Por Íñigo Sáenz de Ugarte
La derrota de la España de Campofrío ha sido terrible. Algunos asumieron como si fuera un dogma la frase que se atribuye a Woody Allen: el 80% del éxito consiste en presentarse (Eighty percent of success is showing up) y pensaron que estaba todo hecho. Nos darían los Juegos Olímpicos de 2020 y además nos darían las gracias por tomarnos la molestia de organizarlos en Madrid.
Es la España de la arrogancia y de la terquedad, que algunos confunden con tenacidad.
Después de la derrota, vino la España de la envidia, la conspiración y el victimismo. Nos envidian por la paella, la tortilla, los toros, el sol, el café con leche, el cortado, las mujeres guapas, los hombres apuestos, la siesta, la tapita, la tertulia con los amigos (en otros países los amigos no se hablan), y porque no somos franceses, a diferencia de los habitantes del resto del mundo que, aunque no lo sepan, también son franceses, excepto los ingleses, que son como los franceses, pero peor.
Todo eso cobra forma en LA CONSPIRACIÓN. Lo que se escucha tantas veces en los bares en los que la gente tira las cabezas de gambas al suelo e incluso en algunos donde ponen unas cestas muy monas con una bolsa de plástico. O en los restaurantes en los que hacen cosas raras con el nitrógeno. O en los taxis. O en los estadios de fútbol. O en la peluquería. Pero lo peor es que no se escucha sólo cuando se reúne gente normal y corriente que sólo está soltando sus frustraciones o simplemente matando el tiempo.
No, también se apuntan a la conspiración los miembros de esas élites (extractivas o extranada) que son los responsables de que salgamos al extranjero con ínfulas de nuevo rico dando por hecho que somos los mejores y que cómo nos va a hacer sombra la tercera economía del mundo. Sólo faltó que alguien dijera: ¿cómo nos van a ganar unos japoneses que sólo saben hacer cacharros?
El periodista Juanma Rubio lo ha descrito en una catarata de tuits. Algunos de ellos:
–“Dicho esto, no puedo con el chovinismo, el patrioterismo barato y el mal perder cazurro y cerril. Ni con la falta de autocrítica. O de mundo”.
–“En la prensa también tendríamos que analizar el papelón. Burbuja forofa, periodismo de bufanda llevado al olimpismo. Una insensatez”.
–“Tokio era la favorita, siempre lo ha sido. Pero mucha gente en España sencillamente no lo sabía porque se le estaba informando MAL”.
–“Nadal, Gasol, Mireia… son extraordinarios y además son españoles, no lo son porque son españoles. Son un ejemplo, no un ADN”.
–“El 80% construido no es un factor en el nivel final de decisión. Hemos vendido low cost a quienes quieren que su producto sea faraónico”.
–“Hacer olimpismo también es fomentar algo más que la rivalidad Madrid-Barça o luchar de verdad contra el dopaje o el racismo en estadios”.
Juanma tiene razón en casi todo, pero hay una hipótesis aún más escalofriante y subversiva que nadie consideró entre los responsables del Gobierno, de la candidatura y de los medios de comunicación.
¿Y si resulta que Tokio era mejor?
(Tomado del blog Guerra Eterna)
No hay comentarios:
Publicar un comentario