domingo, 30 de junio de 2013

Lo que iba a ser el trampolín para Miami, se les convirtió en una trampa

por Roberto A. Lamelo

Fernando Ravsberg, uno de las voces "actuales"  dentro del tema "la prensa en Cuba" comenta en su blog que se encontró en días pasados con los disidentes cubanos que acampan frente al Ministerio de Relaciones Exteriores de España reclamando el reinicio de las ayudas económicas que, según su punto de vista, el gobierno español tendría la obligación de entregarles por tiempo indeterminado.
Allí llevan acampados más de un año y las autoridades no les dan ninguna respuesta. Según el acuerdo firmado en la Habana España tendría que seguirlos subvencionando y Madrid asegura que ya les ha dado bastante y que es hora que salgan adelante por sus propios medios, como si salir adelante, en un país como España, con 6 millones de parados fuera tan fácil. 

Se sienten traicionados por el gobierno español y han envíado una carta al presidente de los E.U.A Barack Obama, pidiéndoles asilo político, pero Washington les contesta que de eso ni hablar, ya están en un país democrático y por lo tanto perdieron el derecho que tenían cuando vivían en Cuba.

Son una gran parte de los 250 presos políticos liberados por gestiones de la Iglesia y Madrid, el resto - apenas 12 - se quedaron en Cuba y siguen haciendo política dentro de la isla. El resto, esos que llevan 400 días acampados en Madrid, viajaron con sus familiares más cercanos y salieron rumbo a España, con la íntima certeza de que desde allí podrían saltar a Miami.

Si hay algo de cierto en esta historia es que  durante medio siglo la política migratoria de los EEUU hacia Cuba le ha quitado el agua a la pecera donde debería  nadar la oposición, restándole base social y dirigentes. Y lo curioso es que después los mismos diplomáticos de Washington se preguntan por qué la disidencia no crece. La Habana patalea contra la Ley de Ajuste Cubano pero sigue permitiendo la salida al exilio de sus adversarios políticos, sea para vivir como “sin techo” en las calles de Madrid o bajo el manto protector de EEUU. Me recuerda a aquel viejo proverbio que aconseja tenderle un puente de plata al enemigo que huye.

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