domingo, 8 de septiembre de 2013

Sacando cuentas con Catá

Por: El Cojito Bibijagua.

Recuerdo que esperaba la hora del Noticiero y me sentaba con mi padre para descubrir a través de ti algunas verdades latentes. Nos conmocionábamos al ver tanta valentía, espetada al Sistema desde el Sistema. Un día, ya no te vimos,  desapareciste y nos preocupamos. Pensábamos que te había “partido las patas”, algún miserable burócrata silenciando tu valiente carrera, y como siempre nos quedamos con la duda porque el secretismo y el misterio que generan o dejan generar nos venció.

Pasaron los días, semanas, años y nada de ti, nada relacionado con tu trabajo se vislumbró en la pequeña pantalla, cuando ya te teníamos como un héroe de nuestros tiempos. Y ahora te encuentro en este universo virtual y sentí una alegría tremenda al saber que estás vivo,  saludable y que moras en un país lindo, con sus contradicciones, pero sobre todas las cosas lindo. Que vives en una Barcelona que adoro, hermosa, romántica, cosmopolita. Pero lo que más me alegra es que aun sigas siendo un chico valiente y respetable y que opines, como antaño lo que crees, que sabes estocar con astucia ilimitada esa parte sensible de nosotros los mortales. Leerte es un placer y más poder reflexionar sobre tus palabras. Si me permites y con el respeto que en un pasado te ganaste de mí, quisiera también reflexionar sobre tus párrafos, los cuales conformaron ese texto tan halagado que se titula: Valió la pena ser un inmigrante “ilegal”.

Debo comentar antes que todo a los inquisidores de la palabra, que no se trata de un ataque personal, siquiera de una necedad que muchos afirman, sin conocerme, que tengo. Cuando me dirijo a la peña que nos lee, lo hago con total respeto, porque aunque algunos sin vacilar un segundo descargan esa furia “democrática” que han adquirido en “tierras de libertad”, se merecen mis más sinceros y honestos honores.

Como muchos cubanos con algo de suerte, viví esa condición de inmigrante en España, la única diferencia es que estuve legal, y como muchos, conocí cubanos, congoleses, chinos, colombianos y alguna que otras nacionalidades que estando en condición ilegal, sacaban  excelentes cuentas de las ventajas y desventajas con relación a sus vidas pasadas. Aunque, muchos de ellos, no tuvieran acceso a algunos servicios de salud, y vendieran cleaner en los semáforos españoles o le limpiaran la casa a algún ricachón y recibieran una paga pésima, y algunas de mis amigas se prostituyeran por necesidad y voluntad, de cierto modo agradecían la vida que emprendían tras un Spanish way of life, con el cual batallaban y aun lo siguen haciendo.

No les ha importado que les digan sudacas, o que algún que otro extremista de derecha en esa Barcelona de mis amores, le reventara la cara a puñetazos a alguna “india mal parida” de Suramérica, o que la Policía Secreta  detuviera a mi amigo Yoene en plena noche para pedirle los documentos por el simple hecho de ser negro y yo blanco al fin y con una residencia vencida fuera ignorado, mientras el “negrito” legal era interrogado. Tampoco importaba mucho que a otros le dijeran, moro ´e mierda vete a tu país de mierda, algún que otro catalán sin educación, cultura o “adoctrinamiento”. Las cuentas cuando las sacaban les quedaban claras; vivir fuera de casa, con la familia lejos y dejando que les humillen bien vale, mientras algunos jóvenes españoles revoltosos van a la Plaza Catalunya a recibir unos garrotazos que la “gentil” y “democrática” Policía Nacional Española o los Mossos d´ Esquadra les propinan por defender sus derechos y el de los  "ilegales".

Y yo pienso y reflexiono, ¿no es esta la vida que uno decide escoger? ¿No es realmente valorable que defiendan su opción de ser inmigrantes legales o ilegales? ¿No es genuino querer ser un español más y entonar silenciosamente las notas que no tiene un Himno Nacional,  maravilloso y monárquico?  

Cada individuo es un mundo aparte, me decía siempre mi madre, mientras yo me quejaba en una Cuba que apenas había comenzado a entender, porque la inmadurez y algunos sueños extraviados a veces te ciegan, aunque en la Cuba que viví, siempre visitaba sus playas a diferencia suya. que vivió a mi parecer en una Cuba paralela, que dista de la mía.

En la Isla yo viví, podía  visitar hoteles con mi familia, antes que la crisis de los 90 obligaran al país a restringir la visita  de cubanos, para obtener una entrada de dólares en una industria que se estaba fomentando, para garantizar algunas cosas materiales “no tan importantes”, que gratuitamente aun siguen dando, como la salud y esa mal llamada gratuidad de la educación, donde continúan graduándose sobrados médicos, ingenieros, maestros, abogados y periodistas, que luego abandonaban su profesión por culpa del salario, la crisis nacional; cansándose de un “adoctrinamiento”  institucional, el cual a mi parecer ha fallado. 

Reflexionando, ese Sistema Político ha dado más luchadores pro democracia, anticastrista y disidentes que cualquier otro, lo que me hace pensar que si hay adoctrinamiento en la institución educativa cubana, o es  mediocre  o usted exagera considerablemente. 


