sábado, 24 de agosto de 2013

Gajes del oficio


                                                            para Ella, entre lágrimas, un viernes a las 9:22 pm
por Roberto A. Lamelo

Se desarticula la patria, se desmiembra, ... y tus notas en el periódico simulan lo contrario. Elaboras teorías maquilladas que harán expresar a tu padre palabras de alegría por haberte concebido. En cada frase se dibuja una esperanza ante lo incierto, ante lo que tú no ves a ciencias ciertas, y yo, a ciencias ciertas, nunca percibí tampoco. No se porqué - a pesar de eso y de todo - me gusta como escribes. Quizás vea en ti eso que yo nunca fui, lo que nunca dije o pude expresar y que me oyeran. Lo que nunca escribí y nunca leyeron... y viene ante mí, en forma de vendaval, todas estas diatribas por leer ese otro yo que llevas dentro, esa forma única que tienes de eslabonar cuatro renglones...

Esa palabrita del gatekeeper, me suena a anglicismo - quizás lo es - sin embargo yo no conozco un equivalente en nuestro idioma,... peor, no se a que viene eso de mantener la puerta abierta, en un lugar donde la cárcel y la censura a la palabra, es la meta cotidiana de quienes deciden tu escritura. 

Puede sonar pretencioso, extracorpóreo, contraproducente decirlo, pero no me hartaré de escucharte cuando escribes, cuando piensas, cuando refunfuñas porque no te sale lo quieres, lo que no sabes como decir para que te entiendan, o lo que quisieras expresar para pasar de lado la frontera. Puede sonar ridículo que no hay para mi otro placer que tenerte al otro lado, aguantando estoicamente cada uno de mis inquisidores reclamos porque te desbordes y realices. No puedo percibir dentro de mi, otras cosas que no sean aquellas inherentes a tu forma y tu concepto; a tu yo más intimista, a ese que un día se que explotarás antes que explotes.

No hay nada malo en quererte "profesionalmente" incluso cuando esta palabra, sea mal empleada

Son, a no dudarlo, ... gajes de este oficio.

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