Por Boris L. García Cuartero
Un estudio realizado en Cienfuegos invita al necesario cambio de mentalidad para dinamizar la economía y desterrar los viejos patrones que atan, más que solucionan nuestros problemas. La presidenta de la Sociedad Científica Económica del Turismo, M.Sc. Deysi Gavín Morales, nos abrió su agenda para socializar el proyecto.
Como solución a la “competencia” entre ambos sectores para una actividad vital, que aporta divisa fresca a la circulación mercantil, la propuesta más interesante resulta la gestión estatal mediante las agencias turísticas, para hostales y restaurantes particulares, con un único favorecido: el destino Cienfuegos.
Al cierre de 2012, más de 17 millones de pesos aportaron los particulares por concepto de impuestos al presupuesto estatal –tan solo en la bien llamada Perla del Sur-, mientras la actividad turística en el país registró pérdidas en su gestión económica, algo que desconocen quienes a su cuenta son incapaces de llevar tal indicador de eficiencia, o mejor dicho, de ineficiencia.
La fórmula es sencilla, autogestión, iniciativa, aprovechamiento al máximo de sus potencialidades, cero gastos innecesarios e igual cifra en otros vicios que todavía nos corroen en el trabajo empresarial. Claro, que una inyección de capital favorece a los particulares, bien mediante la adquisición de créditos bancarios o por posesión de las sumas necesarias, algunas provenientes desde fuera de fronteras, algo que es válido, pienso yo, aunque no muy bien visto por algunos.
Lo cierto es que el estudio antes mencionado, comprobó la descomercialización de un destino de atractivos patrimoniales y geográficos, dado por un turismo de tránsito para las instalaciones cienfuegueras, mientras en los hostales el índice de repetición es alto, con turistas provenientes de Italia, España y Francia, por ese orden.
Para los dueños de paladares –término empleado en la Isla para los restaurantes- y casas de renta, el conciliar sus intereses mediante las agencias cubanas significaría, además de clientes seguros, quitarse de encima a quienes se dedican por su cuenta al negocio de llevar y traer visitantes, así como otras ilegalidades asociadas a esta forma de empleo, que fue aprobada en Cuba, a propósito de la implementación de un nuevo modelo económico.
También para el MINTUR es un reto, porque tendrían que competir en calidad de la oferta, opciones recreativas –desaprovechadas aquí por insuficiente encargo de Cultura y Gobierno-, así como en la motivación y sentido de pertenencia de sus trabajadores, en un alto porcentaje hoy desplazados hacia las prácticas no estatales, mejor remuneradas y también más exigentes en cuanto al servicio a prestar.
Habría que erradicar, además, viejas “orientaciones” salidas ahora de no se sabe dónde, como la prohibición de navegar para los nacionales, sobre todo en una ciudad arrimada al mar por naturaleza y en la son atractivos pescar o un simple paseo por la bahía. Pero para asombro de los visitantes no pueden acompañarse de sus anfitriones, porque… bueno es bochornoso hasta repetirlo…
La cuestión no es estatal o no estatal, es sencillamente el destino Cienfuegos y ambas fórmulas pueden coexistir. Los impactos económico, social y medioambiental han sido comprobados en el estudio de Gavín Morales, ahora falta la compresión indispensable para esa arrancada que hemos anunciado y en la todavía unos cuantos siguen parados en la línea de comienzo… parapetados, sin arrancar…
Rafael Figueredo: Todo lo que aqui se ve fue construido antes de los Castro
ResponderEliminarRafael, no se trata de un antes o un después, se trata del destino Cienfuegos, de su pueblo, de su avance social, económico y cultural... ¿por qué todo lo circunscriben a los Castros?
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