miércoles, 15 de mayo de 2013

En la Cueva.




Nací en una cueva. Lo se porque he vuelto a vivir y no conozco mi pasado. Miro esta ropa que me cubre. Esta camisa azul... mi pantalón negro, parece un uniforme... lo es. No me aterra,... ¿por qué habría de hacerlo? Cada trozo de vida pasada ha quedado allí, donde se puso, donde se quedó, donde alguien hurgará para intentar descifrarme. Donde alguien dirá "vaya mierda... vaya jilipollas" Alguien - tal vez hasta yo mismo pueda hacerlo -  lamentará tanto derroche de extroversión e inteligencia. Donde " otro alguien" me enjuiciará por la misma cosa y de modo diferente. Algo excluyente y de soslayo... buscando no herirme o mejor dicho buscando hacerlo pero que no me de cuenta. Una odisea.

Aclaro, no me conozco pasado alguno. Me descubro, hoy, diferente o igual. Me da lo mismo.

Hace días renuncié "temporalmente" al Facebook. E intenté volver a mi cueva de siempre, a sembrar las migajas en el piso, ubicar mis vasos con ron, encender mis velas, ... quería escribir. Y la musa vino, llena de angustia como casi siempre. Y me recordó que al otro día era domingo, que mi madre llevaba 25 años fallecida y que se quedaría a mi lado, pero no me "iluminaría" a escribir nada por la fecha.

"No te dejaré que le cagues la vida a la gente con tu sufrimiento" - así me dijo.

Yo opté por recordar a quien no merecía mi partida... opté también por pensar que Lissy estaba en lo cierto, que merezco un futuro mejor para mi, que debo actualizar mis prioridades. Y en esta madeja de gente que existe y participa de mi vida, tenía a una persona encerrada en el cuarto oscuro.  Solo entonces volví por ella, para escribirle y retroalimentarme con sus letras. Hoy me pidió que no me fuera. Incluso me prometió unas lineas de amistad.

He vuelto a mi cueva. Quien me ilumina de verdad, quizás, ahora duerme... y yo, de idiota he estado pensando en mis cinco últimos años y en mis próximos cinco - el quinquenio - ... busco, ahora, comprarme un auto nuevo, seguir amando a Camila y fajarme continuamente con su madre. Luego, la noche comienza a caer, y en el cielo se me dibujan los recuerdos de un día como hoy hace poco tiempo, acostado en una cama, teniendo sexo y reventando unas ideas para conquistar Europa.

Pienso que incluso, no merezco ni la felicidad que tengo.

Mientras, espero esas letras que ella me prometió. Solo así, quizás, pueda volver a conquistarme en esta tierra incómoda.

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