La casa de Isabel Peñate Otero habla del tiempo. Situada en la Avenida del Mar, principal arteria del poblado cienfueguero de pescadores El Perché, revela los secretos del año de su construcción: 1917. Casi centenario, este inmueble con el número 101 conserva la prestancia de laépoca republicana.
Está en la comunidad aledaña a la fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, mayor enclave militar de la época colonial en el centro del archipiélago cubano.
Aquí, justo donde el mar descansa apacible sobre las arenas, se yergue esta casona:
“Yo se la compré a los legítimos dueños, que eran los Callejas; ellos tenían otras viviendas en la zona de Punta Gorda, allá en Cienfuegos, y se deshicieron de esta en 1940. Estoy muy apegada a ella; aunque nos han pasado ciclones, remodelamos y mantenemos el estilo de época, conservamos el aljibe y los elementos típicos”.
El pueblo tiene nombre de indudable origen francés y como el resto del caserío, la vivienda de Isabel Peñate es muestra del imaginario social de sus habitantes, con la pesca como actividad tecnoproductiva tradicional.
Conocido como Castillo de Jagua, este lugar ha sido escogido entre las seis comunidades de Cuba, cuyos pobladores desarrollan un proyecto en pos de paliar el cambio climático. El plan está liderado por jóvenes y auspiciado por diferentes organizaciones Pro-naturaleza.
Aquí hacen un rescate cultural fortalecedor de la participación del hombre de costa en lapreservación del entorno y propician su conocimiento para mantener costumbres sin agredirlo.
Es el mayor asentamiento pesquero de la Perla del Sur y su ubicación geográfica es estratégica, pues constituye punto de enlace con el Mar Caribe; además, supone unaintervención “tierra adentro”.
PARTICIPACIÓN COMUNITARIA
En el museo del enclave militar colonial del Castillo de Jagua funciona un proyecto socializadordel conocimiento científico, se trata del SIPEAC (Sala de Investigaciones para Estudios y Acciones Costeras).
Dos de sus trabajadoras tienen círculos de interés con niños de las escuelas aledañas, Yudith Machado Fuente reúne a doce pioneros de la Primaria “Paco Martelle”. Ellos son de quinto y sexto grados, y en su formación abarcan la pesca.
Es importante destacar que encaminan la vocación hacia Estudios Socioculturales e Historia, para ser guías del museo de la fortaleza.
Investigan los asentamientos aborígenes locales: Cayo Carenas, Cayo Ocampo, Jucaral,Rancho Club y Caleta Don Bruno; asimismo conocen las formas de pesca prohibidas y las legales, a fin de proteger la fauna marina; recolectan caracoles y hacen muchos cuadernos sobre el tema.
Por otra parte, Gladys Caro Novoa trabaja con alumnos de la Escuela Primaria José González Guerra. Son diez niños integrantes del círculo de interés “Cuidemos el mar”; ellos tienen poesías, cuentos y hacen medios de enseñanza para las clases de El mundo en que vivimos; esos pioneros también saben pescar y dominan los accesorios de esa actividad.
Todos visitan el poblado, ven cómo se fabrican las redes y conocen la casa patrimonial más antigua.
Así, al lado de la casona No. 101 transcurren los días entre el olor a salitre y un mar agitado, símbolo de vida.
Luego en la noche desaparece la cima de nubes y olas, a lo lejos un faro centellea y es como si el horizonte deparara siempre una nueva jornada, entre atavíos de pesca y hábitos marineros.
Allí, la Avenida del Mar, donde se estrella la espuma, es testigo del bregar de esta población en búsqueda de esos amaneceres y las cavidades de la masa de agua devienen seno materno de estos habitantes.
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