Un asiduo lector me comentaba si todavía sentía dolor por la pérdida de mis Elefantes, derrotados por quienes, parece, serán los nuevos Campeones Nacionales de la pelota cubana –digo, si no ocurre una hecatombe beisbolera. Pero no, otras tareas ocuparon mi tiempo en los últimos días, de ahí mi ausencia en la red, aunque he estado al tanto de la final de los play off…
Tanto que me atrevo a sacar experiencias de las “novedades” de esta Serie, como las nunca felices conferencias de prensa finalizados los partidos, las discutidas y discutibles decisiones arbitrales y el papel de los colegas, que entre comentarios, fallidas interrogantes y el irrespeto de algunos entrevistados, sí estamos obligados a sacar conclusiones…
Aunque dicho y redicho –lo vuelvo a decir yo-, la prensa cubana está obligada a dar un vuelco en su actuar. Creo firmemente que mis colegas son lo suficientemente profesionales como para asumir el papel que nos corresponde, pero hay que ser más agresivos, que no quiere decir irrespetuosos, porque pecamos de demasiada nobleza, cuando ciertos personajes se creen dueños de la situación y de cualquier situación.
Y digo que malogradas conferencias de prensa, porque además de los fallos de audio, iluminación y estructura de las mismas, la peor parte la llevamos los periodistas, al faltarle energía a los reporteros en incisivas preguntas –más que de apreciación beisbolera, recuerde que en Cuba todos conocemos de pelota- y a quienes les disgusten las interrogantes, pues allá ellos, pero quedarse callados ante las groserías de algunos, me ha dejado el sabor de la derrota.
Primero una inadecuada respuesta, después las ironías fuera de lugar de Moré, el manager villaclareño; luego las insolencias de Pestano y en reiteradas ocasiones las indecencias de Víctor Mesa, quien se llevará en su haber el título del más cuestionado en el Clásico cubano de pelota, aunque parezca importarle un bledo y se sienta tan protegido como para continuar con sus desafueros, lo mismo en el terreno que frente a las cámaras de televisión, para Cuba y el resto del mundo.
De las decisiones arbitrales ni hablar. La preocupación mayor es hacia dónde vamos si estos malos ejemplos crecen como la mala hierba y no comprenderé jamás que estos personajes no ofrezcan una disculpa pública –como lo hizo Iday Abreu, luego de su exabrupto en el “Sandino” de Santa Clara- sino que continúen con su mal comportamiento y permanezca, el caso más notorio, al frente de la selección nacional… vaya patrón…
Dicen que la prensa es el cuarto poder –incluso hay quienes la ubican más arriba en esa propia escala, pues te hunde o te salva-, aquí no se qué poder tendrá, yo diría que ninguno, pues entre los males que la aquejan y ahora tener que soportar la arrogancia de directivos y figuras de reconocida trayectoria en el deporte… sin comentarios…
En lo personal me he propuesto no permitirle a nadie me vapulee, exigiré respeto, sea quien sea, pero no se trata de posiciones aisladas, es como para sacar las moralejas pertinentes, y allá la Comisión Nacional de Beisbol con el mal precedente que ha sentado… otro hecho que debiera tenerse en cuenta… pero ¿quién? …qué pena…
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