lunes, 26 de agosto de 2013

El Partido Italia - Argentina en el Mundial del 90. Crónica de una muerte anunciada para Diego Armando Maradona.



 por Roberto A. Lamelo

Quiso la fortuna, o la poca fortuna en todo caso, que uno de los mejores atacantes del Mundo en aquel 1990, Andrea Carnevale, italiano, entrara a la cancha en aquel primer partido que jugó su selección en el Mundial del 90´ con un chino enganchado en la espalda, no digo yo detrás.  

En aquel primer juego, Carnevale falló goles como un colegial quinceañero y el técnico italiano metió mano al jugador más controversial del equipo: Salvatore “Totó” Schilacci, goleador de 2da, mejor dicho, goleador de primera, pero que militaba en la 2da Categoría del Fútbol Italiano. ¿Las razones de la discordia? Era muy limitado técnicamente, pero haciendo goles, que es para lo que está un delantero, los hacía. Y bastante. Totó vivía y moría en el borde del fuera de juego pero una de ellas agarraba y definía, como hizo en efecto esa tarde, que anotó un gol de victoria y selló su titularidad sobre Carnevale, quien era indiscutiblemente mejor jugador que él.

Schilacci fue la salvación, y la revelación de Italia en ese Mundial. Fue el máximo anotador por Italia, fue su bujía, pero esa tarde del partido ante la actual campeona del mundo,  a pesar de haber anotado el gol que le daba temprana ventaja sobre los argentinos, él no fue la figura. Sino el número 15. Un 15 que después sería 10. Roberto Baggio, un jovencito que estaría llamado a ser figura en el Mundial siguiente. Genio y figura. Y también Judas, pero eso ocurrió 4 años después.

Argentina había jugado días antes un partido terrorífico ante Yugoslavia. Había jugado en superioridad numérica y no había podido concretarla. Entonces tuvo que recurrir a una tanda de penales donde, Goycochea, una vez más, se erigiría figura, parando sendos penales a los yugoslavos.  El desgaste físico de los argentinos, la seguridad del catenaccio italiano, el estar invictos, el jugar con su público, le daban lógicas condiciones de favoritos a los mediterráneos, pero del otro lado estaba un Diego conectado, jugando delante de su público en el estadio de San Paolo en Nápoles, un Nápoles que era campeón de Liga gracias al argentino... Diego era, conocedor como pocos, de aquel fútbol. En las gradas los sentimientos estaban encontrados. Nápoles esa tarde, era toda Italia. Italia toda era Nápoles.

También estaba por Argentina, una vez más lo menciono, Goycochea. 

Por los italianos, Baggio fue la máxima estrella durante todo el partido. Fue el jugador más desequilibrante, mientras que en la defensa, Franco Baresi confirmaba lo que de sobras todo el fútbol mundial sabía. Era el mejor allá detrás.  Donde él jugaba, ni los ratones pasaban. Walter Zenga en la portería era otra garantía para la victoria.

Pero… 

El fútbol tiene sus cosas y Zenga, portero notabilísimo y muy seguro, tuvo un momento gris. Tras un centro corto y a media altura de Olarticoechea, en una jugada iniciada por Maradona, Walter salió a cazar mariposas y otra vez más,  el rubio pelú de la cintica, Caniggia, se encontró con el balón. Fue un golpe de suerte, despeinado, una pelota que se encontró con su cabeza, porque el gaucho apenas tuvo tiempo de girar su testa. La golpeó hacia atrás, sin saber, y Zenga que no se esperaba la llegada de este ante la prestancia y solvencia de sus defensores por arriba, fue sorprendido. El balón terminó en el fondo de las redes y hubo que seguir jugando. Par de tiempos extras para arribar a una tanda de penales, en la cual, cualquier cosa podía suceder. Argentina tenía un buen portero, pero ellos, los italianos tenían excelentes cobradores de penal. Bueno…

Yo nunca supe porqué un jugador tan triste como Aldo Serena, se coló en esa ronda fatídica. Nunca me gustó su estilo de juego. Realmente en ese Mundial y casi siempre durante toda su carrera fue más bien un jugador de segunda mano y a ese 5to disparo fue, de piernas cansadas y con el miedo reflejado en el rostro. Anteriormente un Roberto Donadoni, excelente jugador, de los mejores que ha tenido Italia en su historia, había fallado un disparo e Italia, ante el penal anotado por Diego, estaba contra la pared. 

Al punto penal llego Serena, marchito, presionado y al fallar, las cámaras se hicieron cómplices de su entierro. Italia había encontrado un culpable para su angustia. Como mismo lo encontraría 4 años después en la figura del hombre que prácticamente fue el que los puso en semifinales: Roberto Baggio. Pero de ese partido hablaremos en próximas ocasiones. 

                                Goycochea le detiene el penal a Roberto Donadoni.

                                Maradona festeja el gol anotado por Claudio Caniggia.

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