Todos los correos
que recibo de esa dirección, van directo al buzón de no deseados. Ayer, por terminar
de hacerles el feo, los reporté como spam y entonces dejaron de molestarme de
una vez por todas. “No, señores doctores y cirujanos del demonio, que no quiero
hacer crecer mi pene y mucho menos recomendarle a mis seres queridos que se
sometan al implante inhumano de la silicona.”
Lo más probable es que yo sea uno de esos
convencidos que se conforma con lo dado por la madre natura, pero ya, después
de haber superado los cuarenta, con tres hijos, esposa y cansado de haberme
mostrado tal y como soy, con virtudes y defectos, en las escuelas al campo, en
los pre y en esos baños públicos de privacidad inexistente donde se nos obliga
a todos a orinar unos al lado de otros como reces, ya no creo que necesite de
una tardía extensión.
Sin embargo,
estas empresas continúan ofreciendo una amalgama de productos que algunos
confunden y a otros les resultan tentadores. Los mismo te invitan a realizarte
una extensión del pene, por vía química, o natural, o con métodos infalibles a
base de forzosos ejercicios, que por lo
general no siempre tienen un final feliz, que rápido te dicen que todo eso es inservible,
lo mejor, la solución perfecta, es la silicona.
Silicona en la nariz,
silicona en el rabo, silicona en los pechos, silicona en las nalgas, silicona
en cualquier lugar del cuerpo donde necesites rellenar o estirar lo que no te
fue dado por vía natural. Pronto, cuando comience la venta de silicona cerebral
inteligente, ya veremos a más de un político con la cabeza agigantada cargando
con un cerebro que pesará más que su cuerpo. Por el momento ese tipo de
silicona no se ha inventado, la que sí existe es la buena, la que se conserva y
se fabrica en lujosos laboratorios donde trabajan cirujanos que ganan una
fortuna y la otra, la que te inyectan sujetos menos escrupulosos y que está al
alcance de las mayorías, esas desnalgadas y “despechadas” que al no contar con el dinero suficiente, se someten
al riesgo, al elevadísimo riesgo de una inyección ilegal.
Morir, eso lo
haremos todos, lo que siempre es mejor que nos llegue cuando nos toca, y no que
adelantemos el proceso por intentar mostrarnos más bellos de lo que somos. El
Infierno, no es el que recibiremos cuando cerremos los ojos, sino ese al que
muchas de las personas afectadas, por los complejos, por las pelis porno, por
el rechazo de otros humanos no tan favorecidos mentalmente o por un patrón
social de moda, se someten al inyectarse una sustancia que puede costarles la
vida. El infierno es, si logras salvarte, tener que vivir sin brazos, sin
piernas o sin pene, y postrado en una cama para dolor y sufrimiento tuyo y de
tus seres queridos. El infierno es no aceptarse nunca como uno es, es vivir
pensando que unos centímetros de más o que un pecho más voluminoso te hará
saltar al estrellato.
Por eso yo
cambiaría el anuncio, lo cambiaría de forma radical y diría de este modo.
“Si busca glúteos
grandes, pecho exuberante y un pene como el de Rocco. Témale al Infierno en
el que vive, yo no podré ayudarle en sus propósitos.”
Algunos casos verídicos,
he decidido omitir los nombres.
Nueva Jersey
La fiscalía del
condado de Essex en Nueva Jersey arrestó a una mujer por la muerte de un joven
a quien inyectó silicona en el pene, supuestamente para aumentar su tamaño y
grosor. La acusada, K. N. R., fue acusada bajo los cargos por homicidio y
práctica ilegal de la medicina. La víctima, J. S., de 22 años, falleció al día
siguiente de recibir la inyección con ese producto, que le causó una embolia.
Colombia
Inyección de
silicona líquida lleva a la muerte a joven bailarín.
Aunque la mamá se
lo dijo muchas veces, “C., aprenda a aceptarse como es, que usted es muy
bonito, buen mozo”, el joven no hizo caso y aceptó la sugerencia de inyectarse
silicona en los glúteos para que se le vieran con más volumen. En su decisión
pesó más la incitación de su “amigo” que los presentimientos de su madre y al
final la operación lo llevó a la muerte.
Y ese lunes en la
tarde accedió a la inyección. La operación no se hizo en un centro estético ni
nada parecido sino en la casa de su amigo, “como se los ha hecho a todos”,
según le decía C. a su madre.
“Tengo entendido
que no es ni un salón de belleza, es la casa del muchacho, en Moravia”, puntualizó
la señora, que no quiere que la historia se repita con otros.
Tras la
intervención, esa misma noche C. llegó a casa, pero se quejó de dolores.
El suplicio
Pero el suplicio
empezó en forma el miércoles 12, cuando asfixiado, C. debió ser llevado al
hospital Marco Fidel Suárez, de Bello.
De allí lo
enviaron nuevamente a casa, pero los problemas respiratorios no cesaron y el
viernes el joven fue conducido al Hospital General, donde fue internado en la
Unidad de Cuidados Intensivos. Falleció el martes a las 2:30 de la tarde.
Caso M.: la
modelo murió por la aplicación de silicona líquida
Recién seis meses
después del fallecimiento de la modelo santafesina S. M. (37), las pericias
médicas determinaron que en el cuerpo de la mujer había una alta dosis de
silicona líquida, una sustancia que le habría provocado la embolia pulmonar que
le produjo la muerte. Los expertos confirmaron que este producto está prohibido
porque migra a vasos y tejidos.
Si desea más
información al respecto coloque en el buscador de Google la siguiente frase “muertes
por silicona”, y se encontrará hasta con el misterioso caso de una
serpiente, que después de morderle el pecho a una modelo que tenía un implante,
falleció, digo la serpiente, no la modelo. Así que por si acaso, no se le
ocurra morder demasiado donde exista la silicona.
Augusto: Me gustó, aunque no tengo problemas con la extensión, a la vieja mia si que le venia bien un implaste.
ResponderEliminarTiene un poco de todo, yo me operé y me puse una talla de más, y por razones de trabajo, que no explicaré, pero tienes rason se crece por dentro no por fuera.
ResponderEliminarComunista Chileno hasta la muerte: Es el puto imperialismo el que obliga a las personas a tomar sus patrones. Es el puto sistema imperial el que dicta las normas y hasta como debemos ser. Destruyamos al capitalismo de uan vez por todas. Viva el comunismo.
ResponderEliminarWow.... se le fue la mano al chileno este jajajaaja
ResponderEliminarPero de qué está hablando el peste pata chileno este chico jajajajaja
ResponderEliminarComunista Chileno hasta la muerte: Ah porque acaso usted no sabe, anónimo de los cojones, que es el capitalismo o imperialismo quien le inculca a los infelices esos patrones de bellezas, no lo sabe, cuando lo sepa dejará de llamarme chileno peste a patas, la peste la tengo en los wuebos y espero a que venga usted a lavarmelos estupido.
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