…resulta que ahora mi estabilidad laboral pende de un hilo, porque a alguien se le ocurrió que debía cotejar mi título universitario, ya que ahora han descubierto que hay unos cuantos con falsos grados de escolaridad y allá va eso, como casi siempre, a tirar el sofá por la ventana.
El procedimiento se debate entre orientaciones del Ministerio del Trabajo, lo que establece el Ministerio de Educación Superior y lo que les de la gana de hacer a las administraciones, todos amparados en los resquicios que dejan las disposiciones para que, precisamente, cada quien disponga lo que le da la gana…y tu, en el medio…
Para mi fortuna –y mi infortunio- me tengo que llegar hasta la cercana Santa Clara, para en la Secretaría de la Universidad Central Marta Abreu, solicitar el dichoso cotejo. Esto significa varios inconvenientes: un día señalado de la semana, porque claro, es el día que allí les convenga, tus necesidades no cuentan; gastos de transportación en ida y vuelta, además del consumo que deberás hacer de al menos una piza, porque esto no es coser y cantar, el día te lo pasas en el trámite…
Implica, por supuesto, que faltes al trabajo y todo este proceso habrá que repetirlo cuando a los no se cuántos días, debas regresar a recoger las fotocopias cotejadas del título, algo que se ha puesto de moda: hay que tenerlo en el expediente, te lo exigen para matricular en un diplomado y de seguro aparecerá alguna que otra necesidad de papeleo, porque la burocracia se ha resistido a sucumbir y muchos le hacen el juego…qué remedio…
Resulta que al cabo de una pila de años, ahora tengo que demostrar mediante un cuño, una firma o quizás algún numerito, que me quemé las pestañas en la Universidad de Santa Clara, aprobé e incluso me hice Máster en Dirección de Programas Informativos, porque a alguien se le ocurrió –pobres de quienes tengan que ir a La Habana o Santiago de Cuba, que los hay.
Resulta que ahora debo pagar porque algunos listillos falsificaron sus títulos y parece que la mejor manera de descubrirlos es ponernos a todos a pasar trabajo, cuando, pienso yo, una simple verificación de tomo y folio en los centros universitarios calmaría los nervios a quienes en los departamentos de Recursos Humanos y las administraciones reciben visitas de este, aquel, el otro, el de más allá y hasta del más acá…
Pero es más fácil ponerme la precisa, darme una fecha límite y si no cumplo con el trámite –que es a mi a quien interesa-, pues a la calle, en virtud de una disposición de alguien, que seguro sentado tras un buró tuvo la feliz idea…pues de alguna manera ha de justificar su salario….¡cómo queda gente todavía comiendo catibía! ¿y las nuevas tecnologías, el cambio de mentalidad…? Nada, sorpresas que da la vida…
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