Médicos cubanos asesinan a sus pacientes por dinero. Es un hecho.

por Liber Y. Barrueta Martínez

Decir las cosas como son implica un alto grado de compromiso, implica además el ser consciente de los problemas que pueden derivarse de ello, e implica por sobre todas las cosas, que aquellos a los que les dices las cosas como son, tengan previsto, entre sus propósitos, la voluntad de entenderte.

Escribir de la manera más hermosa posible y acudir al buen uso y manejo de los recursos literarios de la lengua española, tiene más que ver con el respeto a la lengua y a quienes han sido dotados con la capacidad de entender de todo este asunto, que con aquellos, gente mayoritariamente de pueblo que nos lee y que busca, más que el encuentro con un erudito y superdotado periodista, encontrarse con alguien de pueblo que le hable en su idioma, aunque esto nada tiene que ver con lo vulgar, sino con el manejo de una lengua escrita que llegue a todos.

Este mismo problema al que se enfrentan periodistas y aprendices del oficio, nos ocurre a todos cuando intentamos diferenciar entre política, sociedad, deporte, cultura y vida en general. Haciéndose mucho más crítico cuando se trata del tema cubano, donde todo parece ser indiscutiblemente lo mismo, y todo termina pareciendo: nada o mucho.

Ante la noticia, real, de las vidas que salvan los médicos cubanos con su labor en los más diversos y recónditos parajes de este planeta, se impone la otra, esa que La Gran Media ha comenzado a mostrar en los últimos años, donde se les acusa por su falta de preparación y por los muchos pacientes a los que brutalmente han tratado y con los que han probado los más diversos medicamentos. Se les acusa además, de robarles los puestos de trabajo a los médicos en esos recónditos parajes donde los acusadores nunca han puesto, ni pondrán un pie.

¿Podremos ver la realidad alguna vez, aunque sea sólo una vez, sin usar los lentes empañados de los políticos?

Por la razón que sea, que ya sabemos que de política tiene demasiado, es un hecho que los médicos cubanos están salvado vidas humanas en cada uno de esos países donde desarrollan una labor encomiable exponiendo su propia vida. También es cierto que esto constituye para muchos, la manera de buscarse los cuatro dólares, la computadora, y hasta un apartamento a su regreso a la isla, ¿y qué?, ¿cuál es el delito moral por hacerlo?, ¿no es acaso esa la misma aspiración de quienes cruzan las noventa millas o de la gran mayoría de nosotros que abandonamos la isla físicamente?

A los médicos cubanos, sin embargo, se les acusa de no hacer su labor, por una ayuda humanitaria, sino para satisfacer sus necesidades materiales. Alguien se ha preguntado alguna vez, aunque sea sólo una vez, ¿por qué tienen estos países que recurrir a los médicos cubanos?, ¿por qué no existen médicos de estos países en esos recónditos lugares? Alguien se ha preguntado alguna vez por la causa que obliga a la casi necesaria presencia de los cubanos en estos sitios. ¿Y si no hubiesen llegados los médicos cubanos? No importa, esos a los que le curan la vista, esos a los que les recetan un medicamento, por lo general son campesinos, gente pobre, negros flacos, indios moribundos, desempleados, gente que poco o nada significan para esos que pueden escoger entre montarse en una canoa y cruzar un río peligroso o una clínica dotado con todos los adelantos tecnológicos posible, claro que pagará mejor el señor Montes, dueño de una empresa, que el indio Cocolatenago.

Yo la vi montada en una canoa, vi a mi prima en una foto vestida de médico cruzando un peligroso lago, vi también el ordenador que ya tenía en su cuarto, vi como había mejorado su vivienda, también vi el rostro orgulloso de mi tío y de mi tía, ellos, y esta es la pura verdad, ni siquiera me hablaron de las cosas que ella había traído en su primer viaje, al contrario, eso apareció ante mi vista como algo normal, material, a ellos le brillaban los ojos cuando mostraban aquellas fotos, la más pequeña, la única hija, montada en una canoa rodeada de indios, iba a salvar vidas, tal vez, muy probable, ella era consciente de que podría mejorar su casita con ese viaje, pero no creo que cuando se enfrentaba a sus pacientes, afectados por enfermedades curables, estuviese pensando en el ordenador que se compraría luego, no puedo creerlo porque conozco la ética y el amor a la profesión que tienen, no sólo los médicos cubanos, sino la gran mayoría de quienes han escogido ese oficio.

También los hay interesados, también los he conocido, que escogen esa profesión por el beneficio material que puede ofrecerle, pero eso no ocurre sólo con los médicos cubanos, esa minoría existe en el mundo entero, ¿o es que nosotros, cubanos, como resultado de la ceguera política, tendremos que continuar negándonos a nosotros mismos eternamente y atribuirle a nuestros conterráneos los peores atributos morales y cívicos? ¿Hasta cuándo tendremos que escuchar de los propios cubanos que el cubano no sirve, que no tenemos vergüenza, que somos los peor?

Otro amigo, hoy nuevamente de misión en África, es un médico cubano asesino. Su delito primero lo cometió en una aldea en Ga… esto ocurrió hace más de 15 años. Allí al consultorio improvisado llegó una mujer con una barriga enorme, estaba embarazada y había que hacerle una cesaría urgente, pero los médicos se negaron, dijeron que primero tenía el esposo, que ella no tenía, que correr con los gastos, alguien debía pagar primero. La mujer daba unos gritos increíbles y el amigo mío, ginecólogo, comprendió que poco tiempo venía quedando para una intervención quirúrgica, y ante la negativa primera de los médicos, la llevó a su propia consulta, y no explicaré como, pero con los recursos a su alcance y con la ayuda primera de las enfermeras, le hizo la cesaría. Para suerte de todos, salvó a la madre y a la criatura, así como logró que los médicos le ayudaran.

Mi amigo, es hoy un reconocido ginecólogo, nuevamente en África, salvando vidas allí, en esos lugares a donde otros, por muchas razones no pondrán nunca un pie. Seamos honestos con nosotros mismos, dejemos de ver con los lentes políticos y reconozcamos esa verdad que es más grande que nosotros mismos, que todos los gobiernos, los periodistas y presentadores de programas de la televisión, LOS MÉDICOS CUBANOS, ESTÁN SALVANDO VIDAS EN LOS RINCONES MÁS RECÓNDITOS DE ESTE JODIDO PLANETA.