por Tamara Rodríguez Puerto
La sencillez que mantiene en su discurso el Grupo Katey seduce, porque albergando ambivalencias y hallazgos varios, mantiene su apariencia elemental, su ingenuidad estructural.
La sencillez que mantiene en su discurso el Grupo Katey seduce, porque albergando ambivalencias y hallazgos varios, mantiene su apariencia elemental, su ingenuidad estructural.
"Germinar", en su afán de precisar las estructuras de la arquitectura que armoniza con el paisaje, es el objetivo central de esta escultura, situada en uno de los accesos más destacados de la ciudad de Faaborg, Dinamarca.
Su esencia de planta que renace en forma humana desde una semilla que germina, crece y desarrolla, se transmuta en una esencialización orgánica de la misma, erigida sobre su perfil natural e insinuando movimientos ondulatorios por medio de sus brazos-ramas, entrelazados, que da la sensación de unidad y cadencia psicológica, poetizadas en una sabia conjugación con el paisaje de la escuela.
"Germinar" se recoge o se abre en la sugerencia de la introspección o de una ostentación. Se insinúa y transfigura en continuo fluido que recorre con ritmos orgánicos. La escultura entera se anuda y se desanuda, sugiriendo tierna y socarronamente un aludido juego erótico, pero sin dudas, es mi percepción de esta obra realizada por Arcadio Tomás Capote Cabrera y Rubén Peña Balmaseda, una más para su larga lista.
"Germinar" se recoge o se abre en la sugerencia de la introspección o de una ostentación. Se insinúa y transfigura en continuo fluido que recorre con ritmos orgánicos. La escultura entera se anuda y se desanuda, sugiriendo tierna y socarronamente un aludido juego erótico, pero sin dudas, es mi percepción de esta obra realizada por Arcadio Tomás Capote Cabrera y Rubén Peña Balmaseda, una más para su larga lista.
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