por Roberto A. Lamelo
Aquel fue un partido de muerte, así de injusto es a veces el fútbol. Dos grandes naciones de un mismo continente salieron a la cancha ese día, 24 de junio de 1990 en Turin, a romperse el alma. Recuerdo a Cuba dividida, entre quienes por lógica quizás le iban al gigante sudamericano y a quienes, por honor o por devoción le iban a una Argentina menguada, casi sin fuerzas, con un portero más bien de segunda, pero con un Maradona capaz de suplir cualquier falta en sus compañeros de equipo; pero esa tarde Diego, no pudo jugar al fútbol. Excepto en el minuto 81´.
Brasil cerró el partido en la media cancha desde la misma arrancada. Los argentinos nunca encontraron el camino ni el modo, ni la forma, ni los recursos para hacerle llegar con claridad un balón a su genio. Brasil planteó un sistema interesante. Prefirió sacrificar dos hombres en la marca sobre Maradona en el medio campo y quedarse en desventaja numérica detrás. Argentina no sabía arrancar sin Diego, y eso, los brasileños lo sabían de sobra.
Malgastó Brasil todo lo que pudo y quiso. Estrelló balones contra el tubo, otros, apenas se iban desviados a centímetros de cualquier palo. Toda Latinoamérica sufría. Una parte porque no anotaba y otra porque solo sabía aguantar las embestidas del gigante. Argentina se desesperaba, entre un árbitro complaciente y un reloj que no caminaba. Era lo único a lo que parecía podían aspirar. A una tanda de penales y a un portero llamado Sergio Goycochea que, parando penales, parecía ser el mejor del mundo. Todo eso, a pesar de Diego.
Tal fue la superioridad brasileña que en el descanso, el técnico argentino, Carlos Salvador Bilardo le dijo a sus pupilos: "los de amarillo, son los rivales, no le pasen más la pelota"
Así y todo, la segunda parte fue una copia exacta de la primera. Ni Dunga en el centro del campo ni Muller ni Careca en la delantera pudieron hacer algo por cambiar aquel 0 a 0 tras 80 minutos. Ocho pelotas en total estrellaron los brasileños en el arco defendido por Goycochea. En el otro arco, Taffarel, miraba el partido como un espectador más. Argentina siquiera lo había inquietado. Mauro Galvao en la zaga, Branco en el lateral y Alemao eran otras de las grandes figuras de ese Brasil.
A este último, y a su respeto y amistad por Diego Maradona - ambos militaban en el Club Napoli de Italia - se le achacó la principal culpa del único fallo que tuvo Brasil durante el partido.
Dejó a Diego crear un instante y este fue más que suficiente.
Dejó a Diego crear un instante y este fue más que suficiente.
Argentina cobró una falta en los límites de su área, Alemao dejó suelto a Diego, quien bajó mucho más atrás del círculo central a buscar el balón. Cuando se volteó no se encontró a ningún brasileño delante. Fue todo lo que necesitó. Brasil despreocupado por el largo trecho que debería enfrentar el diez, confió en sus fuerzas y en su defensa, que plantada detrás esperaba sin recelos a unos argentinos desanimados que apenas pudieron arrancar a la par de su astro. A Diego no le importó nada, ni que lo acompañaran en su arremetida ni que siquiera le dijeran cuidado Pibe. Arrancó sin miedos, seguro de sí, pues era el número uno del mundo, y en 30 metros dejó a tres cariocas descolgados... cayéndose, paso un balón entre las piernas de un defensor, que encontraría las piernas de un Caniggia que instantes antes se había escorado hacia la izquierda haciendo un crossing y este, recibió el balón sin marca alguna.
Fue la única ocasión que tuvo Argentina en todo el partido y convirtió un tanto de leyenda. Le quedaba aún Italia, que no había encajado gol alguno en el campeonato. Le quedaba lo peor: ir a la final y escuchar aquellos chiflidos a su himno... y aquella justificada frase de Diego ante la rechifla: Hijos de P...
el gol ante Brasil visto desde otro ángulo
Diego abraza a Caniggia tras el gol ante Italia (próximo trabajo)el gol ante Brasil visto desde otro ángulo
Aunque hay unas fallitas....no fueron 8 tiros, sino 4.......lurgo gino Yugoslavia, no Italia.....Maradona tenia el tobillo brutalmente inflamado.....el relato emociona, y conmueve
ResponderEliminarOliverio!! Gracias por su comentario. Es cierto que detras vino Yugoslavia, por orden si, no exprese que detras de aquel partido vino el de Italia, si no que aun faltaria Italia... claro q de haber perdido contra Yugoslavia (se acuerda Ud. de aquel penal ejecutado x Maradona con absoluta sangre fria?) no hubiese Argentina disputado su partido contra Italia. El detalle de los tiros contra los palos, no lo tenia claro... fueron unos cuantos y para evitarme ver el partido entero recurri a un articulo que encontre googleando en el cual se afirma que fueron 8... de todas formas, 8 o 4 fueron bastantes oportunidades q desaprovecho Brasil. Lo animo a que escriba algo para nosotros... quizas recuerde bien esa final Alemania - Argentina...escriba para nosotros. Se lo agradeceremos mucho, Gracias por sus palabras hacia el texto. Un gran saludo!!!
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