Pero puedo equivocarme y no enterarme de tal medida o método porque suspendí esas asignaturas, mientras me daban un marxismo que distaba mucho de las lecturas obligatorias del Capital o El Manifiesto Comunista, y se quedaba en un relajo donde en cada clase hablábamos de una economía política y actualidad cubana que no comprendían ni los que impartían esas materias, mientras yo y mis compañeros contábamos los minutos para irnos a una fiesta universitaria a beber todo el ron posible y socializar con nuevas amiguitas.  En fin que me sigue pareciendo que nacimos en tierras diferentes y paralelas con el mismo nombre.

Los pioneros y niños ahí están, saludando la bandera en cada matutino, y con sus clases de historia de Cuba y Universal, que a diferencia de la de España, hablan de un Batista que asesinó a cientos de miles de jóvenes por no estar de acuerdo con su política de Estado, mientras en una de nuestras madre Patria ocultan totalmente muchas de las “buenas intenciones” que tenía aquel dictador pequeño y de carácter acomplejado, que logró matar a miles de republicanos y comunistas e hizo ocultar sus maltrechos cuerpos inertes en fosas comunes y anónimas. Y en Cuba, esa Cuba, “maldita” enseñan que Martí también entonó esas notas del Himno de Bayamo, que llamaba a la lucha para que la  Isla no siguiera siendo  esclava de España, cuando grita sin temor alguno la necesidad en la unión de los cubanos en esa Patria que no es pedestal, sino ara, que parió unos cuantos mártires que no dan de comer ahora pero si dieron sus vidas, para que algunos no tuviéramos que sufrir la humillación de que unos gringos borrachos siguieran orinándose en la cabeza del Apóstol, o que tengamos una escuela que no necesita pagarse para graduar profesionales.

Sí, las cuentas están claras, es mejor llenarse de valor en esta distancia, y deformar la memoria histórica, para decir que la idea de un hombre nuevo y más justo fue una invención de algún guerrillero despiadado, que mató o asesinó a “inocentes batistianos” que no violaron, ni asesinaron civiles en sus guerras, ni que robaron bienes, o chivatearon a revoltosos jovenzuelos comunistas que tenían que desaparecer. Eran “buenos ciudadanos” que fueron injustamente juzgados por un  argentino medio loco, que no tuvo más valor que sacrificar su vida por sus ideas.

Caramba compadre, me has hecho reflexionar mucho hoy, pero muchísimo sobre un himno que no tiene valores, mártires que no cosechan y dan de comer, y un “adoctrinamiento” que falla desde sus inicios, en una Cuba, que no está bloqueada más que por sus malvados políticos, y  la cual al parecer gradúa profesionales que poco saben de lo suyo.

Por suerte, viví en España y estudié en una de sus más prestigiosas universidades, donde investigué y confronté un sistema educativo que estaba muy distante del que recibí en Cuba, y así me gradué, sin muchos tropiezos, recibiendo censura y las enseñanzas de que una educación pública es insostenible, y se necesita concertarla con la privada, para dar más posibilidad de gestión, mientras mi compañera de clases, iba presa por manifestarse contra el desalojo y la comercialización de una de las casas más memorables del Albaicín: La Casa del Aire. 

Este inmueble lo adquiría una inmobiliaria, y el desalojo y la persecución se convirtieron en el pan de cada día, pero claro ese sistema educativo que no adoctrina, nos enseñaba que eso es común en una “democracia”, donde el desalojo es normal y los que se oponen son perseguidos. Pero  el sistema educativo pasa de lo civilmente instructivo, no te muestra que la justicia social es una alternativa, que tenemos derechos todos a tener dignidad, y que cada inmigrante es un ser vivo que sufre, siente y sueña; no te muestra la realidad histórica de una transición política que fue un montaje mediático, que el Franquismo en España está tan vivo como siempre, y aunque no te adoctrinen saludando la bandera española debes respetar a un señor que es Rey; que su majestad a pesar de todo tiene el derecho de ir a matar elefantes a África, y romperse un  hueso, y todo eso, el elefante muerto, la operación quirúrgica, y todo lo asociado, lo paga el español servil. Lo paga el negro africano inmigrante ilegal que se quedó sin otro elefante y tiene que vender cleaner en un semáforo sevillano, para costearse los servicios con impuestos más IVA, para que su Majestad goce de buena salud y  salga de la metedura de pata que le costó un hueso, mientras saluda militarmente la bandera nacional desentonando los valores de un himno que no trasmite, porque letra  no tiene.

Pero es genuino pensar como se hace, y estar de acuerdo o no es una opción, también la es mentir y dormir tranquilamente, mientas sacamos más cuenta y nos convencemos a pura cañona que sí valió la pena, mientas algunos no aprendimos buena matemática en Cuba, aunque nos hayamos graduado en la universidad, y no sepamos tener el valor o al menos conservar el que en una época hicimos alarde.

No quiero ni pensar en esa transculturación que nos invade a los inmigrantes, el falso patriotismo, y el nacionalismo negado por la “democracia”. Sin ir mucho más allá del hecho de respetar con sobrada responsabilidad cualquier símbolo patrio, sea de donde sea, entre tanto recordaré a Neruda, que fue poeta y comunista, en sus palabras cuando refirió: Que triste la vida de todo el amor que se ha perdido.