viernes, 4 de enero de 2013

BREVE VERDAD QUE A DIARIO VEMOS



Esta mañana he vuelto a mirarme al espejo. Mi bigote no era nada trascendente. Tampoco mis ojos brillaron en la oscuridad. Entonces, solo entonces, me he convencido firmemente que no soy gato y que tampoco tengo rasgos felinos. Lo bueno de ser gato – y lo reconozco – es tener siete vidas; aunque claro, “depende” de que vida tengamos o hayamos tenido o tendremos en un futuro. Solo se y puedo afirmarlo con total seguridad, es que esta no la quiero. Sí, no soy un suicida y  puede ser que no sea yo el que esté confundido, sino que sea el mundo, patas arriba, quien termina por hacernos dudar de nuestra cordura. A usted y a mí.

Tengo un amigo, allá en Alicante, que suele preguntarme en ocasiones los “porqué” de esto o de esto otro, como si yo – y otra vez retomamos el inicio de esta historia – fuese un gato, ya hubiese vivido otras seis vidas y me las supiera todas o tuviera la sapiencia acumulada de un Nostradamus o un Confucio del Siglo XXI. Lo cierto es que sus preguntas me dejan un vacío de poder explicar las cosas desde el punto de vista lógico - o desde la lógica humana para ser más precisos - y no creo que una relectura de las obras de Carlos Marx, Vladimir Ilich Lenin o por el contrario, de algún escritor apologético del sistema capitalista o neoliberal, me permita arribar a una conditio sine qua non acerca de que está sucediendo hoy en día o si el socialismo es mejor que el capitalismo o viceversa.

Tengo hechos unos apuntes sobre el tema. Es cierto. También es cierto que no soy ningún especialista, pero mi querido Mijail, las cosas no son tan sencillas. Tú, como muchos, miras la vida desde el punto de vista matemático: dos más dos son cuatro. Incluso, tu modo de vivir y el de explicar el funcionamiento de esta maquinaria llamada sociedad humana es sencillo. Según tú, el mundo se desarrolla por ganancias ya sea mediante pequeños o medianos círculos, pero siempre en avance indiscutible hacia una sociedad más desarrollada; y sí, resulta indiscutible el hecho de que en materia tecnológica, hemos logrado lo que en siglos precedentes parecía imposible de lograr. Aviones, vacunas, células madres,… Tú eres el reflejo de muchos, de una gran mayoría, yo soy de los que valorando todas las grandes bondades que la inteligencia humana nos ha puesto al alcance de las manos para mejorar nuestra calidad de vida cree, sin discusión alguna, que en materia de valores humanistas hemos retrocedido y seguimos retrocediendo.

Mientras se nos pide que reciclemos, y que en el depósito amarillo coloquemos los envases plásticos, en los verdes el vidrio y en los azules el papel y el carbón para “ayudar a salvar el planeta”, miles de fábricas en el mundo entero envenenan sin freno nuestra ya maltrecha capa de ozono. Acá veo a Don Juan de los Palotes donando 10 000 euros para combatir el hambre en África, mientras sus fábricas envían más de 10 000 toneladas de productos químicos al medio ambiente para contribuir sin tapujo alguno a incrementar la sequía en el llamado “continente negro”. Mientras miles ansían un plato de harina de maíz para poder irse a la cama con algo caliente en sus estómagos, otros “piden maíz” para mover su coche el fin de semana. Mientras se habla de austeridad financiera, las grandes empresas se apoderan de tu mente y te consumen y te convierten en un consumista más de este deteriorado planeta el cual tú, mi querido Mijail, derrochando tus finanzas, ensucias cada día más.

Espero que si lees esto, comprendas porque, a veces, mi respuesta a tus preguntas, es un agudo silencio. No creas que es falta de educación. Simplemente cada día, con tácito afán, busco el modo de hacerte entender que tus matemáticas son una ciencia grandiosa, muy exacta y que tú mismo con las fórmulas correctas, concluirás que no es necesario vivir siete vidas para darse cuenta que este mundo está patas arribas y tenemos que cambiarlo. AHORA.

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