La carpa itinerante del Circo Nacional de Cuba inició por Cienfuegos la gira que le llevará a todo el país. Alegría infantil y nostalgia adulta, deseos para los más nuevos de sentarse dentro de una carpa –a la usanza de los circos de verdad, no los que salen en televisión desde teatros o improvisadas pistas- , pugilato por alcanzar las papeletas de entrada, revendedores o abusadores, satisfacción y descontento por el espectáculo…¡llegó el circo, caballeros! y en la más amplia acepción del término…
Confieso que no me gustan los circos, ni de niño lograron meterme dentro de aquella armazón, aunque –por espíritu de contradicción- no me perdía el que salía los domingos en la TV nacional, con Domingo de payaso y algún que otro animal amaestrado. Sin embargo me babeaba delante de los foráneos, con leones amaestrados, metidos por un aro de fuego, o con los elefantes empujando la pelota o haciendo malabares con su trompa, o al ver a los trapecistas hacer riesgosas piruetas… y créanme, no tengo problemas ideológicos.
Lo digo y lo repito porque se trataba del circo ruso –soy de la etapa de los muñequitos, las revistas, la literatura, los armatostes como equipos electrodomésticos y los carros de esa procedencia, ah y también el circo. Será por esa razón que esta vez solo me asomé a la esquina de donde armaron el susodicho para ver una carpa, pues hace mucho tiempo no veía eso.
Pues la noticia es esa: llegó el circo a Cienfuegos, con contorsionista, malabares, payasos y animales amaestrados y espero comprendan el porqué la carpa itinerante solo muestra tres monos, dos perros y un gato como diversión para los pequeños, que vaya, eso también tiene su encanto, aunque sea más atractivo contar con reyes de la selva, tigres, de la fauna marina y demás mascotas, capaces de arrancar los aplausos por la “inteligencia” mostrada al respetable.
Remolacha y Pirolo se encargaron de la comicidad, mientras el mago cienfueguero Alexander, pues eso, hizo magia, mientras otros dos coterráneos se subieron a lo alto de la cubierta para asombrar a los niños, que en inmensa mayoría coparon los puestos, aunque algunos no supieran –ni sabrán, para qué- cuánto costó a los padres la entrada, vendida oficialmente a cinco pesos moneda nacional, pero que subió hasta cinco veces su precio para quienes no pudieron llegar hasta la taquilla.
Cumanayagua, Cruces, Palmira, Rodas, en fin, todos los municipios serán visitados y es que hasta el 19 de marzo estarán por acá estos cultores de un hecho artístico que se dice el más antiguo entre las artes escénicas y que llegó a Cuba a finales del siglo XVIII. Todo un acontecimiento en Cienfuegos, que espera por su zoológico, pero por estos días, al menos, tiene un circo…
Por Boris L. García Cuartero
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