por Boris Luis García Cuartero
He leído bastante por estos días, a propósito de los 50 años de la libreta de abastecimientos, un mecanismo regulador del Estado cubano para que a todos nos llegara por igual un sustento mínimo de alimentos, en medio del proceso de reconversión institucional que se produjo con el triunfo revolucionario de 1959…y que se quedó, se quedó y se quedó, tantos años que recién cumplió medio siglo de venturas y desventuras.
No quisiera utilizar el mismo tono burlón de muchos trabajos, pero en honor a la verdad, ha sido la libreta el salvavidas familiar –ay de quien la pierda, tremendo rollo, es posiblemente, el documento más cuidado en cualquier casa. También es una carga tremenda para el Estado cubano, al que ya le pasaron poco más de 50 años por encima y las condiciones hoy no son las mismas que entonces…
Poco queda en las casillas que la conforman como garantía de la canasta básica, creo que menos quedará en poco tiempo, porque cada vez cuesta más comprar en frontera y aunque todavía insuficiente, poquito más se produce dentro del país, como para sustituir la importación de costosos alimentos, subsidiados luego por el Estado, para que como dice el principio social: se satisfagan las necesidades de quienes vivimos en la Isla….pero…
¿Hasta cuándo podrán soportar las arcas estatales la erogación de millones de pesos duros? En otra ocasión escribí:
Se hizo público en asamblea del Parlamento, que el Estado cubano desembolsa mil 016 millones de dólares para mantener la canasta básica subsidiada, de esa cifra asume el 88 por ciento y la población solo paga el doce –en este número no estás incluidos los gastos adicionales de transporte y otros asuntos de logística.
Los gastos para Cienfuegos están en el orden de los 12 millones 102 mil pesos anuales, con los que se entrega alimentos a más de 398 mil paisanos, que recogen cada mes su cuota en unas 466 bodegas o mercados de Comercio… pero ¿qué significaría borrar este subsidio? ¿está en condiciones el país de hacerlo ahora mismo? ¿sería esta una medida popular, de comprensión masiva, de apoyo irrestricto –vaya palabrita- si nuestro proyecto social preconiza la protección a todos bajo su manto?
Solo que el manto se encarece, en medio de condiciones internacionales –e internas, por qué no- mucho más adversas que aquel lejano año de fervor revolucionario, cuando una solución para igualar en posibilidades y oportunidades fue crear la regulación de alimentos y repartir panes y peces, cuan pasaje bíblico de paraíso terrenal.
Hablemos de las ventajas. Todavía tenemos seguras las cinco libras de arroz que nos venden, el poquito de aceite que no alcanza para nada, pero bueno; algo de granos, la sal, las cinco libras –creo- de azúcar a unos pocos centavos… y nada de esto alcanza para vivir un mes, pero algo es algo…porque comprarlas en los mercados estatales…hummm a precio de oro y con los salarios que todavía tenemos…piense en los viejitos con bajos ingresos por lo simbólico que resultan sus chequeras…
Hablemos de las desventajas. Todo el mundo recibe lo mismo y eso no es correcto, si partimos de que algunos nada aportan al bien común; se dice que nutren el mercado subterráneo con los poquitos que nos quitan entre las maltrechas pesas y la falta de escrúpulos de ciertos bodegueros…y millonaria es la cifra que el Estado destina a mantener los productos de la libreta…
…si ya se, he escrito más de lo mismo, pero qué trabajo me cuesta hacer la cola en la bodega para la leche, aunque me entere de todos los acontecimientos del barrio en pocos minutos…
Lo cierto es quienes abogan por la supresión de la libreta esgrimen que habría de subsidiar a las personas de menos ingresos y no a los productos distribuidos por el cincuentenario mecanismo regulador; que sería un estímulo a trabajar, porque tendrías que comprar la comida más cara –pero si ya cara está ¿y entonces…?
Y quienes piden a gritos que se mantenga la libreta lo hacen porque con esos poquitos, al menos sobreviven unos días del mes…
…vaya, tremendo rollo que tendrá solución en algún momento ¿cuándo, quién sabe? Mientras, la libreta y yo tenemos la misma edad, a mi que me quiten lo bailao, a la libreta, no se…es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor…
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