lunes, 26 de agosto de 2013

La Estatua más bella del Mundo. El David de Michelangelo. Parte I

para Diana Carballo, con todo mi amor.
por Roberto A. Lamelo

Cuenta la historia, esa que no falla, que era La hermandad de Santa María del Fiore la propietaria de un enorme bloque de mármol dejado por Agostino Di Duccio, quien lo trabajó anteriormente sin poder extraer de este figura alguna.

-       -   Maestro, nadie ha podido sacar una pieza de este gigante, le dijo Piero Soderini, el primer       canciller de la república florentina al artista Miguel Angel. 

No mentía Piero, aunque de hecho lo hacía. Di Duccio no había sido el único artista que había fallado. La enorme pieza de mármol propiedad de la Fábrica de la Catedral de Florencia, se le había propuesto como encargo no solo a Agostino Duccio en 1462 y Antonio Rosselino en 1476, quienes rechazaron la oferta debido a varias dificultades técnicas que atravesaban con su empresa; también se realizó el encargo al propio Leonardo da Vinci, ya anciano, y que tenía bastante experiencia con la escultura en bronce, rehusando también la oferta. Después de permanecer abandonado en el patio de un taller de la Catedral durante nada menos que 25 años, por medio de varias amistades que tenía Miguel Ángel por aquel entonces, le llegaron rumores sobre la existencia de la enorme pieza y se interesó por el proyecto haciéndose con el bloque de mármol. 

El bloque de mármol a partir del cual se creó el David había sido extraído de la cantera de Fantiscritti, en Carrara, y había sido transportado a Florencia por el mar Mediterráneo y remontando el río Arno hasta la ciudad. El bloque, de 18 pies de altura y denominado "el gigante", había sido dañado primeramente por un artista llamado Simone da Fiesole, que lo había estropeado tratando de esculpir una escultura en él. El bloque fue apartado por los encargados de Santa María del Fiore y abandonado durante años. Tanto Agostino di Duccio como Antonio Rossellino esculpieron el bloque sin éxito, abandonándolo con varias fracturas y partes a medio trabajar. Las autoridades de la Opera del Duomo comenzaron la búsqueda de un escultor que lograra terminar el trabajo. El 16 de agosto de 1501, la Opera del Duomo de Florencia encargó oficialmente la escultura del David a Miguel Ángel, veinticinco años después de que Rossellino abandonase el trabajo sobre el bloque de mármol. El artista comenzó a trabajar en la escultura el 18 de septiembre, un mes después de recibir el encargo, y trabajaría en ella durante dos años.

En 1501, los responsables de la Opera del Duomo (institución laica encargada de la conservación y el mantenimiento de los bienes pertenecientes a lugares sagrados, como las iglesias), oficina de trabajos de la Catedral de Florencia, y varios miembros del influyente gremio de Mercaderes de la lana, plantearon la construcción de doce grandes esculturas de personajes del Antiguo Testamento que se colocarían sobre los contrafuertes externos al ábside de Santa María del Fiore. Antes del David, sólo dos de estas esculturas habían sido construidas, una de ellas por Donatello y la otra por su discípulo Agostino di Duccio.

Tras la expulsión de los Médici de Florencia en 1494, Miguel Ángel se había visto obligado a volver a la casa de su padre, viajando a Venecia, Bolonia y Roma. En Roma, el Papa Julio II le había encargado la Pietà del Vaticano. Miguel Ángel no había realizado todavía ninguna obra importante en su ciudad natal, por lo que tomó una postura agresiva para que le encargasen a él la escultura del David, lo que generó tensiones con el resto de los escultores florentinos.

Michaelangelo Buonarotti (1475 -1564) fue sin duda alguna uno de los artistas más destacados del arte italiano del siglo XVI, el paradigma del genio renacentista que abarca todas las artes. Como hicieron Leonardo da Vinci o Rafael, Miguel Ángel trabajó con maestría la pintura, la arquitectura, el dibujo y, sobre todo, la escultura.  Hombre de espíritu noble y culto, en sus obras se plasma el vigor de su carácter, sentimientos dispares que transmite a su obra con una facilidad digna de admiración. Esto, junto a su particular visión de la figura humana, es lo que llevó a príncipes, papas y cardenales a encargarle obras muy diversas. Su formación artística fue temprana: a los 13 años ya estudiaba las esculturas de la antigüedad clásica que había en la colección de los Médici (gobernadores de la República de Florencia), y también tuvo la oportunidad de examinar las ruinas romanas que se estaban descubriendo. De este modo, Miguel Ángel encarnó los valores del Renacimiento, con el retorno a los modelos clásicos, exaltando la figura humana desnuda y su conciliación con la naturaleza. El hombre se convertía en la medida de todo.

En Septiembre del año 1501 y después de hacer varias pruebas con el bloque para comprobar su calidad y firmeza, Miguel Ángel Buonarroti aceptó el encargo y puso enseguida manos a la obra. En Octubre, el prestigioso artista mandaba construir en torno a la pieza una estructura de madera para proteger y ocultar su empresa. Algo más de dos años tardó en esculpir la enorme pieza de mármol Miguel Ángel. No obstante, el artista recibió el encargo oficialmente el 16 de agosto de 1501 contando con tan sólo 26 años de edad. 

