El estudiante de psicología de 32 años Daniel Flores García ha logrado sobrevivir 20 días comiendo insectos, gusanos y raíces tras perderse en un bosque en Chile.
El joven fue encontrado por un grupo de turistas el pasado martes en el lago Huelde, a unos 12000 kilómetros de la capital, Santiago de Chile, en la Isla Grande de Chiloé. El joven vió al grupo de turistas que paseaban en bote, por lo que comenzó a gritar y fue reconocido.
Según los médicos del lugar, el hombre, que perdió quince kilos durante su aventura, está en evaluación nutricional y psicológica, pero fuera de riesgo vital.
El 6 de febrero Daniel Flores se alejó del camping donde alojaba con sus amigos hasta un cerro en donde se avistaba el mar y una laguna, según lo señaló. Para ello, debió cruzar un bosque de no mucha altura pero muy tupido de vegetación, lo que no le permitió encontrar el camino de vuelta e imposibilitó luego, su búsqueda por aire.
En declaraciones a medios locales, Flores contó que empleó técnicas de supervivencia que había visto en películas, por lo que rompió su cámara para convertirla en un improvisado cuchillo y cortó una especie de bambú con él, así con las hojas, de más de un metro de largo, logró abrigarse en las noches, en una zona donde, incluso en verano, las temperaturas son bajas.
El cuchillo le sirvió además para cortar insectos, gusanos y raíces, que fueron su comida durante más de dos semanas. El agua la obtuvo de arroyos o charcos dejados por la lluvia.
Cuando pensaba que moriría, el pasado martes escuchó ruidos en el lago y tras lograr desplazarse hasta la ribera, vio a un grupo de turistas que paseaban en bote y que escucharon sus gritos y, sobre la base de los avisos difundidos desde que se perdió, lo reconocieron.
"Siempre supimos que sobreviviría, porque es muy fuerte, deportista y muy sano, no fuma ni bebe", comentó, feliz, la madre de Flores.
Basados en sus relatos, los conocedores de la zona se percataron de que durante los 20 días de su aventura Flores en realidad deambuló en círculos en torno a un mismo cerro, en el que muy pocos lugareños se internan porque además de ser la vegetación muy espesa, tiene numerosos barrancos y pantanos que no se ven fácilmente, según Raúl Millacura, un habitante del sector.
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