martes, 15 de enero de 2013

Hombres de ciencia viven en Cumanayagua


Dice el cantautor Silvio Rodríguez que no hacen falta alas para hacer un sueño… Bien lo saben muchos hombres y mujeres de Cumanayagua. Seres humanos que aún cuando viven dinámicas complejas como cualquier individuo, impulsan proyectos. A las labores hogareñas, a la responsabilidad familiar o al cuidado personal,  suman ingenio y no se excusan detrás de “no alcanza el tiempo”. Ellos sobreponen el sentido de pertenencia y satisfacción personal. No se les identifica por sus ropas, pues sus atuendos son diversos.  Lo mismo batas blancas, overoles, sombrero y camisa de mangas largas o prendas comunes para edades diversas. Investigan, pero no deambulan como zombis, ni resultan ser discípulos de Sartre.
Cierto es que no figuran en la nómina de los encumbrados centros de investigación, pero ingenian. Al igual que a los repentistas basta darle un pie forzado. No por egoístas o insensibles prefieren la inspiración que emana de las roturas.
Entre esos que se inspiran en la escasez y son ahorradores por excelencia resalta Ángel Rafael Martínez León, un máster que estudia para doctor y que muchos catalogan como médico de los comprensores de amoníaco  en el la Empresa de Productos Lácteos. Allí donde la excelencia tiene un nombre, honorable es el tornero Abdiel Viazón Fuentes. Sus innovaciones superan la edad y garantizan la producción de helado.
Aun cuando la popularidad nacional se aleja de sus currículos, algunos como los aniristas Abel Fernández Casteda y Liosdany Rivero Morales transcienden perímetros geográficos. Implementan su sistema de control de la actividad del transporte en el Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria.
Y si de relevancia científica se trata, habría que ponerle el nombre  de Estación Experimental de Suelos Escambray. Sus 50 investigaciones inscritas en la Academia de Ciencia alejan cualquier especulación, borran postulados machistas pues según muchos Consuelo Hernández Rodríguez y Laida Toledo Vázquez fungen como locomotoras del desarrollo científico agropecuario, sin perder de vista a sus hijos mimados: los suelos.
Fernando Herrera Lobo y Eulalio Chamizo Llera, otros, entre una infinidad de nombres, entre multiplicidad de ingenio, que junto a los manantiales de café, y a la historia que resguardan las montañas identifican estos parajes, y reafirman que hombres de ciencia también viven en Cumanayagua.
Tomado de Radio Cumanayagua

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