Concluida la obra tanto Giuliano da Sangallo (1445-1516), como Leonardo da Vinci (1452-1519), sugirieron colocar la estatua bajo el Pórtico de la Plaza de la Señoría; oscurenciendo la pared del fondo, el color blanco del mármol destacaría enormemente sobre la pared oscura. Pero el confaloniero de justicia Piero Soderini decidió finalmente ubicarla en la Piazza della Signoria, atribuyéndole a la obra un valor más civil que el religioso original. Miguel Ángel se impuso a una comisión de artistas célebres florentinos, entre los que se encontraban Andrea della Robbia, Piero di Cosimo, Pietro Perugino, Leonardo da Vinci, Sandro Botticelli y Cosimo Rosselli, que pretendían colocar la estatua en la Loggia dei Lanzi. Miguel Ángel impuso su criterio de colocarla frente al Palazzo Vecchio, aunque esta decisión dejó al David desprotegido frente a las inclemencias del tiempo. La escultura fue trasladada desde la Opera del Duomo a la Piazza della Signoria la noche del 18 de mayo de 1504, y fue alzada y colocada en su emplazamiento definitivo el 8 de junio del mismo año. Finalmente, el David fue descubierto a la ciudad de Florencia el 8 de septiembre de 1504.

Miguel Ángel, que no presenció el debate, contó desde un principio con el apoyo de las autoridades locales y su "gigante" se situó, según sus deseos al frente de la fachada del Palazzo Vecchio, a un lado de la entrada principal; de esta forma, su "gigante" podría ser observado en todo su esplendor por todos los florentinos.

El David se presentaba a los Florentinos oficialmente el 8 de Septiembre de 1504 en la Plaza de la Señoría coincidiendo con la fiesta de la Virgen. La escultura resultó un enorme éxito por su calidad y belleza que maravilló a todos los florentinos. A la famosa escultura la han acompañado durante toda su historia numerosas envidias y diversos actos vandálicos, y después de haber sobrevivido a la intemperie durante varios siglos en la Plaza de la Señoría de Florencia, coincidiéndo con el cuarto centenario del nacimiento del prestigioso artista se decidió restaurarla y protegerla bajo una tribuna cubierta de estilo Neo-renancentista en la Academia de las Bellas Artes desde el año 1882; el original se sustituyó por una copia realizada por el copista Arrighetti en la Plaza de la Señoría.

La escultura representa al Rey David bíblico en el momento previo a enfrentarse con Goliat, y fue acogida como un símbolo de la República de Florencia frente a la hegemonía de sus derrocados dirigentes, los Médici, y la amenaza de los estados adyacentes, especialmente los Estados Pontificios. Es una de las obras maestras del Renacimiento según la mayoría de los historiadores, y una de las esculturas más famosas del mundo. Actualmente se encuentra expuesta en la Galería de la Academia de Florencia, aunque hasta 1910 estuvo ubicada en la Plaza de la Señoría de la capital toscana; desde entonces en su lugar se erige una copia de la obra a tamaño real realizada también en mármol.

El trabajo de preparación de la escultura definitiva incluyó bocetos, dibujos y modelos a pequeña escala de cera o terracota. Miguel Ángel pasó directamente de estos estudios preliminares al trabajo sobre el mármol, sin hacer un modelo de yeso a escala real, como hacían otros artistas de la época como Giambologna. El David fue esculpido mediante cincel desde distintos puntos de vista, puesto que Miguel Ángel lo diseñó para que fuese admirado desde cualquier punto de su perímetro, de forma diametralmente opuesta a la manera medieval que diseñaba las esculturas para ser vistas exclusivamente desde el frente.

El David contrasta con las representaciones previas de Donatello y Verrocchio en las que David aparece con el cuerpo de Goliat asesinado. El genio italiano no se ajustó a la visión tradicional del David, que siempre se había representado como un adolescente con rasgos delicados. Miguel Ángel nos muestra un joven poderoso lleno de energía y concentración. En la versión de Miguel Ángel, Goliat no aparece, por lo que se interpreta que aún no ha sido vencido. El cuerpo de David es el de un hombre musculoso, no el del muchacho de las obras de Donatello y Verrocchio. En lugar de aparecer victorioso como en las dos versiones antes mencionadas, David aparece en tensión y preparado para el combate. Su cuerpo se encuentra girado con un ligero contrapposto: la pierna izquierda se adelanta a la derecha, el brazo izquierdo se eleva y se curva hasta que la mano casi toca el hombro, mientras que el brazo derecho se deja caer hasta que la mano toca el muslo, el torso se curva sutilmente, la cabeza mira hacia su izquierda, manteniendo los ojos fijos en su objetivo, con el ceño fruncido. El rostro evidencia esta tensión contenida, además, con una mueca de odio y las aletas de la nariz bastante abiertas. El movimiento es contenido, centrípeto con líneas de fuerza que vuelven al bloque. La mirada ha sido interpretada en el sentido de que la escultura muestra el momento en el que David ha tomado la decisión de atacar pero aún no ha comenzado el combate. Otros expertos, como Giuseppe Andreani (director de la Academia de Bellas Artes de Florencia), opinan sin embargo que la escena muestra el momento inmediatamente posterior al final de la batalla, y que David contempla tranquilamente su victoria.

(continuará)

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