por Darilys Reyes Sánchez
La primera nota, y la menos polémica tal vez, la puso Fernando Zamora en el segundo juego del compromiso, con sede en el estadio 5 de Septiembre: cantó quieto en tercera a un corrido de Dairon Varona, al que luego trajo con el empate a dos carreras el indiscutible de Danel Castro. Por suerte, o justicia divina, como le quieran llamar, los Elefantes remontaron después con doblete de Pável Quesada frente a Jonder Martínez y concluyó sin peores consecuencias el desafío.
Luis Felipe Casañas “emparejó” las acciones en el “Sandino”, ahora perjudicando a los locales en una jugada en la primera almohadilla, también decisiva para el empate del choque, favorable a Cienfuegos 2×1 hasta ese momento: en el quinto episodio, con Lázaro Ramírez en tercera, el remolcador Ariel Borrero conectó rolling por la inicial, Leorisbel Sánchez (pitcher) cubrió tarde al recibir la bola de manos de José Dariel Abreu y Borrero llegaba quieto para empujar así la igualada; pero lo vio diferente Casañas y cantó el out determinante para un nuevo aire en el juego de los visitadores (quienes consiguieron imponerse 4×3). Quizá por ello no suspendieron el partido, a pesar de la persistente lluvia: habría explotado el “Sandino”.
Televisada, sonada y más, fue la decisión de Osvaldo de Paula en el quinto duelo sobre la salida a robo de la tercera base de Lázaro Rodríguez en el noveno episodio, con tres rayas en la pizarra para cada novena. Muy cierto: jugada arriesgada a esas alturas con Pável a las puertas del cajón de bateo; mas, funcionó, o al menos lo creyeron espectadores y jugadores de verde, pues de Paula decretó a esa hora el out de la discordia para calentar el ambiente…. El resto ya lo conocen.
A mi entender, los verdinegros no perdieron su juego en tan garrafal pronunciamiento del umpire: siguen sin batear con oportunidad, pues chances tuvieron para remontar. Sin embargo, en el balance final de los hechos, pesa mucho la interferencia de terceros.
Demasiado, demasiado ya con el arbitraje cubano decidiendo partidos, máxime a un paso de la final… y de las zonas de strike no voy a hablar. Basta con el argumento de “son humanos y se equivocan”; pues entonces responde a una reacción más que humana el comportamiento de Iday Abreu al salir a comérselos en el terreno y tampoco fue correcto. Una cosa llevó a la otra, pues, desafortunadamente, los árbitros muestran su “humanidad” cuando menos se necesita… Y expulsan a atletas y entrenadores si los enfrentan; ahora ¿quién los saca a ellos?
A la larga, quien más pierde es el espectáculo. Caldeados están los ánimos por la Perla del Sur, sobra mencionar; tanto como estuvieron la madrugada siguiente en Villa Clara con cuanto pintara a Elefantes.
Por si fuera poco, tampoco los pronósticos lucen muy alentadores para los sureños: sin manager ni coach de tercera saldrán este miércoles al desafío que decidirá su permanencia en la pelea por el pase a la discusión del título. Como añadido tendrán a un Freddy Asiel Álvarez crecido sobre el box, ante quien han caído ya en par de ocasiones.
No habrá segundas oportunidades para los pupilos de Iday Abreu: las circunstancias los obligan a ganar los dos partidos por venir. Y sigue preocupando la diezmada ofensiva y cómo sean capaces de superar el mal trance con los otros protagonistas de la noche: los supuestos imparciales.
Suceda lo que suceda entre ambos equipos, es válida la recomendación para los entendidos de cara a la próxima temporada: no pierdan el tiempo reforzando equipos, reviertan el esfuerzo en el arbitraje para ver si podemos disfrutar de un buen juego de pelota en Cuba.
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