La libertad de expresión: Yoani Sánchez vs Jaime Garzón.

Por: El Cojito Bibijagua.

Hace unos días recibí el mensaje de un amigo que me pedía el favor que le diera el visto bueno o malo  a una carta que quería enviarle a Yoani Sánchez, reconocida bloguera cubana, filóloga de estudios y periodista de labor. 

Me pareció interesante la misiva y las preguntas que respetuosamente este cubano de a pie, como él mismo se califica, formulaba a la antes mencionada trabajadora de la palabra escrita y hablada, en una Cuba amada por unos y odiada por otros.

Desde ese instante, mi compañero y amigo me involucró en la necesidad imperiosa de construirme otras preguntas que siempre me han quedado en el filo del contén de la racionalidad.  Así  comencé a pensar en que uno de los puntos más abordados por Yoani Sánchez es la poca libertad o mejor dicho la nula libertad de expresión que existe en Cuba. Entiendo que debe tener razón y hasta cierto punto estoy de acuerdo con ella, mi primer punto radica en que está claro que los medios de comunicación en la Isla son del Gobierno, no existe la Prensa Privada, ni Rosa, ni Amarilla, ni Roja, todas estas brillan por su ausencia. Los espacios de comunicación entonces están ligados al aparato Estatal y a defender los derechos que a este le urgen y hasta aquí me va resultando todo muy fácil, porque es conocido que los medios que le pertenecen a un sector político en cualquier rincón del mundo no son explotados o utilizado por la fuerza política que se le opone, me respondí con sencillez racional esta cuestión. 

La segunda interrogante quedó en formularme, ¿por qué no existen en la Isla medios de Comunicación que usen aquellos que se oponen al sistema político y que difundan sus intenciones  militantes? Pasé dos días rompiéndome la cabeza de quien pondría el dinero para un aparato tan costoso, ¿sería el Gobierno Norteamericano? ¿Organizaciones de Prensas Internacionales? ¿EL grupo Prisa? ¿TVE? ¿Google? ¿El Vaticano? Muchos podrían ser, imagino que cualquier inversionista estaría apurado por invertir en publicidad en la Isla, para vender churros o croquetas de AVE (averigua), pero bajo qué parámetros políticos, económicos y empresariales con una oposición dividida y ya sobradamente pagada por una potencia extranjera podría brindarle los beneficios esperados, en una economía azotada por más de 50 años de reajustes, bloqueos económicos y malas gestiones administrativas de sus líderes. No encontré una respuesta lógica y viable.

Entonces recurrí a la cacareada demanda de la bloguera cubana y su cruzada en aguas pacíficas de alcanzarlo a través de una demanda que aunque no comparta, respeto.

Reconozco que la dirección del país debe darle un espacio a la oposición, considero deberían tenerla, siendo mercenarios, asalariados o voluntarios, el Parlamento podría  escuchar de primera mano las opiniones contrarias y darle respuestas inmediatamente,  analizar en el contexto cuales son las propuestas y de forma democrática defenderlas o contrariarlas, deben negarse y negarlas constantemente. Pero saliéndome de este análisis la principal  pregunta radicó en qué punto de la Libertad de Expresión navega Yoani para ripostar a un Gobierno que la censura y digo, ella culpa al Gobierno Cubano de censura, porque es el propio Gobierno quien no le paga su labor.

Yoani Sanchéz goza de una seguridad personal que pocos opositores en el Mundo pueden ostentar, ella se mueve en un país con libertad de tránsito, no es enjuiciada por sus artículos antigubernamentales, ni se encuentra sujeta a condiciones de aislamientos a los medios públicos y servicios del Estado Cubano, entre ellos a la salud, educación y recreación. 

Ostenta un pasaporte que es derecho universal, con libertad de movimiento en el exterior de la Isla, forma parte en la nómina de no menos importantes medios de prensa, como el País de España, y es integrante nominal del Grupo Prisas.

Los cientos de miles de dólares ganados en cuatro años por su labor propagandística, anunciando y solicitando una inmediata instalación de la Libertad  de Expresión en Cuba, la posibilidad de una República más plural y los constantes ataques al Sistema político de Cuba, le han otorgado sin lugar a dudas una libertad o libertinaje que muy pocos en el mundo suelen gozar o al menos soñar en el uso contante de la palabra escrita y hablada.

Preguntémonos entonces, donde queda el concepto medianamente identificado de las libertades expresivas. México despierta cada día en un luto que se ha convertido en la cotidianidad de sus ciudadanos, familias enteras tienen que sepultar, si es que cuentan con la suerte, a no pocos periodistas y trabajadores de las comunicaciones sociales, por el simple hecho de denunciar lo que su Gobierno y Carteles de la droga vienen haciendo. Las amenazas, las censuras, los despidos de órganos de prensas, el secuestro y el asesinato es un menú acondiciónate de la sociedad mexicana de la actualidad. Ya no pocos tienes que adornar en sus gargantas nostálgicas la frase de la famosa canción: México lindo y querido, si muero lejos de ti…, ya los mexicanos por el simple hecho de decir la verdad se mueren o los matan allí.

Pero, a lo que iba. Hace apenas unos días, Colombia recordó a unos de sus más fieles exponentes luchadores de la libertad de expresión, lo hacía con arte, con creatividad, su espacio de denuncias fue la televisión y la vida misma, los mismos medios lo mataron, le sirvieron de paredón, patíbulo o lo que se le quiera llamar. El día 13 de agosto de 1999 asesinaron en plena calle bogotana a Jaime Garzón, politólogo, sociólogo, abogado, actor, humorista, alcalde, comunicador y humano. Sus constantes denuncias  fueron restando minutos de su vida, lo encaminaron en un callejón sin salida, en plena avenida, las balas le callaron la boca y silenciaron su protesta. 

Jaime no llegó a ser candidato al Nobel de la Paz como Yoani, no contó con cientos de miles de euros, ni dólares, desconoció las fronteras, porque se enfocó en construir la suya propia, la de su patria, sin prebendas de potencias extranjeras, sin más pago que el amor de un pueblo que lo seguía, su libertad de expresión, la que su país le mandó a silenciar, como a tantos otros que calman su sangre con la misma pobreza que les abraza. 

La Libertad de Expresión es un negocio donde algunos ganan sobrado dinero en una tranquilidad absoluta y otros mueren en una guerra que no tiene fin. Si Jaime Garzón pudiera darle algunos consejos a la bloguera cubana seguramente la cosa pintaría de otro color, porque Jaime esté donde esté si sabe que no todos se rascan la espalda con el mismo palo.