Por Guillermo Morales Catá, Director del Departamento de Extranjería de Legalcity
Su Majestad (¿es así cómo debo dirigirme a usted o tal vez “Excelencia”?) Soy cubano nacionalizado español. Cuando
juré “bandera” para acceder a la Nacionalidad española dije también que
me comprometía a respetar la Constitución y serle fiel a usted. Admito
que nunca entendí la importancia del texto ¿Es una muestra de
patriotismo o una exigencia anacrónica? ¿Un hecho significativo, todo un
hito en nuestras vidas cívicas, o un simple trámite en definitiva
innecesario? Me vinieron muchas preguntas pero tuve que hacerlo ante Su
Señoría, el Juez encargado del Registro Civil, si por fin quería ser un
ciudadano español. Lo cierto es que lo hice, Majestad.
Desde aquel momento sentí que en lo
adelante usted sería mi Rey aún cuando usted tiene la corona no por
haberla obtenido en una elección democrática sino “porque le tocó” al
tener, dicen “sangre azul”.
A usted, Excelencia, me gustaría preguntarle cómo es posible que guarde silencio ante el “decretazo sanitario”
aprobado por el Gobierno que prohibirá a los inmigrantes “sin papeles”,
“ilegales” tener derecho a recibir asistencia y tratamientos médicos.
¿Cómo es posible, Majestad, que usted guarde silencio ante una medida
que expresa un absoluto desprecio a la dignidad humana y que se trata de
un derecho Consitucional?
¿No es usted símbolo de la unidad y la
permanencia? ¿No es a usted a quien corresponde arbitrar y moderar el
funcionamiento regular de las instituciones y representar al Reino de
España? ¿No está entre sus funciones constitucionales apelar al pueblo y
someter a consulta de la Nación todo proyecto o cuestión que haya
propuesto el presidente del Gobierno? ¿No ha sido usted quién ha firmado
el “decretazo sanitario” aprobado por el Consejo de Ministros? ¿No es
usted quien puede declarar la guerra y también hacer la paz según la
Constitución española?
Ya sé, Majestad, que usted hace
discursos sobre las dificultades económicas que pasan los españoles aún
cuando usted y su familia viven muy por encima de las posibilidades de
nosotros, sus súbditos, su pueblo (¿cómo debemos llamarnos, “súbditos” o
pueblo”?) pero deberá dar la cara ante quienes queramos o no queramos
le mantenemos como Rey. No le hablo de meterse en política; porque negar
la asistencia sanitaria a una persona por no tener unos miserables
“papeles” no es de política sino de tener o no humanidad.
No se deje engañar por sus cortesanos
(qué digo cortesanos! “Asesores”) ni tampoco por aquellos que le han
hecho creer que usted tiene la sangre azul. ¿Se ha hecho alguna vez un
pinchazo? ¿A que su sangre es roja, tan roja como ese inmigrante “sin
papeles” que no tiene corona?
No guarde silencio, Majestad. Cuando
pasen los meses y la gente muera porque no ha podido recibir asistencia
sanitaria o porque no ha podido costearse un tratamiento contra el VIH,
la tuberculosis o el corazón, qué va a decir usted? ¿Se va a lavar las
manos entonces bajo la excusa de que estaba en Rusia matando osos
borrachos o en África cazando elefantes?
Majestad, no tome esta carta como una
injuria; ya sé que las injurias a la Corona constituyen un delito de
“lesa majestad” tipificado en los artículos 490 y 491 del código penal
español, que prevé penas de prisión de cuatro a 24 meses. Eso, le ruego
que no lo tome como una injuria. Estoy seguro que no lo tomará como tal
porque ni a mi me gustaría ser mártir ni a usted le conviene crear
mártires; se lo digo yo que aunque tenga un DNI español sigo siendo
cubano y conozco bien la historia de los falsos mártires.
No guarde silencio. Recuerde que la historia y toda la gloria del mundo caben en un grano de maíz.
tomado de legalcity
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