Me es imposible mencionarlas a todas. Siempre habrá algún nombre que se me quede fuera. Con títulos jerárquicos o no; sin creer que sea este un Top Ten absoluto.
Nací en 1969 y no puedo hablar con potestad de quienes nacieron algunos años antes que yo. Mi abuela por ejemplo, solía mencionarme que su hermana Ramona era una mujer bellísima en su etapa de adolescente y en sus veinte y algos; al extremo que alguno de los Cacicedo y otros chicos pudientes de la ciudad de Cienfuegos se babeaban por ella y no sabían que hacer, regalar u ofrecer para cortejarla. Mi bisabuela se opuso tajantemente a aquella y cualquier otra relación con un niño rico y por eso siempre vivió en la pobreza, y Ramona, con el decursar de los años se fue arrugando, al extremo que cuando la conocí no podía creerle a mi abuela.
En una ocasión, bajándome de la 5, frente al Encanto, mi abuela me señaló una Sra, ya sobre sus 60 o 70, y me dijo: Esa era la puta más codiciada de Cienfuegos; era bellísima. No, era bella aún, pero sin la ayuda de la silicona y la cirujia restaurativa, le era imposible presumir de lo que había sido y ya no era. Abuela ni siquiera me dijo su nombre, o si lo hizo, no lo recuerdo, así que no puedo aportar un dato preciso al respecto.
Es cierto que los cánones de belleza antiguos no eran los mismos que hay ahora, pero los rostros siempre han ayudado.
De mi generación he olvidado algunos nombres. Existió alguien con unos ojos preciosos, color verde inigualable, que hacía temblar El Prado. Los hombres le llovían, pero en su cabeza no estaba unirse matrimonial ni sentimentalmente con algún pelagatos cienfueguero. No creo existiese alguna chica más bella. Era casi que imposible. Quisiera recordar su nombre. Incluso creo que si esfuerzo un poco mi memoria pudiese lograrlo; más difícil era lograr que te dirigiera palabra y yo tuve la dicha que ella en cierta ocasión necesitó de mi ayuda durante media hora, tiempo suficiente en el cual pudimos conversar de tantas cosas, menos de las que hoy pienso debí haber conversado con ella aquel día.
Carmen María Mantecón ella bellísima; también Dayamí Gueren y andaban juntas lo cual era un peligro y había para todos los gustos, pues una era trigueña de ojos oscuros y la otra rubia de ojos claros y a sus envidiables belleza y buen físico acompañaban una inteligencia sin par.
Fátima, cuando regresaba a su natal Cienfuegos "paraba el tráfico" Bueno, lo hacía en la Habana como no lo iba a hacer en Cienfuegos. Los chicos más bonitillos de la sureña ciudad, media Escuela de Remo y casi la totalidad del Equipo de Polo Acuático eran admiradores sin frenos de su largo pelo rubio, su cara de actriz-modelo americana y el mero hecho de vivir en la capital le daba grandísima dósis de favoritismo con respecto a sus ex coterráneas.
Isis también fue otra de esas musas destructoras de pasillos en las escuelas por donde pasó. En Ciencias Médicas debería existir una tarja con su nombre o tal vez una silla colocada tras una vitrina con un cartel que exprese: aquí depositó sus preciosas nalgas durante seis años Isis de Armas. Incluso hoy a sus 40 y tantos es hermosa y es una lástima que esté comprometida. Era como nuestra Brooke Shield cienfueguera y todos soñabamos ser Richard y tener una lanza para atravesar al que se le acercase.
También suspiré y muchísmo por Maria Rosa, "Masa" y el día que decidí confesarle mi amor, fuí a buscarla a Pueblo Grifo y la llevé a Pasacaballos. En el camino no le dije ni pío. Todo lo guardé para aquella noche que debió ser única en la Discoteca más trendy de nuestra ciudad en los 80-90. Tenía preparado el discurso, con todas las posibles preguntas y respuestas. Tenía separado el dinero que le daría al Dj. Tenía en mente la canción que le pediría pusiese ... tenía incluso reservada una habitación para que ni hubiera tiqui tiqui con los custodios a la hora de entrar al Hotel, pero cuando ella se bajó del auto, y abrazó a Mirtica con el cariño único de quien se quiere sinceramente, todos mis planes se fueron a la mierda. No más hoyitos rompecorazones, no más caminado sexy. No más pelo negro ondeado. Esa noche Maria Rosa se fue de mi mente, lejos, como Arnaldo Tamayo cuando viajó junto a Yuri Romanenko y todo por cuatro besos que me había dado con Mirtica el fin de semana anterior.
En esa época Zulema se empeñaba también en aparecerse en mi mente y no dudo que también en toda la masa varonil cienfueguera. Mi inmadurez me impedía soñarla mi novia, y por suerte era prima de un gran amigo mío, así que soñar con un muerde y huye era imposible, pero aquellas noches de guardia en el calabozo de la Unidad Militar de Lajitas, con las luces del Pre Dimas Martinez a lo lejos eran un martirio para mí. Cuando me hice novio de una amiga suya ya entonces comencé a mirarla con otros ojos.
Liudmyla, la nieta del Gallego fue nombrada Miss Cienfuegos en una fecha no tan lejana como el 1997, y en verdad era muy linda pero era mi vecina, y además la conocía casi que desde pequeña. Su belleza era inigualable; su piel color cartucho fue un desafío el día de su nombramiento y un orgullo para nuestro barrio, que ya había sufrido la partida de Celeste y su hermana y buscabamos afanosamente patrocinar una fémina como Reina de aquellos edificios y de pronto, sin saberlo siquiera y sospechándolo mucho menos, aquella chica se nos había escapado de "la piscina", de "la pista" de La Juanita, para ser coronada Miss Cienfuegos.
Tiempo después conocí a la May, que aun acompaña a su belleza física una belleza interior inigualable y un talento in crescendo; a Lili, a Eliza, a Yennifer... pero ya mi juventud quedó prendida en un almanaque y me veo imposibilitado de mirarlas como lo hubiese hecho hace 20 años y si escribo estas cosas no es porque haya renunciado a mi heterosexualidad o porque haya decidido colgarme los hábitos de monje y practicar el celibato. Eso sí, prefiero quedarme con aquellos recuerdos. Prefiero mirar desde la distancia, el recuerdo de aquella chica que era bellísima también y andaba más oronda y feliz que Pilar, cuando se trepaba en aquel ruidoso Berjobina con su novio. En aquel entonces yo era muy joven y no conocía que existía, o pudiese existir algo más allá de la belleza física, y que las bellas y los feos podemos ser felices y que uno también puede encaramarse en la gloria compartiendo años de diferencia con tu pareja.
Por eso y para no herir a nadie, he preferido pensar desde hace mucho tiempo en la belleza del alma, en la belleza de un gesto, un consejo. Por eso creo que la mujer más bella de Cienfuegos sin dudas debió haber sido mi madre, o aun pudiera serlo mi eterna Margarita, o Alicita, o Nayade. Y no es que ninguna de las que mencioné al principio no lo sean o no puedan llegar a serlo algún día, es que la mente se gasta y como mismo olvidé el nombre de la chica en el tercer párrafo, puedo olvidar dejar para ustedes el nombre de las mujeres más bellas que he conocido en Cienfuegos.
(Escrito por Roberto Ariel Lamelo Piñón)
Asere que bueno que a ti estando en este pais te queda tiempo pa tanta muela.... te voy a conseguir una pincha en un periodico...en la radio.. no se en otro lugar donde haya un coeficiente intelectual a tu nivel......estas escapaooooooo
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