Entre Los Heats, Yasiel Puig y la cerveza... Pacquiao vino a verme

por Roberto A. Lamelo

Esto de que a uno le guste el deporte es cojonudo... Sí, como no! Uno se relaja de una manera increible. Se sienta frente a la Tele,  el socio al lado, a lo mejor hay alguna fémina dando vueltas, mirándote, tú la invitas a un trago, ella viene, empiezas a decirle que... pero, ¿adonde voy yo con tanto onirismo? que no siempre es así, ... claro que no, esa no es la norma, al menos no es MI norma.

Mi onda es en casa, la situación económica no está como para andar por ahí invitando a chicas a tragos, que de pronto te dicen papi espérame que voy un momentico al baño y pierdes la chica, pierdes los $ que te gastaste en su bebida... ah, y te pierdes jugadas del partido.

Aclaro, si pudiera ir siempre fuera de casa, si siempre tuviera dinero en el bolsillo, esa, sería mi norma.  No tengo la culpa de ser tan sato, de que me guste el deporte y un poquito, socialmente, las bebidas.

Pero ayer me quedé en casa... in situ, disfruté del jonrón numero 6 de Yasiel Puig al mismo tiempo que disfrutaba las canastas de Lebron y de Wade, mientras rezaba porque Parker, el de los Spurs, le entrara un dolor de barriga de esos de los atómicos, pero de esos de los buenos de verdad... de los que Cirilo Villaverde decía que no se curan ni con guayabas verdes.

Y entre el júbilo de la pelota y el basket, agarré mi suculento plato de comida - es mi norma comer bastante... no se porqué coños no engordo - y venga canasta de 2 ptos, y pescado, venga un canastazo de 3 y arroz y garbanzo, venga un hit y platanito... y por detrás, la bola de gente que vino a mi casa, gritando y tomando... hasta los nenes decían LETS GO HEAT! Y yo zorro, soltaba el plato mientras masticaba y agarraba mi laptop y me ponia a ver la pelota. Masticaba y un hit, seguía masticando y un doble play y de pronto un grito... YEAAAAAAAHHHHHH TIQUI TITIN TIQUI TIN -a un socio le dio por agarrar `par de cucharas y empezar a sonar en una lata de galletas de soda... - Al rato, bien al rato me dio por tomar una cerveza. Luego otra... y ya, ni una más. No me gusta la Budweiser... y los Heats a punto de ganar, Puig metiéndose un ponchete, la gente en mi casa gritando, la cerveza se me unió con la digestión que ya había empezado y entonces fue cuando Manny Pacquiao me tocó en la puerta de la casa.

Me dieron ganas de matarlo. Ganas de matarlo pero bien sinceras... de verdad, porque no me dio tiempo ni a saludarlo, ni tampoco ir a la cocina y buscar un papel y un  bolígrafo para pedirle un autógrafo, apenas le abrí al puerta, me bajó un derechazo y me mandó directico para el baño, y cuando me levanté más o menos, me bajo otro leñazo que me mandó para la cama.

A lo lejos sentí la bulla de los carros pitando por la avenida. Mis amistades, en el patio de la casa festejaban y bailaban con Gente de Zona, mientras yo, con retorcijones y escalofríos me refugiaba bajo mi colcha y le hacía una visita a Morfeo.