regional, porque llevan años en la batalla, porque se lo merecen. El fin no justifica los medios.
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