Por: El Cojito Bibijagua.
-¿Qué curioso, y tú querías que tu abuelita fuera a Estados Unidos?
Fue la pregunta estúpida, sin lugar a dudas.
Fue la pregunta estúpida, sin lugar a dudas.
Más que tratar o querer que mi abuela viaje a la Antártida,
Groenlandia, o Islas Pascuas, el cuestionamiento está en la posibilidad viable
de que sus deseos y a donde su mente la
quiera llevar, encuentre vereda.
Las fronteras de mi abuela, podría definirlas
entre la calle 87 y la calle 97, en la
trayectoria que a diario hace desde la calle 16 y la calle 20, para solo visitar
a sus seres queridos. La suma de los metros es innecesaria, porque ya mi
sobrino que cursa el segundo grado, concluyó que con sus 8 años, ha conocido más
mundo que su bisabuela que suma más de ocho décadas de edad.
Las razones de ella son simples, nunca vio la
necesidad de salir de sus cuatro paredes mal pintadas y repelladas, siquiera había
conquistado en su juventud de doncella bella, la idea de compartir una copa en
un cabaret de moda, porque su responsabilidad y diversión se centraba en cuidar a sus
hijas, para luego tener el derecho divino de cuidar a sus nietos y esperar con
deseo incalculable la oportunidad de disfrutar a sus bisnietos.
La vida impone siempre lo que no deseamos, el
tener que enterrar hermanos, esposo, además de sufrir cada pérdida física y
material, es una carga pesada, que seguramente llegar a longevo, más que un
premio, sería una condena en sufrimiento, envejecer
es solo para valientes. Los anhelos
congelados, la lejanía de hijos y nietos, fueron algunas de las calamidades
acumuladas en esas estrechas fronteras de mi abuelita, incluso esas mismas que
ella se impuso.
Las fronteras también se imponen, se adjudican por
voluntad propia y poco estudiada. Ella como cualquier mortal no escapó de sus
propias limitaciones y de sus conocidas capacidades de desarrollo.
Desconoce por completo su derecho a ir a donde
quiera, y sin ahondar en lo que como ciudadana de este mundo le corresponde, es
correcto que ella, sí, ella misma, vea la posibilidad de romper aquellas
delgadas líneas fronterizas que se ha impuesto por más de ochenta años.
Al decidir hacerlo se encuentra que una doble
moral también le espeta a la cara, que su humilde presencia en este mundo
polarizado y politizado también le frena la intención genuina y autónoma de
querer ir a donde quiera, porque ni es
bloguera, no tiene premios ni fama regalada por un aparato mediatizado y
dictatorial. No tiene un nombre más que el de Esperanza, la viejuca de la calle
16 en un Tulipán olvidado por los tiempos. Ni cruza el Estrecho de la Florida,
en ataduras de desechables objetos para ganarse una residencia que es negada a miles de miles de
latinoamericanos que mueren antes de llegar a la frontera de una American Way
of Life.
No se trata de que si quiero o no que mi viejuca
dolida, de paso lento y bastón en mano, vaya a visitar a su hija esclava por decisión propia, que se encuentra en una
ciudad extraviada como otras, sin importar que esté en el Norte o en el Sur,
sin importar siquiera que pertenezca a la Vía Láctea.
Lo que quiero y trato de defender es que todos,
como mi abuela, los sin nombres, los ignorados, los desposeídos, vengan de
donde vengan, tengan y puedan, como aquellos que se venden en una vida inmunda
de pesos y dólares inmerecidos, también encontrar el camino hacia un lugar que
nos pertenece a todos por igual.
-¿Qué
curioso, y tú querías que tu abuelita fuera a los Estados Unidos?
Tengo que ser honesto, hacía años, desde que salí
de una Cuba menos polarizada, no había escuchado una pregunta tan mediocre como
esa.
Mi abuelita querida seguirá intentado romper esas
fronteras impuestas, aunque sean las de la calle 16.
Yo, en mi modesta propagación de grito, seguiré
pensando y pidiendo que todos a los que mi abuela representa y en los que me
encuentro, tengamos al menos el derecho de despegar.
Ya lei , me emociene de veras , por cuanto conozco a tu abuela y pense en la mia; en cuanto a Papita, no seas duro con ella , tu tia sin decirmelo, se que te ama inmensamente y ese amor, que te falta de ella por la distancia y el camino, que le toco tomar, no por ir detras de los dolares, el ser humano es aun mas complejo, que simples pendejos dolares, rebaza todo entendimiento humano , pues detras de todo esto existen cadenas espirituales ocultas, que son las que hacen, que el cuento este alreves , sino fuera asi, verias a tu tia en tu tierra tan bella como siempre y sonriente, tambien me pregunto, como es posible de hablar de la tia, que te ama , si tu has recorrido ya este mundo y habitas en tierras tan lejanas como la Colombia, en relacion a lo de los titulos imperiales de ciertos blogueros, estoy contigo amigo, ciertas personas , solo ciertas personas son elegidas por los servicios de espionaje de los gringos , a esos amigos, leS abren el espectro de la publicacion, el resto, el que no esta diseñado para los propositos, que ellos buscan los silencian y controlan a traves de todos estos medios. De Alexei Garcia Cid.
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